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Los partidarios del candidato presidencial republicano Donald Trump durante un acto de campaña en Fredericksburg, Virginia. EFE

Escojan su propio veneno en esta elección: mentirosa o inestable

Llegó el momento de hacer una intervención. Más bien, un par de intervenciones. Los amigos no permiten que sus amigos voten por Donald Trump ni por Hillary Clinton.

Por ser una persona que no apoya a ninguno de los dos, me paso todos los días a la defensiva.

Me dicen que soy necio e irresponsable, y que al no votar por el candidato mejor, ayudo a escoger a una persona que será un desastre en política interna y exterior, que carece de integridad y temperamento para conducir una nación y que no es fiable para mantener la seguridad de los estadounidenses.

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Llegó el momento de hacer una intervención. Más bien, un par de intervenciones. Los amigos no permiten que sus amigos voten por Donald Trump ni por Hillary Clinton.

Por ser una persona que no apoya a ninguno de los dos, me paso todos los días a la defensiva.

Me dicen que soy necio e irresponsable, y que al no votar por el candidato mejor, ayudo a escoger a una persona que será un desastre en política interna y exterior, que carece de integridad y temperamento para conducir una nación y que no es fiable para mantener la seguridad de los estadounidenses.

Eso es lo que oigo de los partidarios de Trump. Y los seguidores de Clinton me dicen lo mismo.

Según las fuerzas Pro-Trump y Pro-Clinton algo anda mal en esa amplia franja de electores de Estados Unidos que no desea votar por ninguno de los dos nominados. Es asombroso que en ambas convenciones se oyeran partidarios--el tipo de gente que pone el partido por encima de la nación--que decían que los electores debían “superar la situación” y aceptar la realidad de que enfrentan una opción “binaria” entre un demócrata y un republicano.

Aunque, seamos honestos. En esta elección, hubo días en que no se pudo distinguir cuál es cuál. Hay cosas que dijo Trump que salen de un manual liberal, como las políticas proteccionistas y la oposición al libre comercio. De la misma manera, desde que Hillay Clinton declaró su candidatura, pareció varias veces más conservadora que los ultra-liberales Bernie Sanders y Elizabeth Warren.

Después de que Donald Trump pareció aludir al asesinato de la presidenta Hillary Clinton con un improvisado comentario sobre la Segunda Enmienda, el ex director de la CIA, Michael Hayden, hizo referencia a la seriedad del asunto.

“Si otra persona hubiera dicho eso fuera de la sala, estaría en la parte trasera de una camioneta de policía, siendo interrogada por el Servicio Secreto,” expresó Hayden a CNN.

Los partidarios de Clinton aplaudieron esos comentarios, indignados de que los que se disputan la Oficina Oval sean medidos con una vara distinta de la de los demás.

Ese argumento parece familiar. ¿Dónde estaba esa gente, hace sólo unas semanas, cuando Clinton evitó sanciones con respecto al manejo de información delicada y clasificada en un servidor de emails privado? Los republicanos se quejaron en ese momento de que Clinton recibiera trato preferencial por ser candidata a la Casa Blanca.

Hay algo roto aquí. Un lector que dice ser un republicano de toda la vida y que está preparado para votar por Clinton para parar a Trump, pregunta lo que muchos de nosotros nos preguntamos: “¿Cómo llegamos al punto de tener que escoger entre estas dos opciones?”

Algunos dicen que los que son “Nunca Trump” y “Nunca Hillary” están cometiendo un error, y que vamos a hacer oscilar la elección hacia el candidato malo.

Eso presupone que hay un candidato bueno. Además, Trump y Clinton parecen capaces de perder la contienda sin ayuda de nadie.

He aquí otra reflexión: ¿Qué si son los partidarios los que están cometiendo el gran error? ¿Qué si su candidato los está engañando?

La característica de Trump--tal como la creó el Equipo Clinton--es que es totalmente inestable, desquiciado y poco fiable. La característica de Clinton--tal como la generó el Equipo Trump--es que la ex secretaria de Estado es mentirosa, no fiable y que no se puede depender de ella.

Durante las primarias, cuando los senadores Ted Cruz y Marco Rubio lo criticaron por cambiar de opinión en asuntos difíciles como el comercio y el aborto, Trump alegó varias veces que--en política, como en los negocios--la flexibilidad es positiva y una negativa a comprometerse no es un punto flaco.

¿Y ésa es la persona que muchos conservadores apoyan porque, entre otras cosas, promete nombrar un “construccionista estricto” para la Corte Suprema? Sus promesas no tienen ningún valor.

En cuanto a Clinton, qué suerte que mentir no sea un deporte Olímpico. A menudo la agarraron mintiendo y pocas veces admite el fracaso, los errores o las gaffes. Por ese motivo muchos estadounidenses no pueden conectarse con ella.

¿Y ésta es la persona que los defensores de la reforma migratoria integral apoyan porque promete detener la política del presidente Obama de interminables deportaciones y legalizar a los indocumentados? Clinton cuidará a los sindicatos, que apoyan una línea dura en inmigración.

En la batalla de las marcas, el enfrentamiento será “inestable” versus “mentirosa”. Pero independientemente de cuál candidato llegue a la Casa Blanca, la traición no se podrá evitar.

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