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(3 de abril de 2017) Dos obreros que caminan sobre la tierra agrietada del fondo de la presa "Sábanas Blancas", que se encuentra por debajo del mínimo de su capacidad de embalse en la provincia de Ciego de Ávila (Cuba). EFE/Alejandro Ernesto
(3 de abril de 2017) Dos obreros que caminan sobre la tierra agrietada del fondo de la presa "Sábanas Blancas", que se encuentra por debajo del mínimo de su capacidad de embalse en la provincia de Ciego de Ávila (Cuba). EFE/Alejandro Ernesto

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“El futuro… Las capas de hielo polar se han derretido, cubriendo la tierra con agua. Aquellos que han sobrevivido se han adaptado, a un nuevo mundo”. Así empezaba el guión de Waterworld (1995) dirigida por Kevin Reynolds, considerada una de las “peores” películas post apocalípticas de la historia del cine.

Pero, ¿Qué tan lejos estaba Reynolds de una previsión de 22 años hacia delante?

Durante años de difusión del conocimiento científico, “el hueco en la capa de ozono”, las especies en peligro de extinción y tantas otras causas - que parecieran ser tan sólo histeria publicitaria de Greenpeace - Trump y sus secuaces estuvieron sintonizando otro canal de televisión.

Durante la última semana, el Presidente Donald Trump ha desarmado los programas contra el cambio climático instaurados por su predecesor, Barack Obama, que formaban parte de una coalición con China por enfrentar el cambio climático como lo que es: una amenaza real y palpable a la vida en el planeta tierra.

Gracias a lo que entonces se conoció como el Pacto de París, ambos países invirtieron en el desarrollo de energías renovables y medios alternativos para el reciclaje, la preservación de las reservas de agua potable y la reducción en la emisión de dióxido de carbono.

Pero Trump ha decidido desmantelar estas políticas “dañinas e innecesarias”. ¿Su argumento? La descalificación absoluta del cambio climático como un hecho científicamente comprobado y la oportunidad de “miles de puestos de trabajos” en las plantas alimentadas con carbón, que habrían sido sustituidas durante la Administración Obama por fincas alimentadas con energías eólica y solar.

El acuerdo de París contemplaba un programa para evitar el calentamiento de la tierra más de 3.6 grados, un punto en el que, según los científicos, la tierra se encerraría irremediablemente en un futuro de graves inundaciones, subida del nivel del mar y escasez de comida, según un reporte del New York Times.

El ex presidente Obama se había comprometido con la reducción de emisiones de carbono en los Estados Unidos de hasta un 26% entre 2005 y 2025, con la activación del Plan Energía Limpia, que ahora está en vía de eliminación.

“Este no es el momento para que ningún país cambie su curso en la amenaza seria y real del cambio climático”, aseguró Erik Solheim, director ejecutivo del Programa Ambiental de las Naciones Unidas. “La ciencia nos dice que necesitamos ser más arriesgados y comprometernos de manera más ambiciosa”, según continúa el reportaje.

¿Quién sustituiría a Estados Unidos como potencia ambientalista contra el cambio climático? Esa respuesta es fácil: China. Un país con grandes tasas de contaminación y con gran territorio dedicado a la agricultura que se ve frecuentemente afectado por las inundaciones, así como las graves afecciones a la salud de la población. Pero, según John Light, la inversión en la energía “verde” podría ser una de las mejores estrategias económicas para la potencia oriental. “De hecho, el Pacto de París podría generar 19 billones de dólares en ganancias” según el reportaje de Salon, y China está al tanto de eso.

Esta sería la contradicción más inmediata a las acusaciones que habría hecho el Presidente Trump, a través de su cuenta en Twitter, de que el cambio climático era una invención de China. Muy contrariamente, sería esta la oportunidad de la potencia de aventajar al país americano.

La amenaza que supone el desconocimiento de años de investigación científica sugiere una aversión hasta medieval a lo que no conviene a una organización corporativa con ínfulas de gabinete presidencial.

Tras la aprobación de dos proyectos de oleoductos que atentan directamente contra el medio ambiente y la retirada del programa de energía verde de Obama, este es el momento para volver a echar un ojo a aquellas “pésimas” películas post apocalípticas, para ir tomando nota.