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Opositores al gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, participan en una manifestación contra el gobierno nacional el sábado 22 de abril de 2017, en Caracas (Venezuela). EFE/Cristian Hernández
Opositores al gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, participan en una manifestación contra el gobierno nacional el sábado 22 de abril de 2017, en Caracas (Venezuela). EFE/Cristian Hernández

La Oposición Venezolana no da marcha atrás

Con un nuevo cronograma de manifestaciones, la coalición opositora al régimen de Nicolás Maduro no pretende descansar hasta que el gobierno libere a los presos…

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Durante la semana pasada, la oposición venezolana convocó a “la madre de todas las marchas” en contra del régimen de Nicolás Maduro el día miércoles 19 de abril. El mandatario ordenó a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y a los Colectivos Armados (grupo violento organizado por Hugo Chávez para mantener el caos en las calles) a “defender la Revolución”, reprimiendo a mansalva a quienes pretendían ejercer su derecho constitucional a manifestar su descontento, y alentando una contramarcha oficialista, aupando el caos y el enfrentamiento.

Con un saldo de más de 15 muertos y un número indeterminado de detenidos (se estiman que pudieron haber sido más de 500 a nivel nacional), los gases lacrimógenos, los perdigones y las balas no han desalentado a la gran mayoría opositora, quien el día sábado convocó a una manifestación en silencio “por los caídos”, que se dirigió a la Conferencia Episcopal de Venezuela.

La marcha del día sábado fue tan grande que logró unir los dos extremos de la ciudad de Caracas, conocidos por ser el espejo de las realidades económicas opuestas en Venezuela durante décadas.

Este evento será recordado por muchos como el momento en el que el sueño de Hugo Chávez se hizo realidad: por primera vez los venezolanos son todos iguales; igualmente pobres, están igualmente hambrientos y sufren la misma desesperación por el fracaso de un modelo económico que desabasteció al país, quebró la maquinaria petrolera y ha hundido al “secreto mejor guardado del Caribe” en la más honda miseria.

Cada manifestación ha estado encabezada por algún representante de la Mesa de la Unidad Democrática, de la Asamblea Nacional y otros líderes opositores como la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori, quien no ha cesado en manifestarse contra el injusto aprisionamiento de su esposo, líder político y candidato presidencial opositor.

Estas manifestaciones surgieron como consecuencia de la sentencia dictada por el Tribunal Supremo de Justicia el día 30 de marzo, en la que asumía las competencias de la Asamblea Nacional (dominada por la oposición), violando abiertamente la constitución y ejecutando un autogolpe de estado por definición.

La respuesta fue inmediata, y la Mesa de la Unidad Democrática convocó a una marcha hacia la oficina del Defensor del Pueblo, Tareck William Saab, para denunciar la estrategia inconstitucional del Régimen. Tres días después Nicolás Maduro dio marcha atrás a la sentencia, pero ya la gota había derramado el vaso.

Después de días enteros bajo el sol, en marcha, asfixiados por los gases lacrimógenos, acorralados por los colectivos armados, y noches violentas con ráfagas de balas en los barrios más necesitados de la capital, la Oposición no da marcha atrás.

La convocatoria del día de hoy es al “Gran Trancazo Nacional”, donde se ha organizado el bloqueo de las principales arterias del país de manera pacífica, invitando a todos los ciudadanos a sentarse en las calles y obstruir el paso, sin incitar a la violencia, pero bajo la clara amenaza de que las tanquetas con gas lacrimógeno y agua volverán a arremeter contra la ciudadanía que pretende ejercer su derecho.

Debido al cerco que ha impuesto el Régimen sobre los medios de comunicación, los venezolanos han debido recurrir al Twitter y al Whatsapp para poder organizarse y hacer llegar la información a nivel nacional e internacional, pues mientras algunos son golpeados, detenidos y asfixiados en las calles, representantes del gobierno bailan en la televisión o transmiten documentales históricamente manipulados.

Como bien han repetido los líderes opositores, y en una Venezuela que ya no tiene nada que perder, el momento de la libertad “es ahora o nunca”.