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El presidente Donald Trump habla por teléfono con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, en la Oficina Oval de la Casa Blanca, el lunes, 27 de agosto de 2018, en Washington. Trump anunció un "entendimiento" comercial con México que podría llevar a una revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Evan Vucci / AP
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México y Estados Unidos han logrado estar de acuerdo en una cosa: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) debe firmarse antes de la toma de posesión del nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

Para muchos la sorpresa de esta semana ha sido que, de la nada, los negociadores estadounidenses y mexicanos parecieran haber llegado a un acuerdo con respecto a la reestructuración del TLCAN, después de meses de negociaciones fallidas y amenazas por ambas partes.

Pareciera que la posibilidad de que el nuevo líder populista mexicano sea más intransigente con respecto a la presión estadounidense ha derivado en un apresurado cierre de negociaciones que podrían traer consecuencias importantes para todos los países involucrados.

Este lunes Donald Trump aseguró haber logrado un nuevo acuerdo con su homólogo Enrique Peña Nieto que implicaría una posible ruptura del TLCAN, en especial si Canadá no acepta los nuevos términos.

Según reportó The Guardian, Trump declaró la terminación del tratado actual, la firma de un nuevo tratado y la posibilidad de una negociación bilateral aparte con Canadá; es decir que Estados Unidos romperá el papel para volver a pegarlo con cinta adhesiva.

“El acuerdo con México requiere que el 75% del valor de un automóvil sea fabricado en América del Norte, por encima del nivel actual del 62.5% del TLCAN”, reportó Reuters. “También requeriría que entre el 40 y el 45% del automóvil sea hecho por trabajadores que ganan al menos 16 dólares por hora”, citó el medio.

Según especialistas, la movida estadounidense se basó en la negociación bilateral con uno de los países antes de enfrentar al otro, dándole la ventaja de posicionamiento económico al grande de Norteamérica.

“En abstracto, la teoría detrás de la renegociación del TLCAN por parte del presidente Donald Trump tiene sentido”, explicó Tyler Cowen en su columna para Bloomberg. “Su opinión es que los acuerdos multilaterales requieren la aprobación de demasiadas partes, toman demasiado tiempo para negociar y terminan diluidos. Entonces, a Estados Unidos le iría mejor con las negociaciones bilaterales, pudiendo incluso tener más poder de negociación, debido a su tamaño y a su capacidad para dictar términos”.

Sin embargo, quien realmente saldría ganando de esta negociación sería precisamente el país excluido: Canadá, dejando en la retaguardia a México, quien se encuentra en una transición política fundamental.

En principio, cualquier acuerdo para un nuevo pacto deberá ser aprobado por el Congreso estadounidense, y es probable que la Administración presione para su firma antes de las elecciones de mitad de período en noviembre. Asimismo, el pacto original contempla que todas las partes incluidas deberán estar de acuerdo con los nuevos estatutos de negociación.

Considerando que las amenazas del presidente Trump pretenden imponer impuestos para las importaciones de automóviles, y que Canadá no posee grandes marcas de vehículos en su producción nacional, quienes realmente se verán afectados serán los consumidores de vehículos en Estados Unidos.

De manera parecida, “el salario promedio por hora en México es de menos de 3 dólares por hora, mientras que el de Canadá es de alrededor de 19.28 dólares”, explicó Quartz. “Es por ello que lo más probable es que ese cambio restrinja las importaciones mexicanas a los Estados Unidos y no las de Canadá”.

De una u otra manera, el supuesto “gran día para el comercio” que anunció el presidente Trump podría ser un golpe fuerte para la economía de estados como Virginia, cuyo mayor mercado de exportación es precisamente Canadá, poniendo en riesgo “millones de puestos de trabajo estadounidenses” como reclamó el representante de la cámara del estado Don Beyer.

Y es que Canadá es uno de los mercados de exportación más importantes para alrededor de 36 estados en el país, y la insistencia del presidente Trump en excluir a sus aliados de la mesa de negociación tan sólo facilitará el reforzamiento de jugadores como China en el mercado mundial.