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Fuente: Getty.
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Los Latinos son la angustia de los Demócratas

A tan sólo días de las elecciones de mitad de período, muchos anticipan que la estrategia demócrata para ganar el voto Latino sigue fallando, lo que pondría en…

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Lo que fue un fracaso durante las elecciones del 2016, es ahora una obsesión para los Demócratas.

El voto Latino ha resultado ser la fuerza decisiva para recuperar la mayoría en el Congreso durante las próximas elecciones de mitad de período, y el Partido Demócrata pareciera estar haciendo hasta lo imposible para convencer a una de las comunidades más atacadas por la Administración Trump de que participe en los comicios y poder así lograr un cambio.

Pero no todo es tan sencillo.

La heterogeneidad de la comunidad hispana en Estados Unidos es tan amplia que, a pesar de las medidas anti-inmigrante del presidente Trump, muchos pasan por alto, por ejemplo, que el conservacionismo es un elemento fundamental dentro de la idiosincrasia Latina, y que la inmigración no es el único factor que puede comprometer su voto.

Según explicó el columnista León Krauze, “se supone que los votantes Hispanos son el futuro del Partido (Demócrata). Pero eso no está funcionando”.

En su artículo para Slate, Krauze compara las estadísticas de varias comunidades a nivel nacional, demostrando que, si bien las mujeres en general y los afroamericanos rechazan contundentemente la gestión de Donald Trump, los Latinos no son tan homogéneos en su opinión.

Paradójicamente, “mientras Trump implementaba su agenda anti-inmigrante, los votantes Latinos parecían acercarse lentamente al presidente”, explica Krauze. “En la encuesta de NPR/PBS/Marist de la semana pasada, el 41% de los hispanos aprobó el desempeño de Trump (los afroamericanos tan sólo el 12%)”.

Asimismo, el autor comparó las cifras con otras encuestas que mantienen la aprobación de Trump entre los Latinos en un aproximado de 35%, a escasos puntos de la aprobación que tenía el presidente Barack Obama.

La razón es más sencilla de lo que parece: los Latinos no rechazan tajantemente al presidente Trump porque su preocupación no se enfoca (solamente) en la inmigración, sino fundamentalmente en la economía y en las oportunidades de trabajo.

Recuperar el apoyo de una comunidad como la Latina en tan corto tiempo no puede sino traer pesadillas a los estrategas Demócratas, en especial cuando se ha puesto la presión en campañas a favor de la inmigración y en contra de las políticas menos populares de la Casa Blanca, pero se ha dejado de lado asuntos que la Administración Trump abandera como el crecimiento económico.

“Estamos en un momento muy particular en nuestro espacio político gracias a Donald Trump, y si perdemos esta oportunidad ahora, es posible que nunca la volvamos a tener”, dijo Chuck Rocha, estratega demócrata que trabaja con las principales organizaciones Latinas al Washington Post. “Y no me deja dormir”.

De la misma manera, la falta de total agudeza de la campaña Demócrata no es el único asunto que le preocupa al Partido; es también la falta de entusiasmo y la voluntad de participar en el ejercicio democrático del voto otra de las angustias principales en la antesala de unas elecciones que podrían cambiarlo todo.

“La gente está molesta, pero eso no hace necesariamente que salgan a votar”, dijo Mary Moreno, activista de la Texas Organizing Project por el voto Latino, a NBC. “La gente piensa ‘¿Por qué molestarse en votar si la gente como Trump va a ganar?’”

Lograr convencer al electorado Latino de votar contra una maquinaria política que les tildó de “violadores” desde el minuto uno pareciera ser un tiro al suelo, pero el reconocimiento tardío de la fuerza hispana por parte del Partido Demócrata dio un amplio territorio de ventaja.

Ahora, con una oportunidad de oro en la puerta, se corre el riesgo de cometer errores estratégicos – como enfocar toda la fuerza en estados puntuales como Texas y Florida, o gastar toda la energía en el asunto migratorio – y perder el impulso definitivo para poner un alto a la Casa Blanca de Trump.

Sin embargo, la realidad es que la política estadounidense dio un giro irreversible: la fuerza del voto Latino no volverá a ser menospreciada.