La batalla en las elecciones primarias estadounidenses se ha encrudecido. Esta vez no sólo son Republicanos contra Demócratas, sino insurgentes contra la maquinaria política establecida dentro de los mismos partidos.

Ese fue el resultado de las elecciones primarias en Nueva York del pasado martes, cuando una joven político venció al “establishment” Demócrata en su propio juego.

Con una campaña por la representación de las minorías y sin el apoyo de Acciones de Comité Político, Alexandria Ocasio-Cortez venció al cuarto demócrata más importante en la Cámara, Joe Crowley, en las elecciones primarias.

Ocasio-Cortez se dio a conocer brevemente como organizadora de la campaña presidencial de Bernie Sanders, y adoptó sus principios para su propia gesta política: la nueva generación, la inclusión racial y el cambio ideológico, haciendo uso de una “agresiva presencia en redes sociales alimentada por la atención de los progresistas nacionales”, según explicó el New York Times.

La candidata “habría utilizado el papel del Sr. Crowley en el liderazgo y el hecho de que él fuera el jefe de la maquinaria del Partido Demócrata local en su contra, en un intento de hacer a un lado la clase política existente”, continúa el medio.

“No se supone que las mujeres como yo se lancen a la política”, explicó Ocasio-Cortez en su video de campaña emitido el mes pasado.

Con tan sólo 28 años, y aún pagando sus deudas universitarias, esta joven partidaria de los Demócratas Socialistas de América, logró vencer – y por amplio margen – a quien esperaba convertirse en el próximo líder de la bancada demócrata en la cámara, suplantando a Nancy Pelosi.

Hija de una madre puertorriqueña y un padre nacido en el Bronx, Ocasio-Cortez se formó en economía y relaciones internacionales en la Universidad de Boston y trabajó como mesera y bartender después de su graduación para ayudar a su madre con los gastos del hogar tras de la muerte de su padre, según reportó The Intercept.

Después de involucrarse con campañas educativas dentro de su propio barrio, se sumó a la campaña de Sanders y al movimiento político comunitario de base, llamando la atención de organizaciones como Brand New Congress y MoveOn durante su participación en las protestas contra el acueducto de Dakota en la Reserva Standing Rock Sioux durante el 2016.

Finalmente, la joven decidió lanzar su campaña abogando por “un Medicare para todos, universidades públicas sin matrícula y la abolición de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE)”.

Hace tan sólo un par de días, Ocasio-Cortez participó en las protestas en la frontera de Texas contra la política de tolerancia cero del gobierno, haciendo eco de su nueva propuesta contra el statu quo político en el país.

En un momento político en el que el partido azul no ha podido enfrentarse a la violenta transformación de la Casa Blanca, candidatos nuevos e independientes como Alexandria forman parte del verdadero movimiento de reforma que urge la nación.

Y la respuesta de sus votantes fue prueba de ello.

Con el 57% de los votos y una campaña con menos de 500.000 dólares – “diez veces menos que su rival”, según recuenta el diario El País – esta joven ha tomado el puesto de un político con casi 19 años en el cargo, y deberá enfrentarse al republicano Anthony Pappas para transformarse en la representante de un distrito fuertemente progresista que comprende partes del Bronx y de Queens, y de tradición profundamente demócrata.

Crowley despidió su labor dedicando la canción Born to Run a Ocasio y asegurando que contaría con su apoyo en las elecciones de noviembre.

Ante el latente cuestionamiento de los votantes demócratas y la necesidad de un nuevo panorama ideológico, la llamada “Ola Azul” que muchos anticipan parece traer consigo también una dosis de revolución ideológica.