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Aumentan crímenes de odio contra latinos en CA

Los ataques contra hispanos incrementaron un 46,9 por ciento, pasando de 81 en 2009 a 119 en 2010.  

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Los ataques motivados por odio racial contra hispanos en California han aumentado considerablemente, casi un 50 por ciento, y, según expertos, pueden existir muchos más de los que indican las estadísticas oficiales.

Según un reporte emitido por la oficina de la procuradora general de California, Kamala D. Harris, en general, el número de crímenes por odio racial se mantuvo casi constante en el estado, con 1.100 en 2009 y 1.107 en 2010.

Los crímenes contra personas de ascendencia judía, afroamericana y homosexuales disminuyeron en un 20, 13,8 y 10,8 por ciento, respectivamente, mientras que contra hispanos se incrementaron un 46,9 por ciento, pasando de 81 en 2009 a 119 en 2010.

"Un crimen que tiene como causa el odio es un crimen en contra de todas las personas. Monitorearemos y perseguiremos estos casos con todo el peso de la ley", dijo la procuradora Harris en el informe, difundido este mes.

Un crimen de odio es definido legalmente como un acto criminal basado en la raza, religión, orientación sexual, etnicidad, incapacidades u origen nacional de una persona.

La información fue recopilada a través de programas de recolección de cifras que incluyen al Departamento de Justicia de California, agencias policiales, y oficinas de procuradores en los 58 condados del estado.

En total, 361 casos de crímenes de odio fueron presentados ante los fiscales para darles seguimiento judicial en 2010, lo que representa una disminución frente a los 479 en 2009, de los cuales, solo 70 de ellos recibieron condenas, de acuerdo con la oficina de la procuradora general.

Pese a que el informe no incluye posibles causas que expliquen las tendencias, la alta presencia poblacional de hispanos, la cercanía con la frontera con México, el relativamente joven perfil de este grupo, junto con los efectos de la crisis económica y un discurso político público antiinmigrante son algunos de los factores que podrían explicarlas, dijo el activista Brian Levin.

Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California San Bernardino, señaló que es posible que el número de crímenes sea incluso mayor.

Indicó que es probable de que el hecho de que no se reporten esté relacionado con recortes del personal encargado de esta tarea en departamentos policiacos a consecuencia de la crisis de presupuesto estatal.

De acuerdo con el Censo, 37,6 por ciento de los habitantes de California son hispanos, y de ellos, 25,5 por ciento son menores de 18 años.

El director de inteligencia del Centro Legal contra la Pobreza en el Sur, Mark Potok, dijo que existe un vínculo directo entre la retórica política que culpa a inmigrantes de la crisis económica y el aumento en los crímenes de odio.

Potok dijo que este reporte confirma las tendencias de un estudio publicado por su centro en 2008 que concluyó, sobre la base de la informes del FBI, que hubo un aumento del 40 por ciento de crímenes de odio contra hispanos a nivel nacional entre 2003 y 2007.

"Esto coincide con la propaganda antiinmigrante utilizada por líderes de opinión mediáticos y políticos, particularmente Lou Dobbs y Tom Tancredo, que calumnian a inmigrantes latinos con falsedades", dijo Potok.

El activista apuntó que el número de grupos racistas se incrementó de 602 en el 2000 a nivel nacional a 888 en 2007, lo que representa un alza de 48 por ciento.

"Los grupos de supremacía blanca que normalmente atacaban a afroamericanos y judíos en los últimos años se han enfocado en lo que califican como la amenaza de los inmigrantes latinos y que se relacionan también contra las personas musulmanas", dijo Potok.

El activista alertó de la posibilidad de que exista una nuevo periodo de discurso antiinmigrante relacionado con las posiciones que políticos, particularmente republicanos, han tomado frente a las elecciones presidenciales en EEUU y a su reacción ante cambios en políticas de deportación de la administración Obama.

"Las palabras tienen consecuencias. No es sorprendente que haya una correlación cuando personas en posiciones de poder abrazan el discurso antiinmigrante", finalizó.

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