LIVE STREAMING
De hospicio a esperanza

De hospicio a esperanza

Durante décadas, las diócesis católicas han pasado innumerables horas (y dólares) entrenando nuestros líderes en habilidades de capacitación. Un consultor nos…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Celebrando todo el año

Fighting Sargassum

Community Colleges

La lucha de las mujeres

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Reflexiones sobre la semana de escuelas católicas 2016

En septiembre del 2010, uno de los grandes defensores de la educación católica estadounidense, el cardenal Timothy Dolan, hizo un llamamiento memorable a la acción de nuestros líderes escolares.  Todavía es fuerte hoy en día.  En un artículo titulado The Catholic Schools We Need (Las escuelas católicas que necesitamos), de la revista América, él escribió: «Es hora de recuperar nuestra valentía y promover nuestras escuelas para el siglo XXI. La actual mentalidad de hospicio —ver nuestras escuelas morir lentamente— debe dar paso a una confianza renovada».

Esa sola línea invita a todos a echar un vistazo más a nuestro enfoque a la educación católica.  Filadelfia es la diócesis donde san Juan Neumann fundó las escuelas católicas parroquiales, y el futuro de nuestras escuelas católicas depende de más que de las habilidades profesionales que tenemos como líderes.  También, y aún más urgente, depende del espíritu y el modo de pensar que llevamos a las personas que lideramos.

Durante décadas, las diócesis católicas han pasado innumerables horas (y dólares) entrenando nuestros líderes en habilidades de capacitación.  Un consultor nos enseñó a mejorar la gestión de inscripción; otro nos mostró cómo manejar mejor nuestras finanzas; otro nos mostró habilidades clave necesarias para ser un líder exitoso.  Estas cosas son claramente importantes.  Pero una de las necesidades básicas en la que a veces no pensamos es que nadie nos enseñó a transformar nuestra manera de pensar de manera que produzca resultados. Nadie nos enseñó cómo pasar de una implícita pero potente «mentalidad de hospicio» a una mentalidad de crecimiento creíble.

Las escuelas católicas han estado en crisis desde la década de 1970.  Hemos hecho un trabajo decente dirigiendo una disminución frustrante; pero necesitamos darnos cuenta de que nuestros problemas no son en realidad acerca de las habilidades sino acerca de recuperar la fe de nuestro pueblo con fuerte contenido académico y aún más confianza en Cristo Jesús.  No hay ninguna solución a nuestra situación «lista para ser usada».  Necesitamos educadores con mente ágil y creativa, comprometidos por largo plazo y no impresionados  por todas las razones por las cuales la educación católica «debe» ser reducida.  Si asumimos que estamos en decadencia, entonces declinaremos —garantizado.  Si seguimos adelante con un poco de más audacia, las cosas buenas son posibles.  Eso es lo que estamos tratando de hacer aquí en Filadelfia.

En mi carta pastoral del 2014 sobre la educación católica, Equipando a los santos, escribí: «hoy seguimos el gran testimonio iniciado décadas atrás por el cuarto obispo de Filadelfia, san Juan Neumann. Su energía y visión animó a las parroquias a abrir las primeras escuelas primarias católicas, y su éxito se convirtió en un modelo de educación patrocinado por la Iglesia en nuestro país».

Juan Neumann no tenía consultores profesionales; tuvo una modesta bolsa de habilidades.  Pero él tenía energía incansable, la visión y la confianza en la ayuda de Dios, y eso es lo que tenemos que emular.   Él nunca fue impedido por lo que los católicos «no podían» hacer.  Avanzó creyendo en lo que podía hacerse y vio lo que nadie más podía ver.

Fue un tiempo ocupado aquí al celebrar nuestras escuelas católicas en Estados Unidos la semana pasada.  Mientras trabajamos para cambiar de hospicio a esperanza, al equipar a los santos para la vida en este mundo y en el siguiente, una cosa es cierta: éste es un tiempo para celebrar no sólo la gran herencia de nuestras escuelas católicas –la nostalgia es hermosa, pero no substituye la acción– sino también la misión vital  de nuestras escuelas en el futuro.  Tenemos que aclamar el gran don que son a nuestra nación y a toda la región de Filadelfia –porque eso es lo que son.  Y con la ayuda de Dios y la suya, es lo que siempre serán.

La carta pastoral del arzobispo Chaput en la formación católica parroquial en la fe y la educación se puede encontrar en: http://archphila.org/press%20releases/pr002462.php