Crear centros de consumo controlado de drogas para tratar a drogodependientes y evitar que muchos mueran de sobredosis -así como para reducir los índices de criminalidad relacionada con el tráfico- es la estrategia que Vancouver (Canadá) ha implementado exitosamente durante los últimos 13 años y que ahora Filadelfia estudia como alternativa para luchar contra el aumento de muertes por esta causa en 2016.

Y es que el panorama no da para más: el año pasado 910 personas murieron en Filadelfia de sobredosis; 55.000 residentes de la ciudad son consumidores de drogas intravenosas y, para empeorar las cosas, en Kensington y Fairhill -según información de la DEA, citada por Philly.com- funcionan los mayores mercados de drogas ilegales en toda la Costa Este de Estados Unidos (ambos barrios son de Filadelfia y buena parte de sus habitantes son hispanos).

En este contexto, el equipo creado por el alcalde Jim Kenney para combatir esta problemática recibió el pasado miércoles a Sarah Evans, quien trabajó en el diseño y administración de estos centros en Vancouver, para conocer de primera mano la experiencia de la ciudad canadiense. 

“Lo que hacen es prevenir de manera exitosa casos de sobradosis” afirmó la experta y  destacó que desde que se pusieron en funcionamiento, estos centros han suministrado 3,5 millones de inyecciones sin que se haya presentado una sola muerte por sobredosis;  tal y como reportó Philly.com.

Aunque la sola propuesta de implementar este modelo de atención en Filadelfia enfrentaría una fuerte oposición política y legal, el equipo conformado por el alcalde ya tiene un posible nombre para estos centros en la ciudad: CUES o Comprehensive User Engagement Sites (algo así como Centros de Atención Integral para Drogodependientes). En abril, el equipo del alcalde le presentará una propuesta final a la ciudad.  

De acuerdo con el informe de Philly.com, más de 100 centros como estos funcionan actualmente en el mundo, la mayoría en países europeos. Además de Filadelfia, Seattle, Baltimore, San Francisco e Ithaca son las ciudades estadounidenses que estudian importar este modelo de atención integral a una de las poblaciones más vulnerables del país.