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¿Están escuchando?

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Quizás recuerden a Mateo Beltrán, el niño de 3 años que quería un cupcake aunque su madre, Linda, se negaba a dárselo. En un video de YouTube que ha sido visto…

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Quizás recuerden a Mateo Beltrán, el niño de 3 años que quería un cupcake aunque su madre, Linda, se negaba a dárselo. En un video de YouTube que ha sido visto 14 millones de veces, Mateo imploraba: "Escucha, Linda, escucha".

Según peritos en comunicaciones, no todos tenemos la misma capacidad de escuchar.

Hace varios años, me senté en un vuelo junto a un hombre que trabajaba como instructor privado de golf. Le pregunté cuáles eran los estudiantes que escuchaban más sus consejos.

"Los que escuchan más son los actores y los atletas", dijo. "Están acostumbrados a recibir dirección y entrenamiento".

¿Los peores estudiantes?

"Los oficiales militares de alto rango retirados, cirujanos, directores ejecutivos jubilados -personas no acostumbradas a recibir órdenes", dijo. "Es casi imposible enseñarles. No escuchan".

Hay gente que no escucha porque no quiere. Otros, porque no pueden. A mucha gente le gustaría escuchar mejor, especialmente entre familiares y amigos. 

A veces, es necesario pasar vergüenza. Hace como una década, mi suegra me estaba contando una historia y yo no le prestaba atención. Entonces me examinó: "¿Qué acabo de decir?" Yo no tenía ni idea, pero tartamudeé una respuesta. Ahora me aseguro de prestar atención, y mi suegra dice que soy uno de los que saben escuchar mejor en la familia.

En realidad, considero que estoy en proceso de aprender a escuchar. Si estoy mejorando, quizás sea por conducir tantas entrevistas, aunque tengo a veces el hábito de apresurarme a la pregunta siguiente antes de digerir totalmente la respuesta de la anterior. Creo que también ayuda ser locutor de radio; oigo voces en mis audífonos, de oyentes y productores, pero no veo rostro alguno. Sin esa distracción visual, me veo obligado a concentrarme exclusivamente en la voz.

Me propuse escuchar con atención a Lisa Orick-Martínez, profesora de Comunicaciones en el Central New Mexico Community College de Albuquerque y certificada internacionalmente como profesional del escuchar. También es ex directora ejecutiva de la International Listening Association, una organización profesional que promueve la información sobre saber escuchar y el impacto que tiene en nuestras vidas. Entre sus miembros encontramos empresarios, maestros, profesores, entrenadores de vida, y ejecutivos de ventas -todo el que tenga que tratar con el público.

Mi primera pregunta fue si existe una diferencia entre oír simplemente algo o realmente escucharlo.

"Oír y escuchar son la misma cosa hasta que las palabras llegan al cerebro," dijo Orick-Martínez. "Ahí es donde las procesamos. Y algunos tienen más capacidad de procesamiento que otros".

Explicó los seis elementos básicos de escuchar: oír, comprender, recordar, interpretar, evaluar y responder. Para comunicarse efectivamente, son necesarios todos.

¿En qué ocupaciones, pregunté, escuchar es realmente importante? Recitó de un tirón una lista: abogados, médicos, oficiales de policía, consultores, etc.

¿Hay ocupaciones donde hay más individuos que no saben escuchar que en otras?

"En la política", dijo inmediatamente. "Es mutuo. Mucha gente no escucha a los políticos porque pensamos que todos mienten. Y los políticos no escuchan al público porque piensan que nuestras preocupaciones u opiniones no son dignas de su atención".

Puesto que hermanos criados en una misma familia pueden tener diversa capacidad de escuchar, pregunté si hay algunos individuos que naturalmente saben escuchar o si es una destreza que se desarrolla con el tiempo.

Orick-Martinez afirmó que la crianza juega un papel. Citó el ejemplo de padres que no escuchan a sus hijos y los que contestan las preguntas formuladas a los hijos, de manera que éstos no aprenden a escuchar.

Entre otros peligros están la falta de atención, nuestra tendencia a realizar simultáneamente muchas tareas, el no estar consciente del momento en que vivimos, y -lo que la profesora considera como el problema más serio para saber escuchar- esos omnipresentes aparatos electrónicos que nos distraen.

Escuchar mejor no es algo que ocurre naturalmente.

"Cuesta trabajo", dijo Orick-Martinez. "Puede ser bastante laborioso. Hay que estar presente, atento y consciente para saber escuchar".

Nunca pensé demasiado en este tema, pero es muy rico. Un nuevo mundo se ha abierto. Estaba llamando a gritos. Todo lo que yo tenía que hacer era escucharlo.

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