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Julianne Pachico es la autora de The Lucky Ones, una novela de relatos cortos que ha sido aclamada por la prensa de Estados Unidos por ser un fiel retrato de la violenta realidad de Colombia durante los últimos veinte años. 
Julianne Pachico es la autora de The Lucky Ones, una novela de relatos cortos que ha sido aclamada por la prensa de Estados Unidos por ser un fiel retrato de la violenta realidad de Colombia durante los últimos veinte años. 

Julianne Pachico: “Es más fácil escribir de un país cuando no estás allí”

De madre inglesa y padre americano,  Julianne Pachico creció en Cali, Colombia, en un ambiente marcado por las fuertes diferencias sociales y el miedo a la…

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Pedro & Daniel

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Julianne Pachico admite que ha tenido suerte.  Con tan solo 30 años, esta joven escritora de padre americano y madre inglesa ha conseguido que su primer libro, The Lucky Ones (Spiegel & Grau, 2017), una selección de cuentos cortos inspirados en la Colombia donde creció, se haya convertido en uno de los títulos más aclamados del momento por el mundo literario estadounidense.

“El libro salió publicado un mes antes en Reino Unido, pero ha recibido mucha más atención en Estados Unidos. Supongo que se debe a que en Estados Unidos existe una conexión histórica y social más importante con Colombia -y con Latinoamérica en general- que en Inglaterra”, explica esta joven escritora desde su apartamento en Norwich, en el noreste de Inglaterra, donde termina su tesis en Escritura Creativa.

“Estoy contenta, porque ahora hay algunos ingleses que se acercan a mí para decirme, “mira, no sabía nada de Colombia y desde que leí tu libro tengo una visión del país un poco más allá de los cárteles, de Escobar, o de los narcos”, explica Pachico, ilusionada. “Y eso era lo que yo pretendía con este libro, contar la que fue mi experiencia creciendo allí”.

Conflicto de identidad

Julianne Pachico llegó a Cali cuando apenas era un bebé de semanas. Sus padres decidieron mudarse a esta ciudad colombiana en los años 70 para trabajar juntos en la misma ong, una organización internacional especializada en proyectos de desarrollo agrícola. Ella y su hermana fueron a un colegio internacional en Cali, donde iban a clase con otros hijos de expatriados y de familias colombianas adineradas, hasta que a los 18 años se marchó a Portland, en Estados Unidos, para estudiar en la universidad.

Podría decir que soy una escritora colombiana, aunque no tenga el pasaporte”, confiesa Julianne, en perfecto español. A pesar de tener la doble nacionalidad americana e inglesa, esta autora de melena rubia y grandes ojos almendrados admite que en Portland no se sentía del todo americana, y en Norwich, donde ahora reside, tampoco se siente cien por cien inglesa.

“Preguntarse sobre la nacionalidad es un tema interesante, sobre todo cuando eres hijo de diplomáticos o de padres expatriados”, comenta.  “Cada vez estamos más expuestos a otras culturas, aunque sea a través de películas o libros. Yo creo que el mundo debería avanzarse al típico concepto de identidad, pero veo que en algunos lugares, sobre todo en los Estados Unidos, la cuestión de la identidad sigue siendo muy complicada”, comenta.

En Portland, por ejemplo, a Julianne le sorprendía cuando alguien nacido en Los Angeles le decía : “hey, eres Latina, como yo”, pero no sabía hablar español. ¿Qué significa ser Latino?, se pregunta Julianne, sin saber la respuesta.

En los Estados Unidos, la cuestión de la identidad sigue siendo muy complicada

Uno de los personajes que aparecen en su novela– y que también aparece en un cuento publicado en el New Yorker- es una joven colombiana  que se mudó a Nueva York cuando era chica y va notando que pierde la conexión con su país, empezando por el idioma. “Es gente que se siente separada de sus raíces, sin una identidad firme.  En Portland tenía amigos que no sabían hablar español, a pesar de que sus padres lo hablaban en casa. Se trata de una separación difícil, y también trágica”, explica Julianne.

Para la escritora colombiana, lo que está sucediendo ahora en Estados Unidos a raíz de la política anti-inmigración de Trump ha vuelto aún más dramática esta separación. “Hay gente que está siendo deportada a un país en el que no ha vivido nunca”, dice.

El tema de la identidad es sin duda uno de los temas principales de The  Lucky Ones, una novela de relatos cortos entrelazados ambientados en la Colombia en la que creció Julianne, entre 1993 y 2003. Años marcados por el conflicto armado, el miedo a la guerrilla y el hecho de vivir en una burbuja para ricos y expatriados.

Huir del cliché

“Al principio no quería escribir sobre Colombia, me parecía demasiado cliché”, admite. Sin embargo, en el terreno de la escritura, tomar distancia de tu propio país, o del lugar en que creciste, puede ser una ventaja. “Es más fácil escribir de un país cuando no estas allí”, dice.

Fueron sus compañeros de universidad los que la acabaron convenciendo para que escribiera sobre Colombia. “Me decían que era lo que mejor me salía. “Queremos saber más, es muy interesante”, me insistían”.  

Después de mucho esfuerzo y borradores tirados a la basura, el libro ha salido a la luz y ha sido muy bien recibido por la prensa. Silvana Paternosto, escritora colombiana y crítica literaria del New York Times Book Review, dijo que la manera con que Pachico describe el miedo con el que los niños colombianos crecen, “le había hecho volver a sentir ese nudo en el estómago”.

“Fue honor leer su crítica, porque Paternosto ha sido una gran influencia para mí”, admite Pachico. La autora se siente más cómoda leyendo y escribiendo en inglés, pero cuando tiene tiempo y la tesis le da un respiro, le gusta leer la obra de autores colombianos que no han sido traducidos.

En Inglaterra, Julianne está a gusto. Siente que en Europa el concepto de la identidad no es tan importante como en Estados Unidos, y ha conocido gente de todas partes. “Norwich está llena de españoles”, dice.

Es un libro fragmentado, que no tiene todas las conexiones firmes, porque así me parece Colombia

 Sin embargo, muchos europeos en Reino Unido están preocupados por la llegada inminente del Brexit y lo que supondrá la salida de país de la UE. “Los ingleses no entienden el efecto del Brexit en el resto del mundo”, se lamenta Julianne, partidaria de cada vez haya más integración de identidades, en lugar de separaciones.

Su visión inclusiva del mundo se deja entrever en otra de las historias de su libro, en la que unos personajes debaten a quién invitar y a quien no invitar a una fiesta. Al final, uno de ellos decide que “cuantos más seamos, más nos divertiremos”. “Me gusta concebir el mundo como una gran fiesta en la que todos están invitados”, dice la autora.

Vivir en una burbuja

Pachico pudo experimentar en su propia piel que mantener esta visión inclusiva del mundo - que implica “saber perdonar” - no es fácil. “En Cali iba con gente que defendía a los paramilitares, hasta yo misma los defendí. Allí todo el mundo tiene a un hermano a un padre que fue secuestrado por la guerrilla y quizás murió en la selva.  Puedes entender que algunos no quieran perdonar a los guerrilleros”, dice.  Sin embargo, ahora se avergüenza.

Vivíamos en una burbuja, no nos mezclábamos con otra gente de la calle”, recuerda. “Nunca tome un bus, nunca estaba sola, ni siquiera para pasear al perro. Por eso ahora me parece chévere estar en Norwich, poder ir al parque en la noche, sacar mi iPod sin tener miedo”, dice.

En 2004 la situación en Cali era tan violenta que muchas familias expatriadas se fueron del país. “Mi hermana y yo éramos las únicas gringas de la escuela”, recuerda. Sus padres no quisieron irse. Decían, “con suficiente tiempo, todo parece normal”. Y lo normal para Pachico se convirtió en convivir con el miedo, una sensación que ha sabido transmitir con exactitud en su libro, según la crítica.  

“En el fondo, el libro no es una novela, ni una colección de cuentos cortos independientes. Es un libro fragmentado, que no tiene todas las conexiones firmes, porque así me parece Colombia”, dice la autora.

Una fragmentación que Pachico vivió en forma de contraste social entre ricos y pobres, entre guerrilleros y simpatizantes con los paramilitares, entre locales y expatriados.  La autora cree que con el proceso de paz las cosas van a ir a mejor en Colombia. Quiere regresar pronto de visita, aunque no sabe si volverá a vivir.

“Hay cosas que echo de menos, cómo el sentido de la comunidad. La gente en Colombia es muy abierta, enseguida te invita a su finca, a comer…. La falta de recursos hace que la gente se apoye mucho en los vecinos”, dice Julianne, con voz nostálgica. “Aquí en Inglaterra son muchos más cerrados. Me paseo por las calles vacías de Norwich y me pregunto qué harán todos medidos en sus casas. Supongo que tendrá que ver con el clima”, sonríe. 

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