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Las muertes por sobredosis, un problema de ricos y pobres

La desinformación general sobre el problema de las drogas es un obstáculo a la hora de abordar soluciones para la actual epidemia de opiáceos que sufre…

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La lluvia de reacciones airadas que ha despertado en toda Filadelfia la propuesta de la Alcaldía de establecer sitios de inyección seguros con el objetivo de frenar las muertes por sobredosis en la ciudad ignora dos realidades que Evan Figueroa-Vargas conoce muy bien: 

Por un lado, Figueroa-Vargas entiende muy bien que los lugares de inyección segura no son escaparates públicos para fomentar la drogadicción. Por otro lado, sabe que la drogadicción no es un problema exclusivo de los barrios pobres de la ciudad. 

La visión que tiene Figueroa-Vargas sobre la epidemia de muertes por sobredosis en Filadelfia –una de las peores de los Estados Unidos– se sustenta en su propia experiencia como exdrogadicto, así como en su activismo diario, trabajando codo con codo con los drogadictos para acabar con la actual crisis que sufre la ciudad. 

“Los ciudadanos necesitan saber que los sitios de inyección segura no son solo lugares para inyectarse la jeringuilla  y marcharse. Son lugares para relacionarse con profesionales médicos, trabajadores sociales y personas de apoyo mutuo”, dijo Figueroa-Vargas, y destacó que ayudaría mucho a despertar mayor consciencia ciudadana si se usaran nombres distintos para referirse a los sitios de inyección segura, como: “Sitios integrales de compromiso del usuario”.

La reacción del NIMBY (siglas en inglés para “No en mi patio trasero”, Not in My Backard) ante el posible emplazamiento de sitios de inyección segura / sitios de compromiso del usuario subvalora la amarga realidad de que la crisis de los opioides/heroína en Filadelfia está afectando a todos los estratos sociales de la ciudad:  

“Si bien existe una alta tasa de sobredosis en Kensington, el abuso de opiáceos se extiende por toda Filadelfia. Los narcóticos no son un problema exclusivo de Kensington. El resto de vecindarios debe aceptar este hecho”, dijo Figueroa-Vargas.

Figueroa-Vargas añadió que las reacciones negativas mostradas por muchos residentes de Filadelfia a los nuevos enfoques para abordar la crisis del abuso de drogas son naturales, pero “lo irrazonable es tomar decisiones sin tener información adecuada. Los ciudadanos necesitan saber más sobre cómo reducir el daño”.

Los malentendidos sobre el contexto en el que surge el problema de las drogas siguen prevaleciendo en la mente de toda la sociedad, incluyendo el presidente Trump, quien recientemente sugirió la pena de muerte para los traficantes de drogas como una solución a la crisis. Una propuesta que Figueroa-Vargas rechaza rotundamente por no resolver nada:

“Lo que empuja a muchas personas hacia las drogas son cosas como ser pobre o tener problemas de salud mental sin tratamiento. Trump necesita entender esto”, dijo Figueroa-Vargas.

“Cuando estaba en la cárcel escuché a un guardia decir que tomaba drogas para huir de la vida. Cuando pensé en lo que dijo ese guardia, me di cuenta de que el guardia tenía razón. Tenía una vida pobre y las drogas se convirtieron en una vía de escape”, dijo.

Otro aspecto del problema de la drogadicción que muchos no entienden, especialmente en las comunidades de minorías, es cómo el racismo ha infectado la manera con que la sociedad estadounidense responde a las drogas. Resulta que la compasión que se muestra ahora por las víctimas de la epidemia de drogadicción coincide con que actualmente los blancos representan el mayor grupo demográfico en muertes por sobredosis.

Las actuales llamadas de compasión a que se implementen medidas no obligatorias por ley como el  tratamiento y rehabilitación, contrastan con las prácticas del pasado, enfocadas principalmente en intensificar los arrestos y aplicar largas penas de prisión a las minorías.

Durante la década de 1990 en Filadelfia, por ejemplo, los informes federales demuestran que las mujeres blancas eran la categoría más grande de consumidores de heroína de la ciudad, pero también la que tenía menos probabilidades de recibir sentencias duras.

“El primer paso en el proceso de recuperación de la adicción a las drogas es seguir con vida”, dijo Figueroa-Vargas sobre los beneficios de los sitios de inyección. Porque “si estás muerto, no puedes acceder al tratamiento”. 

La alcaldía de Filadelfia planea implementar sitios de consumo seguro como medida para frenar las muertes por sobredosis en la ciudad.