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Examinando el historial de Kevin de Leon en la legislatura—particularmente durante los ocho años del gobierno de Obama—no creo que ni él mismo cree sus propias diatribas. youtube
Examinando el historial de Kevin de Leon en la legislatura—particularmente durante los ocho años del gobierno de Obama—no creo que ni él mismo cree sus propias diatribas. youtube

[OP-ED]: Este demócrata muestra qué desentrenado está su partido para defender inmigrantes

Los políticos se ganan la vida hablando, por eso deben ser especialmente cuidadosos con las palabras. Cuando un funcionario electo hace declaraciones…

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Con el correr de los años, a menudo critiqué al representante Steven King. Este republicano de Iowa recientemente dijo que los blancos no deben preocuparse por la idea de convertirse en una minoría estadística en Estados Unidos, porque lo que los salvará será una guerra racial entre los latinos y afroamericanos. 

Pero, por ser uno de los pocos columnistas latinos con un púlpito nacional, tengo el deber especial de manifestarme cuando el vocinglero funcionario electo es uno de los nuestros. 

Así que, Kevin de León, está paliza va para ti. 

El presidente pro tempore del Senado de California está compitiendo para convertirse en el principal antagonista del presidente Trump en el estado. 

Es un lindo trabajo si uno lo puede obtener. Hillary Clinton derrotó a Trump en California por 4,3 millones de votos. 

Además, como Trump a menudo usa a los inmigrantes latinos como su blanco, ¿quién mejor para guiar la resistencia de la Costa Izquierda que el primer latino en liderar el Senado del estado de California en más de 130 años? Es poético. 

El intento de de León por convertirse en el anti-Trump comenzó la mañana posterior a la elección, cuando dio a conocer—con el presidente de la Asamblea, Anthony Rendon—una declaración conjunta en que denunciaba los resultados de la elección como “claramente incoherentes con los valores de la población de California.” 

Hasta para un Nunca Trump como yo, el nivel de rebeldía fue asombroso. 

De León después presentó una propuesta de ley, SB 54, que convertiría a California en uno de los llamados “estados santuario” para los que están en el país ilegalmente. La legislación prohibiría que las fuerzas de seguridad estatales y locales utilizaran sus recursos-entre ellos sus oficiales de policía—para ayudar a imponer la ley de inmigración. 

No importa lo que digan los conservadores, esto no es un santuario. Los agentes de inmigración federales siguen aprehendiendo a los inmigrantes ilegales en California. 

Pero la propuesta de ley de de León tontamente les hace el juego a los republicanos, que quieren pintar tanto a los demócratas como a los latinos como defensores de fronteras abiertas. 

Cuando el proyecto de ley fue aprobado por el Senado del estado el mes pasado, de León caracterizó esa votación como “un rechazo del retrato falso y cínico del presidente Trump de los residentes indocumentados como una comunidad descontrolada.” 

Correcto. ¿Por qué consideraría alguien a los inmigrantes ilegales como una comunidad descontrolada? 

Cuando el presidente amenazó con retener fondos de esas legendarias ciudades santuario, de León dijo que la amenaza era “moralmente repugnante” y dijo que las medidas migratorias de Trump fueron provocadas por “supremacía blanca”. 

Es reconfortante ver a un unificador en acción. 

He aquí lo que aprendí tras muchos años de escribir sobre inmigración: Gran parte de la población blanca de Estados Unidos está nerviosa al contemplar los cambios demográficos de nuestro país, y California no es una excepción. Por tanto, si uno es miembro de la comunidad latina—que constituye el 39 por ciento de la población del estado--¿por qué dar a los blancos una patada en la cara? Sólo creará más electores de Trump. 

Ahora, la peor parte. Examinando el historial de de Leon en la legislatura—particularmente durante los ocho años del gobierno de Obama—no creo que ni él mismo cree sus propias diatribas. Su conversión de partidario demócrata a incendiario racial es demasiado conveniente. Parece un farsante que probablemente obedecería a las autoridades, si Hillary Clinton estuviera en el poder y liderara una campaña contra la inmigración ilegal. 

No recuerdo que de León hiciera un escándalo cuando Barack Obama deportó a casi 3 millones de personas, dividió cientos de miles de familias y envió a decenas de miles de niños nacidos en Estados Unidos a hogares de acogida, después de echar a sus padres del país. 

Recuerdo lo que dijo el legislador en el verano de 2014. Fue cuando el gobierno de Obama dio una ruda acogida a 80.000 refugiados de América Central, en su mayoría mujeres y niños. 

Alrededor de 575 niños de entre 13 y 17 años fueron detenidos en condiciones espartadas, sin asesoría legal, en un centro de detención federal del sur de California. Un grupo de legisladores latinos, entre ellos de León, visitó el complejo. 

La entonces senadora Norma Torres, demócrata originaria de Guatemala que ahora sirve en el Congreso, se conmovió y declaró que la situación constituía una “crisis humanitaria”. 

De León pareció haberse conmovido por la conveniencia política de no criticar a un presidente demócrata. Después de la visita, en una llamada de conferencia con reporteros, de León so portó como un buen soldadito. 

“Colectivamente, llegamos a la conclusión de que estamos bastantes satisfechos con las condiciones,” dijo. 

Saben, en la época de Trump, si Kevin de León parece torpe en la defensa a los inmigrantes y refugiados, deben ser pacientes. Le falta entrenamiento.

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