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Hundidos en lo concerniente a la inmigración

Hundidos en lo concerniente a la inmigración

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El Partido Republicano se ha cavado un pozo tremendamente hondo con los electores latinos. Y cada vez que un republicano habla sobre el asunto de la inmigración, el pozo se vuelve un poco más hondo.

Eso ocurre con casi todos los candidatos presidenciales para 2012 del Partido Republicano. No pueden evitar el tema porque éste sale a colación en los debates. Hay tres motivos por lo que eso sucede: A muchos electores del Partido Republicano les importa el asunto; los adversarios de Rick Perry lo ven como una debilidad en un candidato que va a la delantera y a quien les gustaría pintar como blando en cuanto a la inmigración ilegal; y los medios disfrutan con el espectáculo de los republicanos echándose mutuos zarpazos, especialmente en un tema que los hace ver deshonestos, extremos y fuera de la realidad.

    Quiero ayudar. No, de verdad. Quiero que más latinos se sientan cómodos con la idea de votar a un republicano —en la medida en que sea el tipo adecuado de republicano. Es decir, una persona de opiniones honestas, moderadas y de sentido común sobre el tema de la inmigración. Aunque a los latinos les importa la cuestión económica tanto como a cualquier otro elector, el asunto de la inmigración es igualmente importante porque ayuda a definir la relación entre los estadounidenses hispanos y los partidos políticos. Si los republicanos no tratan a los latinos con respeto cuando hablan de la inmigración, no deben esperar que los latinos escuchen lo que ellos tengan que decir sobre otros asuntos.

    El problema es que la mayoría de los republicanos no sabe cómo vender el producto. Ni siquiera ven los errores que están cometiendo. Para ellos, el asunto de la inmigración es una cuestión del bien o del mal. En los últimos años, cientos de miles de personas han cruzado la frontera EE.UU.--México sin permiso, y por lo tanto deben irse o ser expulsados. No tiene nada que ver con la raza ni la etnia de una persona o —como Perry tuvo el coraje de admitir durante el reciente debate CNN/tea party— con el apellido de alguien.

    De hecho, algunos republicanos están echando humo por la manera en que Perry manejó la cuestión de la inmigración durante el acontecimiento. En lugar de implorar el perdón del público por aprobar una ley en Texas, que permite que los inmigrantes ilegales paguen matrícula de residentes del estado en las universidades, Perry defendió su política. El público lo odió.

    Pero me imagino que para muchos latinos, la peor actuación de la noche fue la de Rick Santoro. Y ayuda a ilustrar en qué forma muchos republicanos se equivocan en el debate más amplio de la inmigración.

    El moderador Wolf Blitzer preguntó al ex senador de Pennsylvania qué podrían hacer los republicanos para obtener el voto latino.

    Santoro respondió: "Bueno, quiero decir que lo que ha hecho el gobernador Perry es proporcionar matrícula de residentes —a inmigrantes ilegales. Quizás eso fuera un intento de atraer el voto ilegal —quiero decir, a los electores latinos". El que se describe como hijo de un inmigrante italiano continuó diciendo que el inglés debería ser el idioma oficial, y que —en una bofetada al multiculturalismo— Estados Unidos es "un crisol de razas, no un bowl de ensalada."

    ¿Dónde empezar? Pocas veces un hombre ha ofendido a tantos con tan pocas palabras.

    Primero, la pregunta era seria y algo con lo que los consultores del Partido Republicano está lidiando, por lo que Santoro debería haberla tratado con mayor respeto. Después, fue insultante que confundiera "el voto ilegal" con "los electores latinos", ya que la vasta mayoría de los latinos de Estados Unidos son o bien ciudadanos estadounidenses o residentes legales. Además, Santoro sugirió que permitir que los inmigrantes ilegales paguen matrícula de residentes ayudaba a Perry a ganarse los votos latinos sin tener pruebas para sostener esa afirmación. E implicó que los latinos nacidos en Estados Unidos  determinan sus votos sobre la base de quién brinda qué privilegios a los inmigrantes ilegales. Además, nunca debería haber utilizado la palabra "proporcionó" porque alimenta la percepción de que los programas como éste no son nada más que regalos para inmigrantes ilegales. Por último, puesto que en el sudoeste hay mexicano-americanos con seis o siete generaciones de antepasados en los Estados Unidos, fue inapropiado y condescendiente que diera un sermón a los latinos sobre la necesidad de hablar inglés e integrarse en el crisol de razas, como si ya no lo supieran.

    Qué desastre. Si los republicanos quieren mejorar su posición con los electores latinos en la elección de 2012 y más adelante, deben aprender del ejemplo de Santorum —y evitar seguirlo.