Coordinar un plan de acción con el personal escolar y preparar al menor para que sepa identificar las señales de alerta sobre su enfermedad son dos medidas "claves" para ayudar a los niños con diabetes a mantenerse sanos mientras estudian.

De acuerdo con Betsy Rodríguez, directora del Programa de Educación sobre Diabetes de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los padres deben reunirse con el personal de la escuela para infomarles sobre cómo mantener bajo control la condición del menor y cómo actuar en caso de que éste sufra una crisis diabética.

"Los padres deben convertirse en educadores y brindar orientación acerca de la alimentación, de la actividad física, de qué hacer ante una emergencia, qué hacer cuando el azúcar está alta o el azúcar está baja", señaló.

En la mayoría de los casos, el personal escolar puede ayudar a que el niño se aplique la insulina, revise sus niveles de glucosa en la sangre, elija alimentos saludables en la cafetería de la escuela y lleve a cabo actividad física.

La experta recomienda a los padres crear un botiquín que el menor lleve a la escuela con medicamentos y todo lo que necesita para estabilizar su nivel de glucosa en la sangre.

La "cajita del bajón", como Rodríguez lo denomina, debe incluir un medidor de glucosa en la sangre, tiritas de análisis, baterías adicionales para el medidor, equipo para análisis de cetonas, insulina, jeringas o plumas de insulina, toallitas húmedas antisépticas y tabletas de glucosa u otro refrigerio con glucosa de acción rápida.

En el caso de los niños que usan bomba de insulina, los CDC sugieren que además se incluya insulina, jeringas y plumas de insulina, por si la bomba no funciona.