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Si esperamos que los escritores de la televisión estadounidense escriban nuestra narrativa latina, la regamos. Cinco latinas —interesantes, ambiciosas y…

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Las sirvientas taimadas de una telenovela estadounidense colmada de intrigas, sexo y expectativas subordinadas. La esposa sexy pero imbécil de una telecomedia popular. En un sinnúmero de otros programas: niñeras, prostitutas y adolescentes embarazadas con poca esperanza de un futuro mejor.

Si esperamos que los escritores de la televisión estadounidense escriban nuestra narrativa latina, la regamos.

Un informe del 2012 de la Coalición Nacional Hispana de Medios ( NHMC ) que detalla el impacto de los estereotipos de los medios de comunicación sobre las opiniones y actitudes hacia los latinos y los inmigrantes, no podría poner la situación más en claro: "Los estereotipos que la gente cree que son verdaderos ... reflejan las imágenes, personajes e historias que se encuentran comúnmente en las noticias, la televisión, el cine y los programas de radio".

No nos debería sorprender. Sabemos que los medios de comunicación —sobre todo el cine y la televisión— son especialistas en la venta de imágenes como bienes de consumo, y aquellos que miran a nuestra comunidad desde afuera han sido el mercado objetivo en la venta agresiva de Modern Family, Devious Maids y programas policiacos donde siempre desempeñamos el papel de víctima o delincuente, y nunca el de científica forense o jueza.

Un total del 44 al 53 por ciento de los encuestados en el estudio de NHMC (independientemente de si la protagonización del rol fuera positivo o negativo), dijo que creía que los latinos/latinas e inmigrantes eran "menos educados" que el resto de la población. Sólo el 5 por ciento de ellos indicó ver representaciones frecuentes de abogados latinos o latinas, jueces, enfermeras y médicos (en los programas de televisión) y un miserable 4 por ciento recordó vernos en el papel de maestros y profesores.

Mientras que la imagen errónea que tengan los anglosajones sobre nosotras sin duda nos hace reflexionar, lo que nos debe preocupar más es el efecto que estos papeles esterotipados tienen en la autoestima y expectativas de nuestras hijas y otras jóvenes latinas que precisamente en este momento están forjando los sueños de su futuro.

En su tesis sobre la autoestima y como esta influye en las decisiones que las universitarias latinas toman en adelantar su carrera, el profesor de Bakersfield College Rene Trujillo dice que los estereotipos raciales y sexuales socavan la identificación con el mundo académico y el rendimiento escolar. Él cita estudios que indican que las latinas son menos seguras en sus aspiraciones profesionales porque "la forma en que las personas toman decisiones en su carrera, la búsqueda de puestos de trabajo, y aun buscar promociones, depende de lo que creen acerca sí mismas y del mundo del trabajo".

Natalia Olson-Urtecho, administradora regional de la Administración de Pequeñas Empresas de EE.UU., señala que los medios de comunicación desempeñan un papel importante en las expectativas de las jóvenes latinas.

"Creo que eso trae consigo una gran responsabilidad", dice. "¿Por qué alimentar el statu quo y seguir reforzando esas imágenes (limitadas)? La gente piensa que esas son las únicos modelos a seguir".

Olson-Urtecho en si es un gran modelo a seguir para las jóvenes latinas. Un titulo en ingeniería de sistemas y otro en planificación urbana le han valido un trabajo importante con el gobierno federal, lo que le permite promover negocios verdes y fomentar el espíritu empresarial. Ella es muy elocuente, dedicada a su trabajo, y tan simpática como cualquier estrella de 'sitcom' o drama.

Es sólo una de cinco latinas de Filadelfia a las cuales entrevistamos para así poner en primer plano una narrativa latina que se ha quedado oculta en Devious Maids y Modern Family: Una narrativa donde la belleza no se opone a la inteligencia, la ambición no excluye la conciencia, y el futuro no nos queda circunscrito.

Todos las participantes —Olson-Urtecho, Farah Jiménez, Lynnette Pérez-Santos, Claudia Valeggia y Adriana Arvizo— tienen diferentes ascendencias y han enfrentado distintos retos. Cuando nos reunimos en las oficinas de Al Día, en medio de las risas y la charla, se notó una congruencia. Cada una se ha comprometido a ayudar a que se realizen otras latinas, cada una desafía estereotipos, y cada una escribe su propio guión.

Izq. a der.: Lynnette Perez-Santos, Farah Jiménez, Claudia Valeggia, Natalia Olson-Urtecho y Adrian Arvizo.

 

Rol: La CEO impávida

"Mis padres siempre nos dijeron: ' La educación es lo único que no te pueden quitar'. Cuando salieron de Cuba, su educación y la ropa que llevaban puesta era todo lo que se les permitió llevar con ellos", dice Farah Jiménez, CEO del People's Emergency Center (PEC por sus siglas en inglés) en Filadelfia.

Aunque su padre nunca completó su licenciatura en ingeniería (las exigencias de mantener a la familia después de salir de Cuba se lo impidieron) el énfasis de su familia siempre fue en educación, y Jiménez creció sabiendo que iría a la universidad y al posgrado.

"Si mis padres me enseñaron algo, fue el no ver los obstáculos en la vida, sólo las oportunidades", dice Jiménez. "Ellos son una demostración personal de ese punto de vista al haber construido una vida exitosa en la década de los 60s en un país donde no conocían a nadie, no hablaban el idioma, lo hicieron teniendo piel negra y hablando con un fuerte acento".

Jiménez recuerda a su madre (quien había estado estudiando medicina en Cuba pero que tuvo que completar su licenciatura en España) haciendo malabarismos para poder estudiar y a la vez prestar atención a las necesidades en la crianza de dos hijas pequeñas.

"Uno se puede imaginar el valor que tuvo que tener para salir de su país —joven , casada y embarazada— sin ninguna idea de lo que le esperaba en el futuro, y aferrandose solamente a su fe en mi padre, en su matrimonio, y en Dios", dice Jiménez. "Cuando era niña recuerdo que a mi madre la llamaban a menudo para ir a hablar acerca de las mujeres con trabajos 'extraños' — no había muchas mujeres doctoras en esos días. Y no hablemos de que también era una mujer morena, inmigrante, y que se había educado en el extranjero. Lo que le costó a ella lograr eso —sin conocer el idioma ni el sistema estadounidense— muestra su resiliencia y confianza".

Jimenez en realidad no se opone a las representaciones de latinas que ha visto en los medios de entretenimiento. "El estereotipo mediático de las mujeres latinas es la misma en EE.UU. que en el extranjero", dice. "Las telenovelas, noticieros y espectáculos de variedades en la televisión hispanohablante todos muestran imágenes de latinas hermosas, voluptuosas y 'sexy'. Y, ofrecen esas imágenes porque, francamente, las latinas son hermosas, voluptuosas y 'sexy' ... ¡pero también son inteligentes! No solo instruidas pero astutas. Incluso las caracterizaciones de las latinas en los principales medios de comunicación dejan eso en claro". 

Pero eso no significa que Jiménez no haya tenido que lidiar con estereotipos.

"Creo que mi identidad personal como latina no es consistente con la percepción externa de la gente que me considera afroamericana", dice ella. "Por lo tanto, durante gran parte de mi infancia, ya sea en la escuela media o secundaria, mi experiencia con el racismo fue relacionada con ser morena. Me llamaron el 'N-word', me seguían cuando entraba a las tiendas, el tipo de acoso que se hace sentir cuando uno es morena. Pero tuve la suerte de que pude resistir fácilmente las etiquetas que otros me ponían porque no eran las etiquetas que yo me ponía".

Sin embargo, añade, "mis padres se aseguraron que mis ojos estuvieran abiertos a la realidad de la discriminación, a menudo me reprendían si me iba de la casa sin planchar mi ropa o sin cuidar de mi arreglo personal. Ellos decían que mientras mis amigas podían lucir de moda y salir a la calle vistiendo un par de jeans rasgados, yo no  podía vestir así porque soy morena y latina".

Una abogada que nunca ha ejercido leyes, Jiménez lidera PEC desde hace tres años, después de notar el aumento en el número de personas sin hogar en los alrededores de la Universidad de Pensilvania. "Yo quería ayudar a resolver ese problema, y reconstruir vidas y comunidades. En mi trabajo como CEO del PEC, yo busco poner fin a la desesperación que lleva a la indigencia de familias".

La lucha de la esperanza contra la desesperación es un tema recurrente en las respuestas de Jiménez.

Ella ve los problemas que enfrenta la comunidad latina como un "reflejo la falta de esperanza y la desesperación que a menudo acompaña al trauma de una niñez vivida en la pobreza", y señala que las organizaciones que trabajan duro para hacer frente a esas cuestiones en Filadelfia — "APM, Congreso, Taller y Norris Square"— están todas encabezadas por latinas.

También describe los momentos más gratos de su propio trabajo como aquellos en los que los "residentes se conectan con el potencial dentro de sí mismos — cuando empiezan a creer, como lo hicieron mis padres, que el futuro está lleno de posibilidades y que dentro de ellos mismos se encuentran muchas de las herramientas que necesitan para lograr el éxito".

Es difícil cuando se entrevista a alguien tan afable como Jiménez, identificar una sola frase para encomillar, pero finalmente doy con una, la que cierra su respuesta a mi pregunta acerca de qué cualidades son más importantes para las latinas: "Una creencia total y absoluta en tu propio potencial", responde ella. "Y la comprensión de que no tienes que dejar de ponerte tacones altos o usar lápiz de labios, ni —lo más importante— renunciar a tu cultura para ser una mujer de distinción e influencia."

Rol: La contable positiva

No se esperaba que estudiara en la universidad, y si no fuera por sus amigas, puede que ni siquiera lo hubiera pensado. Esa es la ventaja de tener un buen grupo de compañeras.

Pero fue su propio empeño que le permitió a Lynnette Pérez-Santos no sólo obtener una maestría en administración de empresas, sino también convertirse en presidenta de la sucursal local de la Asociación de Profesionales Latinos en Finanzas y Contabilidad (ALPFA, por sus siglas en inglés) así como para llenar con distinción su puesto actual como contadora principal de ARAMARK K-12 Education Group.

"Vengo de un comienzo muy humilde", dice Pérez-Santos. "Nací y crecí en el norte de Filadelfia, y soy la menor de cuatro hermanos. Mi madre se convirtió en una madre soltera cuando yo tenía unos 6 años, cuando mi padre falleció. Cuando entré en la escuela secundaria, no pensaba en cursar la universidad. Nadie esperaba que iba a continuar mi educación. Mi madre no lo hizo, ni tampoco mis hermanos".

Pero su madre es una mujer de fe y Pérez-Santos  era una participante activa en el grupo de jóvenes de la iglesia Santa Veronica en aquellos días. También era líder de equipo del Encuentro Juvenil. El círculo de amistades que tenía en ambas organizaciones con frecuencia discutían la importancia de la educación, y la inspiraron.

Se inscribió en Pierce Junior College y con tiempo obtuvo un título de asociado en administración de empresas. Pero trabajaba mientras estudiaba —manteniendo las cuentas y de asistente administrativo— y esas tareas despertaron un interés en convertirse en contadora.

"Lawrence Mazer y su esposa Carol eran los dueños de un pequeño bufete de abogados", dice ella, "y se arriesgaron a contratarme. Fue mi primer trabajo profesional. Era una empresa completamente italiana y yo era la única latina. Nunca me sentí excluida. Me trataron con respeto y querían enseñarme. Ellos querían ayudarme a alcanzar el éxito".

"El reto estaba en que se trataba de un entorno diferente, para el que no estaba preparada", dice. "Tuve que trabajar con rapidez y aclimatarme para manejar mi tiempo y ser capaz de trabajar sin dejar de mantener mis tareas universitarias en buen estado".

Luego de graduarse con titulo de asociado, Pérez-Santos obtuvo su licenciatura en contabilidad de Chestnut Hill College y su maestría en Finanzas y Contabilidad de la Universidad Regis.

"Creo que nosotras, como mujeres de color, siempre hemos tenido que trabajar más y ser un poco más agresivas y mostrar nuestra confianza en todo lo que hacemos para que se nos escuche y se nos tome en serio en cualquier rol", dice Pérez -Santos. Ella tiene un modelo a seguir en su madre, quien ella describe como alguien con valores sólidos, que no se asusta cuando el trabajo es duro, y que no tiene miedo de pedir ayuda cuando la necesita".

No había muchas latinas en trabajos de contabilidad cuando Pérez -Santos estudiaba para la profesión, pero las hay ahora. Ella atribuye eso, en parte, a las empresas tienen mejor comprensión de la importancia de una fuerza laboral diversa.

"La latina profesional tiene mucho que ofrecer al 'mainstream'", dice. Pérez-Santos es de ascendencia puertorriqueña, y es completamente bilingüe. Ella dice que la mayoría de los latinos son bilingües —lo que les da la posibilidad de trabajar efectivamente dentro y fuera del mercado latino. "Estamos causando un enorme impacto y cambiando el ambito profesional".

La posibilidad de que las latinas sean exitosas, cree Pérez-Santos, empieza en casa. "La mayoría de nosotras tenemos fuertes raíces familiares y una base sólida en una rica cultura con grandes valores. Como una latina y madre soltera de tres hijos, es importante predicar por ejemplo y ayudarles a entender que los aportes a la comunidad no sólo apoyan nuestra cultura, sino inspiran a otros a hacer lo mismo".

"Los medios pueden tener un impacto en cómo se percibe a las latinas", dice ella. "Pero no creo que sean responsables por las bajas expectativas". De hecho, ella admira mucho a Eva Longoria, la actriz mexicoamericana que es productor del programa, Devious Maids , así como a la actriz y cantante Jennifer Lopez . Ambas estrellas, dice Pérez -Santos, trabajan con ganas para ayudar a la comunidad latina.

Y se toman riesgos.

Si hay una cosa que a Pérez -Santos le gustaría poder transmitir a las jóvenes latinas a principios de su carrera, es que tiene que tomar riesgos para tener éxito. "Nosotras, las latinas, somos fuertes en nuestras convicciones, sin embargo nos escondemos a la hora de asumir riesgos", dice.

"Tienes que mantenerte abierta a las oportunidades. Habrá un momento en que te pedirán que hagas una tarea que nadie más quiere. ¿Sabes una cosa? Haz esa tarea. Ponte al mando de ella. Hacer eso demuestra fuerza, que deseas contribuir, que te paras y dices 'yo me encargo', y que lo logras".  

Rol: La científica curiosa

¿Qué impulsa a una niña latina a escoger una carrera en las ciencias si no ve muchas científicas a su entorno?

En el caso de Claudia Valeggia, fue una curiosidad innata, y a la vez, el resultado de un par de expectativas culturales — una que se tornó a su favor, otra que limitó sus oportunidades— que la llevaron a convertirse en bióloga.

"Nunca conocí a una mujer de ciencias cuando era niña", dice Valeggia. "Pero mi padre era un ingeniero químico y tenía una mente llena de curiosidad, algo que yo heredé. Él fue una gran influencia en mi forma de ver el mundo".

Valeggia es profesora de antropología biológica, y la directora del Population Aging Research Center en la Universidad de Pensilvania. Oriunda de Argentina, donde recibió su primer titulo universitario, realizó su trabajo de posgrado en los Estados Unidos, y en marzo de este año se convirtió en ciudadana de los EE.UU.

Sus padres, inmigrantes italianos en Argentina, valoraban la educación, y apoyaban sus intereses 'no tradicionales' que, hasta los 15 años, incluían llegar a ser una física nuclear.

Pero entonces Valeggia se topó con el primer obstáculo erigido por pura costumbre. "(Para estudiar física nuclear) a los 18 años habría tenido que ir lejos, a unos 1.600 kilómetros de la casa, y eso fue mal visto", dice Valeggia. Una joven sola y tan apartada de la familia....

A sus compañeras de secundaria tampoco les parecía buen idea, pero por otra razón: le tenían desdén a la disciplina científica que había elegido. "Una de mis amigas me decía que la física no era una ciencia muy 'positiva' y me convenció de que podría hacer contribuciones mucho más saludables".

Valeggia consintió permanecer más cerca de la casa, y se dio a la biología.

"Esta es la paradoja de la cultura machista que terminó trabajando a mi favor: mi familia esperaba que me casaría y que mi esposo sería el que se preocupara por mantenernos, así que pude elegir la carrera que quería, mientras que a mis hermanos los animaron a estudiar carreras lucrativas", dice.

La disciplina científica que eligió es la que tiene la mejor representación de las latinas, pero el número total de mujeres de color con doctorados en los campos de STEM sigue siendo un minúsculo 2,4 por ciento en los Estados Unidos (según la Fundación Nacional de Ciencias), y Valeggia dice que puede contar a sus colegas latinas "con una mano".

Piensa que la falta de representación de latinas en las ciencias tiene que ver, en parte, con que al considerar una profesión buscan una carrera con menos incertidumbre y que pague mejor. Las ciencias son extremadamente competitivas y exigentes pero a menudo los empleos no son bien remunerados. "Realmente tienes que amar la ciencia", dice, y luego habla de la satisfacción que siente cuando se utilizan sus investigaciones para mejorar la vida de las mujeres y los niños en comunidades actuales.

Valeggia recientemente ganó el Premio Presidencial por su investigación de la interacción entre la biología humana y los variables culturales, y la forma de interacción de la fertilidad de mujeres y el crecimiento y desarrollo de los niños. A pesar de su doctorado, sus cargos académicos y el reconocimiento por sus estudios investigativos, dice que el tener un acento cuando habla inglés a veces influye cómo el mundo académico se dispone al oír sus estudios investigativos.

"Tengo un acento y creo que esto tiene un efecto durante mis presentaciones", dice. "A veces siento que es una buena recepción, como si mi acento 'exótico' es una ventaja y hace que la gente preste más atención. Otras veces he sentido produce un desconecte". Aunque Valeggia no siente que la menosprecian por ser latina, dice que "en algunas ocasiones he sentido que mis presentaciones fueron percibidas como menos convincentes —sobre todo cuando he presentado mi trabajo en los foros de medicina— pero pienso que tiene que ver más con mi género que con mi origen étnico".

Valeggia tiene una calidad valerosa, un poco como la de Karen Allen en la primera de las películas de Indiana Jones. Es fácil imaginarla en la selva (su esposo también es biólogo, y estudia a los monos en el ámbito natural) y en El Chaco argentino, donde ella realiza su propio trabajo de campo. El Chaco es parte de una llanura extensa —y en gran parte inaccesible— que cubre mitad de Paraguay y amplias zonas de Bolivia y Brasil, y donde tienen sede varios grupos indígenas muy aislados con los que trabaja Valeggia.

Debido a que hizo sus estudios primerizos en Argentina donde la mayoría de estudiantes son 'latinos', y como tiene tez blanca, no se siente que ha experimentado los mismos impedimentos y estereotipos que las latinas estadounidenses pueden enfrentar al avanzar sus estudios. Pero recuerda que su única compañera latina mientras estudiaba para el doctorado en la Universidad de California en Davis era puertorriqueña y hablaba sobre un tipo de "perfil racial" académico que amenazaba con descarrilar sus estudios.

Un sentido competitivo fiero es parte del mundo científico aun al nivel de posgrado, pero según Valeggia, "no había ningún sentido de competencia entre nosotras". Es más, las dos latinas se esmeraban en ayudarse la una a la otra.

Ella cree en el poder de la tutoría, y describe a Magdalena Hurtado, una antropóloga biológica actualmente profesora en la Universidad Estatal de Arizona, como una mentora que le prestó gran apoyo durante los años llevando al doctorado. Valeggia devuelve el favor. Enseña y aconseja a las jóvenes en su profesión, especialmente en Argentina, donde ella y su marido establecieron la FundaciónECO para promover la educación en la zona de El Chaco.

"A través de esta fundación, hemos sido capaces de apoyar la educación de varios jóvenes de comunidades marginadas", dice. "Ahora mismo estamos orgullosamente patrocinando a Rosaura Medina, una joven indígena, que va en su tercer año en la facultad de derecho".

La pareja de biólogos obviamente ha sido modelo a seguir para sus hijos: el mayor, Facundo está interesado en ser un neurocientífico; el segundo, Matias, un biólogo, y aunque el más joven, Joaquín, no ha decidido por cual camino lo va a llevar vida, su madre cree que es probable que se dedique una de las ciencias. 

Quizás es esa prueba de que la vocación se puede desarrollar por medio de una exposición cotidiana que la lleva a creer que la forma en que los medios de comunicación representan a las latinas sí tiene un impacto. 

"Definitivamente creo que cómo se nos representa en los medios de comunicación es importante", dice." Debemos esforzarnos para enfocar atención en las latinas exitosas en posiciones de poder, como Sonia Sotomayor (jueza de la Corte Suprema) y Antonia Novello (ex Cirujana General), o las presentes y pasadas presidentes de América Latina".

"Tenemos que aprender a reconocer, valorar y difundir que hay una diversidad entre las latinas", añade. "Las latinas son capaces de hacer lo que se dispongan. Deben ser proactivas y agresivas en su búsqueda de modelos a seguir".

¿Y qué pasa si —como Valeggia experimentó durante sus estudios de postgrado cuando no tenía profesoras ni asesoras latina— las latinas jóvenes no pueden encontrar alguien que sea modelo de su trayectoria profesional particular?

Entonces, dice: "Deben ellas ser las pioneras".

Rol: La gerente independiente

"Escribí mi primera historia cuando tenía 7 años. Llevo ese papel en mi cartera aún, como un amuleto de la suerte".

La hija de una familia de clase media en Chihuahua, México, que siempre amó ser cuentista descubrió, a la edad de 12 años, que podía redactar y pronunciar discursos también. Tenía una habilidad con las palabras y las ideas. 

Hoy en día, Adriana Arvizo es gerente de relaciones públicas del Greater Philadelphia Tourism Marketing Corporation.

"Acabo de cumplir 30 años y soy gerente," dice Arvizo. "Me encanta mi trabajo. Me encanta lo que hago y la organización para la cual trabajo. Todavía estoy contando historias sobre algo que me apasiona: los latinos en los Estados Unidos".

Hija de dos ingenieros, Arvizo dice que para ella no ir a la universidad no era una opción, y sabía desde el principio que quería estudiar comunicaciones. 

Debido a que su ciudad natal queda a pocas horas de la frontera con EE.UU., se enteró de un programa de la Universidad de Texas en El Paso que le permite a estudiantes del estado mexicano de Chihuahua pagar la misma matrícula que los residentes de Texas. Y a los 18 años llegó a los Estados Unidos para iniciar sus estudios.

Trabajó en muchos empleos para poder pagar sus estudios. Lavó platos, limpió el estadio universitario, fue camarera en un bar y trabajó como barista. Trabajó como voluntaria en el periódico universitario, ya que, a pesar de que necesitaba ganarse un sueldo quería el tipo de experiencia que necesitaría para lograr su sueño de trabajar en comunicaciones.

"Yo tenía el reto de ser una inmigrante, sabía que para conseguir un trabajo y una visa de trabajo patrocinado, tenía que esforzarme más que los demás", dice. "En mi universidad el 70 por ciento de los estudiantes son latinos, pero me sentía diferente por ser una estudiante internacional, porque los estudiantes nacidos en los EE.UU. recibían ayuda financiera, tenían los mejores puestos de trabajo universitario y tenían más oportunidades. Pero eso nos dio a nosotros, los estudiantes internacionales, una increíble motivación para hacer más, para dar nuestro 200 por ciento y aprovechar cada oportunidad que se nos presentaba".

Su madre es su inspiración como mujer profesional. "Mi mamá siempre ha trabajado", dice. "Recuerdo como se levantaba temprano, a las 5 am, limpiaba la casa, cocinaba algo de comida, se ponía el traje de negocios, iba a trabajar y volvía tarde en la noche. Aun trabaja. Es la jefa de una oficina de investigación económica para el gobierno del estado de Chihuahua y es súper inteligente. Aprendí de ella como ser independiente y que las mujeres pueden hacer todo lo que hace el hombre, y en tacones altos".

Arvizo cree que la tasa de deserción escolar de las jóvenes latinas estadounidenses —un 30 por ciento, que es más del doble de la tasa para las jóvenes afroamericanas, y casi cuatro veces la tasa de las jóvenes blancas— tiene que ver con el peso de la responsabilidad que cae en los hombros de las jóvenes, especialmente aquellas cuyos padres son inmigrantes. "Muy a menudo se convierten en las adultas de la familia, y se preocupan por guiar a sus padres que no entienden este país, y eso es difícil", dice. "Para las latinas, en particular, es parte de nuestra cultura que la hermana mayor se haga cargo de los hermanos y que ayude a su madre con todo lo que hay que hacer".

Pero Arvizo no exime a los medios de comunicación de la responsabilidad por los mensajes que están impartiendo.

"Lo que yo llamo 'la cultura de telenovela' es un mal ejemplo para las jóvenes latinas", dice. "Ese cuento de la chica pobre que encuentra su príncipe azul acomodado y llora a lágrima viva por él, y le da su vida, promueve que las jóvenes piensen que a los quince años ya han encontrado el amor de su vida y que todo va a ser como en las novelas. ¡Y no lo es! Deberíamos animar a las jóvenes a amarse a sí mismas primero, animarlas a viajar, explorar el mundo, disfrutar de su juventud, fomentar relaciones sanas y sexo protegido, instarlas a continuar su educación y que tengan orgullo en ser independientes".

A principios de año Arvizo estaba en una conferencia en la que escuchó hablar a la actriz Rita Moreno. "Ella estaba explicando cómo cuando era joven era muy difícil conseguir un papel en Hollywood porque a las latinas solo les daban a interpretar los roles de criada o prostituta. Creo que no han cambiado mucho las cosas en los pasados 40 años", dice.

"Creo que todavía hay un estereotipo que las latinas son muy sexuales, y eso me molesta", dice. "Las latinas somos muy apasionadas, pero es la misma pasión que tenemos para el trabajo, la familia, amistades, el fútbol y para la superación — no sólo el sexo. Así que, sí, celebremos nuestra belleza y sexualidad pero también nuestra inteligencia, nuestro carácter fuerte y nuestros valores morales".

Además de la importancia de la tutoría para aquellas jóvenes que están todavía en pinitas, Arvizo cree que existe la obligación de apoyar a las latinas, aun cuando no las conozcamos personalmente. "Si hay una diseñadora latina que te gusta, compra sus diseños, si hay una película con una actriz latina, ve esa película."

"Nuestra autoestima se ha visto afectado por los estereotipos y una historia de discriminación, y la tenemos que restaurar", dice. "Tenemos que entender que somos una gran comunidad. Tenemos que creer en nosotras mismas para cambiar los estereotipos. En todas las profesiones, las latinas son fuertes, súper fuertes. Podemos lograr lo que nos planteamos como objetivos. Sólo nos falta la oportunidad".

Arvizo siente, tal vez con más intensidad que cualquiera de las otras latinas entrevistadas para esta nota, la naturaleza dual de la inmigrante. Ella ha vivido en los Estados Unidos casi la mitad de su vida y, como residente permanente, se considera tanto estadounidense como mexicana.

"¿Cómo no voy a amar a este país?", pregunta. "Es mi hogar. Me ha dado amigos, una carrera, una pareja y probablemente en el futuro, hijos. Pero eso no me hace menos mexicana. La canción 'My Way' de Frank Sinatra me da escalofríos exactamente igual que 'A Mi Manera' de Vicente Fernández. Soy tan fanática del Tri (la seleción de fútbol nacional mexicana) como de los Phillies".

Arvizo dice que en las ocasiones en que se siente intimidada porque habla con acento, recuerda que ella conecta dos mundos.

"Yo lo veo de este modo: en las artes marciales se utiliza la fuerza del oponente para el beneficio de uno", dice. "Sí, tengo un acento, pero hablo dos idiomas. No solo soy bilingüe, soy bicultural. En lugar de sentirme menos, me siento más".

Rol: La administradora gubernamental apasionada

Ya se los dije: Natalia Olson-Urtecho tiene chispa.

La administradora para la región del medio-atlántico de la Administración de Pequeñas Empresas de EE.UU. (SBA por sus siglas en inglés) tiene un historial de familia bastante semejante al mío —es hija de latina y estadounidense, por ejemplo, y se crió en Centroamérica.  

Pero su sueño no es nada común.

"Espero llegar a ser embajadora", dice. "Y la CEO de una compañía Fortune 500".

El Presidente Obama nombró a Olson-Urtecho a su posición en la SBA hace exactamente un año —es la primera latina en desempeñar este cargo del gobierno— y en ese año no ha dejado de animar a las latinas que vean las oportunidades que se les ofrecen.

"El otro día hablé de los negocios verdes en Congreso (una organización comunitaria latina de Filadelfia) y tuve que hablar 'usando dos sombreros'. Uno como parte de la SBA , y otro como ex propietaria de un negocio verde", dice. "Porque no podían encontrar otro latina involucrada en los negocios verdes. Así que hay una gran oportunidad para que más latinas entren en ese nicho empresarial".

Olson-Urtecho nació en Honduras, hija de una abogada y un arquitecto, y se crió allí, y en México, Jamaica y Venezuela.

"Mis padres provienen de dos orígenes muy diferentes, y el hecho de que mi papá se dio cuenta de lo importante que era para nosotros crecer y vivir en América Latina es muy admirable", dice. "Mi madre siempre hizo hincapié en lo orgullosos que debemos estar de nuestra herencia, y eso se deriva del racismo que experimento en los EE.UU., donde la gente pensaba que ella era nuestra niñera porque nosotros teníamos la tez más blanca que la de ella".

Olson-Urtecho describe a sus padres y abuelos como gente trabajadora y humilde. Pero no importa que tan humilde fueran, la expectativa era que ella (al igual que sus hermanos) iría a la universidad. Cuando fue a los EE.UU., recién salida de la escuela secundaria en México D.F., quedó sorprendida por lo poco que los demás estudiantes conocían acerca de la América Latina o, de hecho, de los latinos en EE.UU.

"No me había dado cuenta de lo poco que sabía la gente acerca de México, y eso que quedaba allí nomás", recuerda. "Y no había ni un profesor o profesora latino".

Dice que le tocó a ella disipar los estereotipos sobre los latinos. "Tuve que esforzarme para que entendieran que yo no era única, que había latinos con educación, y que muchos aspirábamos a ser más que camareras y mozos. La gente creía que yo era una azafata porque hablaba muchos idiomas, y eso es porque no destacamos lo suficiente a los latinos exitosos".

Quería estudiar relaciones internacionales, pero tomó clases en ingeniería de sistemas urbanos, y aunque dice que no era fuerte en matemáticas, le gustó el curso. "Vi que había mucha necesidad (de precisamente este oficio) en los países donde yo había vivido," dice Olson-Urtecho. "Mis padres siempre nos dijeron que teníamos la responsabilidad de ayudar a nuestra comunidad, porque fuimos muy afortunados de tener la oportunidad de estudiar y salir adelante. Por eso mismo me fui a hacer una maestría en planificación urbana y regional".

Hay humor y pasión en todo lo que hace Olson-Urtecho, ya sea pelando los ojos mientras nos cuenta una historia acerca de un compañero de trabajo que decidió un día saludarla diciendo que lucia "muy Sofía Vergara", o cuando le pedimos balancear un tubo de luz fluorescente al hombro durante la sesión de fotográfica que acompañó a este artículo, pues porque ... representa los negocios verdes ¿no?

Ha sido ciudadana de los EE.UU. desde el nacimiento, sin embargo contesta con frecuencia preguntas basadas en la suposición que es una forastera. ¿Que cuántos pasaportes tiene? le preguntan, o comentan algo sobre su acento. Olson-Urtecho los ve como momentos que proveen oportunidad para educar a la gente.

"¿Qué significa ser 'americano'?¿tener costumbres y tradiciones anglosajones nada más? Yo no lo veo así," dice. "Mi visión es que celebremos nuestra diversidad como una ventaja y no una desventaja. Que sepamos que la fuerza de este país se basa en la mezcla de gente, y que todo el mundo se de cuenta de que si no elevamos esta imagen no vamos a aprovechar nuestros mejores recursos y capacidades".

No tenia compañeras latinas en sus curso universitarios, y Olson-Urtecho no tiene muchas colegas latinas en su trabajo actual tampoco. Ella no se explica por qué es así, pero cree que resalta la necesidad de que las latinas se hagan escuchar. Piensa que es menester que más latinas tomen riesgos. Hay que "quitarse eso de que va decir la gente si fracaso".

Después de todo, este es un país —dice— donde un borrón de la pizarra, y un nuevo  empezar, no queda nada mal.

Borrón y narrativa nueva

"Una palabra", le pido a cada una. "Dame una palabra que te defina".

Puede parecer que hago la pregunta para encontrar la mejor forma de describirlas a ellas, y claro que así es. Pero a la vez les estoy pidiendo más. Si vamos a dejar a un lado el guión antiguo y lleno de estereotipos, si vamos a abrir camino para que las jóvenes latinas sepan que ellas también tienen mentes suficientemente diestras para hacerse un un futuro imprevisto, entonces no hay mejor personas que éstas para darme las palabras de apertura de una nueva narrativa.

"Impávida", dice Jiménez.

"Positiva", dice Pérez-Santos.

"Curiosa", dice Valeggia.

"Independiente", dice Arvizo.

"Apasionada", dice Olson-Urtecho.

Así es. Y ahora es tu turno. 

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Esta nota se actualizó el 27 de septiembre para corregir información acerca del People's Emergency Center.
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