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Foto de archivo: John Bolton escucha al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hablar durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca en Washington el 9 de abril de 2018. Por Nicholas Kamm/AFP/Getty Images.
Foto de archivo: John Bolton escucha al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hablar durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca en Washington el 9 de abril de 2018. Por Nicholas Kamm/AFP/Getty Images.

Trump y Siria: ¿Adentro o afuera?

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El asunto de Trump queriendo retirarse de Siria no tiene nada que ver con ISIS ni con la violencia del régimen de Bashar Al-Assad contra su pueblo.

Se trata sencillamente de un impulso más del presidente estadounidense, quien insiste en buscar victorias donde no las hay, en un intento por disimular el desastre que se le viene encima.

Durante el mes pasado, Trump aseguró que “ISIS ha sido vencido” y que había ordenado retirar las tropas de Siria.

Esto no es sorpresa, pues desde su campaña presidencial Trump ha prometido incesantemente que retiraría los soldados del conflicto, argumentando que debíamos “dejar a otras personas que se encarguen de eso”.

Fueron los ataques químicos del gobierno de Bashar Al-Assad en abril del 2017 los que obligaron a Trump a “tomar cartas en el asunto” y autorizar el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk contra una base aérea cerca de la ciudad de Homs.

Pero esto sucedió cuando Trump aún mantenía el barco en rumbo y estaba rodeado de personas que mantenían un compás moral en la Casa Blanca.

Si bien la participación inicial de Estados Unidos en la coalición contra el Estado Islámico fue consecuencia de la Guerra Civil en Siria, su apoyo estratégico ejercía una presión fundamental a la hora de ayudar al pueblo sirio contra el régimen de Al-Assad, quien se encuentra financiado, apoyado y respaldado por nada más y nada menos que Vladimir Putin.

El uso de armas químicas por parte del régimen obligó nuevamente a Trump a participar en un bombardeo coordinado con Inglaterra y Francia durante el mes de abril del 2018 para debilitar la habilidad de Al-Assad de “desarrollar, desplegar, y usar armas químicas en el futuro”.

“¡Misión cumplida!”, escribió el presidente en Twitter.

Desde entonces, nadie tiene muy claro cuál es el rol de Estados Unidos en la guerra en Siria o en el panorama político internacional.

Ahora el asesor de seguridad nacional del presidente asegura que no se pueden retirar las tropas del país porque faltan algunos “objetivos” por cumplir, según reportó el Washington Post.

Trump contradijo a Bolton tan sólo horas después y aseguró que nada había cambiado en su decisión.

 Al parecer, Estados Unidos es la fuerza que sostiene a las milicias kurdas al norte de Siria batallando contra lo que queda del Estado Islámico y garantizando el control estratégico de la zona, y su retirada podría dar pie a que Rusia tome finalmente el poder en el asunto.

De una u otra manera, la presencia de Estados Unidos en el conflicto ha sido, nuevamente, un agravante de la situación, en especial para los ciudadanos sirios que se han visto obligados a desplazarse por el mundo entero huyendo de los bombardeos químicos de Assad y Putin, y de la violencia del Estado Islámico.

La inestabilidad de Trump no hace más que sumar leña al fuego, en vez de garantizar un futuro para millones de víctimas.