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Michael Cohen, exabogado personal del presidente estadounidense, Donald Trump, abandona el tribunal federal de Nueva York, Estados Unidos, el 29 de noviembre de 2018. Cohen se declaró culpable de haber mentido al Congreso de Estados Unidos durante la investigación de la trama rusa que lleva el fiscal especial Robert Mueller. EFE/Justin Lane
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Desde hace dieciocho meses, el abogado especial Robert Mueller ha sido un témpano de hielo.

Su investigación sobre la injerencia rusa en los comicios presidenciales del 2016, y la presunta participación de la campaña Trump en ella, se ha llevado a cabo en el más silente de los profesionalismos, pero a un ritmo ininterrumpido.

Tal ha sido el hermetismo, que el presidente Donald Trump ha recurrido a ataques constantes, como quien pelea contra fantasmas en la oscuridad.

Sin embargo, algunos de los resultados de la investigación sugieren que el abogado especial está llegando al punto final de sus pesquisas, bien sea por conclusión natural o por el riesgo de que la Administración Trump finalmente consiga la manera de detenerlo.

El pasado martes, Mueller declaró nulo el acuerdo de colaboración que había establecido su equipo con el ex director de campaña de Trump, Paul Manafort, bajo el alegato de que este último había mentido a los investigadores.

Desde el mes de agosto, Manafort ha sido hallado culpable bajo doce cargos por conspiración, lavado de dinero, falsos testimonios financieros, obstrucción de la justicia y falsificación de declaración de impuestos, y ha sido su cercano trabajo con gobiernos extranjeros como el de Ucrania.

Durante el mes de octubre se entregó a la justicia y aceptó un acuerdo de colaboración para reducir su sentencia, algo con lo que no contará a partir de ahora.

Simultáneamente, el ex abogado personal del presidente, Michael Cohen, se declaró culpable de violar las leyes financieras electorales al silenciar a varias mujeres con dinero para que no desvelaran sus relaciones sexuales con Trump.

Igual que Manafort, Cohen accedió a colaborar con Mueller y este jueves también se declaró culpable de haber mentido al abogado especial, según reportó el Washington Post.

Al parecer, Cohen negó que Trump estuviera buscando alianzas económicas con Moscú antes de ser elegido presidente, algo que la investigación ha determinado que no es del todo cierto.

¿Por qué importa todo esto?

La caída en desgracia de dos de los asesores más cercanos a Trump durante su campaña presidencial demuestran ciertamente que el presidente no se rodea precisamente de los mejores aliados.

Asimismo, sus constantes ataques contra Mueller y la investigación – que ha calificado de “cacería de brujas” – ponen evidencia que, de hecho, hay algo que ocultar.

El último gesto de desesperación del presidente fue el de despedir a su Fiscal General, Jeff Sessions, por haberse retirado de la investigación y haberle dejado vulnerable a las pesquisas de Mueller, insinuando que le sustituirá con Matthew G. Whitaker, un hombre dispuesto a suspender la investigación a la primera oportunidad.

La situación se pone aún más delicada para Trump después de que documentos de la investigación llevada a cabo por Mueller le pusieran por primera vez dentro de sus focos directos de interés.

Según reportó el Post, “el presidente Trump ha sido etiquetado en el lenguaje de las investigaciones criminales como un tema importante de interés completo, con un nombre de código legal opaco: ‘Persona 1’”.

El medio explica que esta nueva evidencia, obtenida a través de dos fuentes separadas en la investigación de Mueller, “arroja nuevas dudas sobre la versión de Trump de eventos clave que involucran a Rusia, lo que indica un posible riesgo político y legal para el presidente”.

“Los investigadores ahora han elegido públicamente a Trump como una figura central de su investigación sobre si la campaña de Trump conspiró con el gobierno ruso durante la campaña de 2016”.

¿Qué hará el Congreso?

La amenaza inminente de que la Administración Trump y sus aliados republicanos obstruyan la investigación de Mueller ha causado tensiones importantes en el Capitolio.

El pasado miércoles, el Comité Judicial del Senado canceló la audiencia para los nominados judiciales del presidente pues el senador Jeff Flake exigió que se asegurara una propuesta de ley para proteger a Mueller antes de dar paso a nada más.

Según explicó Politico, el panel debía evaluar la nominación de seis jueces a la Corte del Circuito, 15 a la Corte de Distrito y varios proyectos de ley bipartidistas este jueves, pero Flake decidió mostrarse firme con la decisión de votar primero por la ley que proteja al abogado especial.

“Flake y el senador Chris Coons (D-Del.) intentaron presentar el proyecto de ley el miércoles y fueron bloqueados por los republicanos que se oponen”, agrega el medio.

Dentro del mismo Partido Republicano, representantes de la Cámara convocaron al ex director del FBI James Comey (quien fue despedido por Trump precisamente para evitar ser investigado) para un testimonio a puertas cerradas, un intento del GOP por seguir dando cuerda al asunto de los correos electrónicos de Hillary Clinton.

El equipo de defensa legal de Comey ha rechazado la convocatoria alegando que podría perjudicar la investigación actual de Mueller y para evitar que los comités de Poder Judicial y de Supervisión “utilicen el pretexto de una entrevista cerrada para vender una narrativa política distorsionada y partidista sobre las investigaciones de Clinton y Rusia a través de filtraciones selectivas”.

Por su parte, los Demócratas están ansiosos por hacerse finalmente con el control definitivo de la Cámara para poder dar inicio a investigaciones de largo alcance sobre toda la trama rusa.

Politico también explica que “los demócratas creen que Cohen podría ser una pieza clave en sus próximos esfuerzos para destacar la relación de Trump con Rusia y esperan llamarle a declarar ante la Cámara de Representantes una vez que tomen el control del Congreso”.

Los demócratas “son muy conscientes de la estrecha relación de Cohen con el presidente, y de que se ha volteado contra Trump, lo que le convierte en un posible aliado en su búsqueda por descubrir y poner en evidencia la ropa sucia de Trump”.

De esta manera, la recta final de la investigación de Mueller ha hecho a todos los bandos políticos mostrar los dientes, algunos decididos a demostrar la culpabilidad del presidente, y otros temerosos de que, de caer en desgracia, Trump se lleve consigo al partido Republicano.

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