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Una versión animada de van Gogh, retratado por Robert Gulaczyk, en “Loving Vincent.”  Crédit: Good Deed Entertainment
Una versión animada de van Gogh, retratado por Robert Gulaczyk, en “Loving Vincent.”  Crédit: Good Deed Entertainment

‘Loving Vincent’: un homenaje a Van Gogh

En un experimento sin precedentes, el cine sirve de soporte para el despliegue pictórico en una narración biográfica.

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Esta historia apareció en el número del 1 de noviembre de 2017 de AL DÍA

 

‘Loving Vincent’ es un proyecto ambicioso : busca combinar animación y relato biográfico para representar las últimas semanas de vida de un artista que, justamente, cambió la historia del arte por su manera de representar el mundo que lo rodeaba. La técnica del film imita la que utilizaba Van Gogh en sus retratos y en sus paisajes. Posiblemente sea el primer largometraje enteramente construido de imágenes pintadas.

Quizá sea excesivo hablar de una película impresionista, pero no se puede negar el efecto de paralelismo que logra entre la forma y el contenido. Tanto el personaje – atormentado y meditabundo –, como su arte – vibrante y expresivo –, encuentran su reflejo en una narración melancólica cuyas imágenes reproducen el estilo y las pinceladas del célebre artista holandés. 

La dedicación y la ambición del equipo creativo – dirigido por Dorota Kobiela y Hugh Welchman en una colaboración entre Polonia y el Reino Unido – está fuera de toda discusión. Se necesitaron 125 animadores para crear 65.000 fotogramas pintados que incorporaran 120 de las más célebres pinturas de Van-Gogh. Estas cifras por sí solas ya son desorbitantes. Ahora consideremos que el proceso creativo se prolongó durante 10 años. En cierta manera, el gran objetivo del film, logrado, y con creces, es darle vida – movimiento–, a una serie de obras maestras. 

Desde el punto de vista visual, el experimento es deslumbrante. Imaginen las estrellas de Van Gogh titilando en la noche, el cielo girando en espiral, los ríos corriendo nerviosamente, la lluvia cayendo como si fuera confeti sobre campos de trigo sembrados de oro. Cada fotograma es una explosión de cargas eléctricas que refleja la esencia del arte de Van Gogh y en cierto modo explica el porqué muchos expertos lo consideran el punto de partida del arte moderno.  

Pero hay más que una exposición de imágenes magnéticas. La película toma la estructura de un thriller sombrío en el que retratos y paisajes de Van Gogh se mezclan con escenas de actores pintadas a mano. Se trata de una historia detectivesca en donde el misterio a esclarecer es el siguiente :  Van Gogh se suicidó o fue asesinado? En el papel de investigador y narrador está Armand Roulin (Douglas Booth), un joven amargado y alcohólico proclive a las peleas de bar, a quien le es encomendada la misión de rastrear la última carta escrita por Van Gogh antes de su muerte, un año atrás. Este es el marco narrativo que sirve para rendir un homenaje a la obra de uno de los más grandes artistas de la historia moderna.