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El presidente Trump visita el Centro Nacional de Focalización de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para destacar sus propuestas para reforzar las fronteras del país. (Estados Unidos) EFE / EPA / ANDREW HARRER
El presidente Trump visita el Centro Nacional de Focalización de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para destacar sus propuestas para reforzar las fronteras del país. (Estados Unidos) EFE / EPA / ANDREW HARRER

¿Al borde de una crisis constitucional?

Muchos consideran que el Presidente se ha puesto por encima de la ley, pero quienes verdaderamente le han dado esa potestad son quienes renunciaron al…

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Hacer predicciones en la Era Trump es una apuesta peligrosa, en especial cuando el presidente prefiere gobernar a través de la máscara de las redes sociales y cuando las incongruencias de sus decisiones parecen siempre explotar en la cara del menos pensado.

Pero varios analistas nacionales e internacionales han hecho eco de las advertencias del Partido Demócrata cuando, tras la publicación de un memorando secreto el pasado fin de semana, el presidente Donald Trump podría estar poniéndose por encima de la ley.

“Decir que esto implica el fin de la investigación (sobre el Russiagate), que esto es todo lo que Trump necesita para despedir a Rosenstein o a Bob Mueller, podría precipitar una crisis constitucional”, dijo el jefe de la minoría en el Senado, Dick Durbin a CNN. “Si los Republicanos en la Cámara creen que han montado el escenario para que este presidente ponga fin a esta investigación, están diciendo básicamente que en Estados Unidos un hombre está por encima de la ley”.

Durbin hacía referencia al llamado “Nunes Memo”, un comunicado clasificado en el que se cuestionaba el uso del Acta de Vigilancia con Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) por parte del FBI en una investigación sobre la campaña Trump durante el período de elecciones presidenciales del 2016, y en el que se advertía sobre la legalidad de algunas interacciones del buró y del Departamento con fuentes de información extranjera que estaban políticamente sesgadas.

A discreción del Presidente, el documento fue hecho público poniendo en riesgo la continuidad de la investigación y, según varios funcionarios del FBI, sin tomar en cuenta algunos datos erróneos dentro de su redacción.

Para los Republicanos y para la administración Trump en general, la publicación del documento servía como evidencia de que la presidencia del magnate estaba intentando ser saboteada por una investigación sobre la injerencia rusa en el proceso (Russiagate) bajo la supervisión del abogado especial Robert Mueller.

Así pues, durante el fin de semana Trump escribió en Twitter que el memo redactado por legisladores Republicanos sería causa suficiente para poner fin a la investigación de Mueller, poniendo presión sobre el vice fiscal general Rod Rosenstein, quien supervisa al abogado especial.

Para cualquiera con un mínimo de memoria histórica, esto pareciera ser un déjà vu político: en 1973, el presidente Nixon ejecutó una maniobra parecida al despedir al abogado especial independiente Archibald Cox, lo que trajo como consecuencia las renuncias del Fiscal General Elliot Richardson y el Vice Fiscal William Ruckelshaus. Todos sabemos bien cómo terminó ese asunto.

Pero esta vez, la renuncia del presidente ante un inminente impeachment no parece estar en el panorama.

Si bien según Adam Schiff, el Demócrata principal en el Comité de Inteligencia de la Cámara, la decisión de Trump de obviar las advertencias del FBI y del Departamento de Justicia contra la publicación del documento “sería evidencia suficiente del intento del presidente de interferir con la investigación”, según declaró a ABC, la crisis constitucional que se anticipa caerá en manos del Partido Republicano exclusivamente.

Según analiza el diario The Atlantic, el GOP se ha transformado en “una amenaza al orden constitucional”, al respaldar y militar inalteradamente con las decisiones del equipo Trump.

“El problema no es sólo Donald Trump, es el gran aparato político que tomó la decisión consciente de habilitarlo”, explican Jonathan Rauch y Benjamin Wittes en su columna, haciendo hincapié en la necesidad urgente de un partidismo en apoyo a la contraparte Demócrata que pueda salvarnos a todos de este agujero negro.

Palabras más, palabras menos, la crisis es un hecho y todos los dedos apuntan al gran elefante rojo y azul en la sala.