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El presidente de Los Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo norcoreano, Kim Jong-Un
El presidente de Los Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo norcoreano, Kim Jong-Un

5 cosas que podrían salir mal en la reunión entre Trump y Kim Jong-Un

La reunión histórica entre Estados Unidos y Corea del Norte es una de las más delicadas en la política mundial actual. Poner en una mesa a dos mandatarios tan…

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Después de recibir una carta del mandatario norcoreano, el presidente estadounidense anunció el pasado viernes que la histórica reunión entre los dos líderes sigue en pie y se llevará a cabo el 12 de junio. Ante la presión, muchos anticipan que la inestabilidad de Trump y la paranoia de Jong-Un podrían ser la receta del desastre.

¿Qué podría salir mal?

Una silla no es sólo una silla

La planificación del encuentro ha tenido a los encargados de protocolo de ambos bandos en una intensa planificación por miedo a saltar detalles clave.

Entre “difíciles negociaciones diplomáticas”, las delegaciones – que ya se encuentran en Singapur desde la semana pasada – han determinado hasta la importancia de la silla que se le otorgue al mandatario norcoreano.

“Frecuentemente la persona con el mayor estatus entra al lugar de la cumbre de último y se sienta lo más lejos posible de la puerta”, dijo un funcionario japonés al New York Times.

Si bien la solución más lógica sería encontrar un lugar con dos puertas, el presidente Trump es conocido por su hábito de romper protocolo, así como Kim Jong-Un es famoso por su sensibilidad al más mínimo de los desaires.

La ocasión perfecta para violar la seguridad

La historia de la dinastía norcoreana es una llena de atentados y asesinatos para llegar al poder. Desde el asalto a la Casa Azul en 1968 contra el presidente surcoreano Park Geun Hee, seis ataques se han llevado a cabo entre las dos Coreas, y Kim Jong-Un es conocido por su paranoia al respecto.

Tan solo hace falta recordar la imagen de 12 de sus guardaespaldas trotando en formación junto al vehículo que le transportaba a la reunión con el mandatario surcoreano el pasado 27 de abril.

El más mínimo indicio de amenaza podría fracturar cualquier intento de conciliación.

El riesgo de un apretón de manos

Durante su mandato, el presidente Trump ha hecho de sus apretones de mano una marca distinguida – sino, pueden preguntarle al presidente francés Emmanuel Macron. Pero tocar a Kim Jong-Un es “virtualmente impensable” siquiera para sus conciudadanos.

Si bien durante su reunión con el mandatario surcoreano las cámaras pudieron presenciar un inusual abrazo, la imposición “alfa” de la gestualidad de Donald Trump podría también ofender al mandatario norcoreano, según explicó POLITICO.

Nos vemos primero, y hablamos después

Según continúa el reportaje, las cumbres para negociaciones tan importantes y delicadas suelen anticiparse con años de discusiones entre grupos de asistentes quienes preparan el terreno para el encuentro final entre ambos líderes. Pero Trump y Jong-Un “han volteado ese proceso”.

Este nuevo juego en la diplomacia supone la reestructuración de toda la planificación, incluyendo la determinación de “qué” y “cómo” se comunicarán ambos líderes.

Considerando que no se han emitido comunicados previos y que la naturaleza del resultado dependerá precisamente de lo que suceda en la reunión, lo más probable es que no se llegue a ningún acuerdo.

¿Quién paga la cuenta?

Para los que no lo recuerdan, la única ventaja que tiene Corea del Norte en esta reunión son sus cabezas nucleares. El empobrecido país ha aceptado a regañadientes el encuentro precisamente porque las sanciones internacionales han erosionado profundamente su economía.

Es por ello que, con frecuencia, Corea del Norte ha “obligado a otros gobiernos a pagar sus gastos cuando sus funcionarios viajan al exterior”, explicó el Times. Durante los Juegos Olímpicos de Pyongyang, por ejemplo, fue el gobierno de Corea del Sur quien se encargó de pagar hasta 225.000 dólares en gastos para la delegación norcoreana.

Y en el caso de la reunión en Singapur, Jong-Un no ha escatimado en solicitar que su delegación se hospede en el Fullerton, un “magnífico hotel neoclásico cerca de la boca del río Singapur, donde tan sólo una suite presidencial cuesta más de 6.000 dólares la noche”, explicó el Washington Post.

Conociendo al presidente estadounidense, no era de extrañar que su despliegue de riqueza sugiriera pagar por los costos, pero diplomáticos expertos en el tema han advertido que ello supondría una ofensa para el líder norcoreano.

La Campaña Internacional para Abolir Armas Nucleares (ICAN), sin embargo, ofreció pagar el costo de la reunión utilizando los fondos de su Premio Nobel del 2017. Si no se llega a un acuerdo, este sería un triste malgasto de dinero.