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Angela Merkel, canciller de Alemania. EFE
 
 

De la Dama de Hierro a la Canciller Merkel

En los últimos 35 años, Europa ha hecho tímidos progresos para incorporar a la mujer en las altas esferas políticas.

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El pasado mes de julio, la británica Theresa May se convirtió en la 28ª mujer en convertirse en jefa de estado de un país europeo. Tras la victoria del Brexit y la posterior dimisión de David Cameron, Theresa May fue elegida por el Partido Conservador para asumir la posición de primera ministra del Reino Unido y liderar la salida de su país de la Unión Europea, donde en estos momentos otras tres mujeres ocupan la posición de líder de gobierno o jefe de estado:  Angela Merkel, canciller de Alemania, Beata Szydło, primera ministra de Polonia, y Dalia Grybauskait, presidenta de Lituania. En Noruega – también país europeo, aunque fuera de la UE–  el gobierno está liderado por la conservadora Erna Solberg.

Que en un total de 45 países europeos sólo haya cinco mujeres jefas de estado no es un dato muy positivo. Sin embargo, la presencia de la mujer en la esfera política europea ha ido mejorando paulatinamente desde que en el año 1979 la conservadora Margaret Thatcher fue elegida primera ministra de Gran Bretaña, convirtiéndose en la primera mujer al frente de un gobierno estatal en Europa.

Fallecida hace tres años y medio, Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, fue primera ministra de Reino Unido entre 1979 y 1990. Su llegada al poder supuso una completa transformación del país, al apoyar la privatización de empresas estatales,  la educación y  los medios de ayuda social. En algunos países latinoamericanos, especialmente en la Argentina, el nombre de Margaret Thatcher no sólo remite a uno de los principales referentes de mujeres políticas, sino también a la Guerra de las Malvinas. 

Desde el año 1979 ha habido otras mujeres menos conocidas que han ocupado altos cargos políticos en Europa,  como Édith Cresson, primera ministra de Francia entre 1991 y 1992, bajo la sombra del presidente François Mitterrand. Cresson ha sido hasta hoy la primera y única mujer en ocupar el cargo de primer ministro en Francia. Según la periodista Élisabeth Schemla, autora de la biografía Édith Cresson, la femme piégée (1993), la breve duración de Cresson en el cargo fue debida en gran parte “a la misoginia de las élites socialistas, la élite política francesa y los medios de comunicación en Francia”, escribe. En la actualidad, Cresson es miembro del Council of Women World Leaders (CWWL), una  red de mujeres que son, o han sido, presidentas o primeras ministras, con sede en Washington DC. El CWWL  fue fundado en 1996 por Vigdís Finnbogadóttir, ex presidenta de Islandia (1980–1996), con el objetivo de movilizar a las mujeres con altos cargos políticos para que impulsen medidas de acción colectivas dirigidas a temas de importancia para la población femenina. Entre los miembros europeos de la CWWL destacan: Dalia Grybauskait, presidenta de Lituania, Tarja Halonen, presidenta de Finlandia entre 2000 y 2012, y Mary Robinson, presidenta de Irlanda entre 1990 y 1997. También son miembros de CWWL dos ex presidentas de Suiza, y las antiguas primeras ministras de Dinamarca y Kosovo y Croacia. La mayoría de países europeos, no obstante, no han tenido nunca una líder femenina al frente del ejecutivo. Es el caso de España, Italia, Suecia y Holanda. 

Según cifras de Naciones Unidas (UN WOMEN), en el mundo hay un total de once mujeres Jefas de Estado y diez Jefas de Gobierno.  Las cifras, correspondientes a agosto de 2016, indican que solo un 22% de los miembros de parlamentos nacionales son mujeres, lo que significa que la proporción de mujeres parlamentarias ha aumentado muy lentamente desde 1995, cuando se situaba en un 11,3% en todo el mundo. Las diferencias son particularmente notables entre regiones: países nórdicos, 41,1%; Américas 27,7%; Europa (excluidos los países nórdicos) 24,3%; África subsahariana 23,11%; Asia 19,2%; países árabes 18,4%; y la región del Pacífico 13,5%.

En España en particular, la proporción de mujeres en política en el año 2016 sigue siendo escasa: representan alrededor del 17% de las alcaldías, un tercio de los concejales y -alcanzando un récord en esta nueva legislatura- el 39,4% de las diputadas. Algunas de las mujeres más influyentes en el actual panorama político español son la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Ambas provienen de plataformas políticas vinculadas a la izquierda más progresista (Ahora-Podemos), en contraste con la línea del gobierno central, liderado por el conservador Partido Popular (PP). En la actual política española también destacan la actual vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría;  Susana Díaz, presidenta de Andalucía, que se perfila como posible secretaria general del Partido Socialista; y Esperanza Aguirre, senadora del PP y ex presidenta de la Comunidad de Madrid.