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Prudence Powell (a la derecha) junto a sus hijos Jalen Latiner (a la izquierda) y Bryana Nunes (en el centro). Foto: Edwin López Moya/AL DÍA News
Prudence Powell (a la derecha) junto a sus hijos Jalen Latiner (a la izquierda) y Bryana Nunes (en el centro). Foto: Edwin López Moya/AL DÍA News

[OP-ED]: Los opositores del DACA son asesinos del “sueño americano”

En la ceremonia llevada a cabo la semana pasada en la alcaldía de Filadelfia para celebrar el quinto aniversario del DACA, hubo dos personas en concreto que…

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Se trataba precisamente de dos personas procedentes de países que pocos relacionarían con la controversia generada sobre los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Para la mayoría de americanos, el “rostro” de la polémica inmigración ilegal es latino, particularmente de México y otros países de Centroamérica. 

El mito de que los latinos son la única fuente del llamado “azote de inmigración ilegal” ha sido propulsado en su mayoría por el Intolerante-en-Jefe, el actual presidente Donald Trump, el sinvergüenza que propone llevar a cabo deportaciones masivas y levantar un “precioso muro” en la frontera con México.

Las dos personas que hablaron en la alcaldía y se encargaron de destruir el mito durante la conmemoración del programa DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals) fueron una joven mujer cuyos padres, procedentes de India, la trajeron cuando era niña, y una madre nacida en la isla caribeña de Jamaica. 

Riddhiben Parmar explicó que sus padres decidieron cambiar India por EE.UU. para que ella pudiera tener una “vida mejor”. Pero el hecho de ser una inmigrante indocumentada le trajo muchos problemas, como en una ocasión en que le fueron negadas unas prácticas en el hospital que quería porque no tenía número de Seguridad Social (los beneficiarios del DACA tienen acceso a condiciones básicas para poder vivir y trabajar en EE.UU., como obtener un número de Seguridad Social o la licencia de conducir).

“El DACA me permitió logar mi sueño: cursar la carrera de medicina, convertirme en médico, y así poder aportar algo de vuelta a la comunidad”, explicó Parmar. 

Prudence Powell, de Jamaica, explicó que a ella el DACA le ha abierto “muchas puertas”, en especial, para encontrar maneras de poder mantener a su familia.

 “Es más frecuente ver a latinos que a caribeños en la pelea por la inmigración. Pero estamos todos en la misma batalla, negros, morenos y blancos”, declaró Powell. 

Uno de los argumentos más consistentes en favor del DACA durante la ceremonia fue el que defendió el hijo de Powell, Jalen. Con los ojos llenos de lágrimas, explicó que gracias al programa ya no teme que “se lleven a su mamá”.

En Pensilvania viven más de 5.000 inmigrantes amparados por el DACA, explicó Carlos González, de la Pennsylvannia Immigrant and Citizenship Coalition. Según González –él mismo beneficiario del programa– poner fin al DACA resultaría en pérdidas de unos $350 millones para la economía del estado.  

El mismo día en que la alcaldía de Filadelfia celebraba el aniversario del DACA, igual que muchas otras ciudades del país, el presidente Trump dio una nueva espiral en la cloaca del fanatismo con sus desgraciados comentarios sobre los neonazis y racistas de extrema derecha, a los que tildó de ser “gente muy correcta” – en línea con su desafiante rechazo a condenar de forma sincera a los supremacistas blancos que protagonizaron el episodio de violencia en Charlottesville, Va, el pasado 12 de agosto. 

Un ejemplo claro de la intolerancia que se desprende de la política de inmigración de Trump es el hecho de sus operaciones de deportación se ceban siempre en latinos y otra gente de color, ignorando virtualmente a los centenares de miles de inmigrantes ilegales blancos procedentes de Europa y Canadá que residen en EEUU. 

Durante la conmemoración del DACA, el alcalde de Filadelfia James kenney dijo que poner fin al programa sería una decisión política incorrecta, cruel y “anti-americana”.