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Educación no garantiza mejores trabajos a jóvenes indocumentados

De 22 encuestados graduados de universidad, o de 9 con estudios de postgrado, ninguno consiguió trabajo legal en la carrera elegida.

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Los hijos de inmigrantes indocumentados, aunque logren educación universitaria en Estados Unidos, tienen el mismo destino de trabajos de baja paga y poco futuro que sus padres, según un estudio realizado por un profesor de la Universidad de Chicago.

El sociólogo Roberto G. González, que ha estudiado durante 10 años las vidas de jóvenes indocumentados criados en este país, entrevistó a 150 personas de origen mexicano que emigraron antes de los 12 años y actualmente tienen entre 20 y 34 años.

El resultado, según un trabajo que se publicará en la edición de agosto de la revista American Sociological Review, es que a pesar de crecer "americanizados" y hablar inglés, los sueños de esos jóvenes sobre lo que harán cuando sean mayores no se cumplen.

Según González, muchos inmigrantes asumen que a sus hijos les irá mejor en la vida, pero terminan con los mismos trabajos de los padres, en construcción, restaurantes, limpieza o cuidado de niños.

"Es un grupo joven que, debido a su integración legal a través del sistema escolar público, aprende a trabajar duro en busca del sueño americano", dijo.

"Muchos crecen creyendo que al hablar inglés y tener una educación les irá mejor que sus padres, pero la realidad es otra", agregó.

González, que es profesor asistente en la escuela de servicios sociales de la Universidad de Chicago, realizó las entrevistas cuando trabajaba como profesor asistente en la Universidad de Washington.

En ellas buscó saber cómo hacen estos jóvenes para enfrentar los problemas de identidad, amistad, aspiraciones laborales y la vida diaria.

En la presentación de su trabajo dijo que las conclusiones del estudio podrían ayudar a entender cómo las actuales leyes de inmigración de Estados Unidos no atienden las necesidades del número creciente de niños y adultos jóvenes que llegan al país con padres indocumentados.

"Tienen que arreglarse solos y enfrentar sus vidas adultas sin un estatus legal", dijo.

En el estudio se señala que los jóvenes indocumentados son integrados al país a través de la escuela pública, pero al convertirse en adultos son separados de los medios necesarios para vivir las vidas para los cuales fueron preparados en la escuela.

La mayoría de los entrevistados por González dijo haber sentido por primera vez los efectos de su estatus indocumentado entre los 16 y 18 años, cuando les pidieron el número de seguro social para un trabajo de medio tiempo, la licencia de conducir o ingresar a la universidad.

Muchos dijeron haberse sentido confusos, enojados, frustrados, con miedo o estigmatizados al enterarse que eran indocumentados.

Sus hábitos sociales cambiaron por no confiar en las personas, los planes de carrera se congelaron y la detención y deportación se convirtieron en amenazas constantes para muchos de ellos, dijo González.

El regreso a su país de origen no es una solución viable para muchos de los entrevistados, porque carecen de vínculos sociales y profesionales, de opciones laborales y de fluidez con el español, además de desconocer la cultura y costumbres.

Setenta y siete por ciento de los entrevistados decidió cursar estudios universitarios como forma de permanecer protegidos por el sistema escolar y mejorar sus opciones laborales.

Sin embargo, dijo González, la experiencia universitaria no sirvió para ampliar sus horizontes y una vez graduados enfrentaron las mismas opciones limitadas de empleo de sus padres o de excompañeros que no fueron a la universidad.

Ninguno de los 22 encuestados que se graduó en universidades de cuatro años, o de los 9 que lograron estudios de postgrado, consiguió seguir de manera legal la carrera elegida.

González, que es un defensor del DREAM Act, dice en su estudio que los educadores y legisladores tienen un papel importante para ayudar a los jóvenes indocumentados en su transición hacia la vida adulta.

"Los problemas que enfrentan estos niños y jóvenes adultos subrayan la necesidad de un enfoque más diverso de las políticas migratorias", afirma.