LIVE STREAMING

Corazones en el ejército

Imaginemos que nuestra media naranja viva lejos. Eso dificulta la relación. Ahora, vayamos un paso más allá. Imaginemos que viva lejos… en una zona de guerra.

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Luto en Colombia

Piñatas para todos

Un latino en las estrellas

El G.O.A.T. llega a Fili

In Unison exposición

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Las relaciones pueden ser difíciles. La comunicación, los compromisos, entre otros, son factores que forman parte de cada una y toda relación.

Imaginemos que nuestra media naranja viva lejos. Eso dificulta la relación. Ahora, vayamos un paso más allá. Imaginemos que viva lejos… en una zona de guerra. Es algo que nos lleva a cuestionarnos sobre cómo funcionan las relaciones entre civiles y militares.

No es fácil, pero hay un lado positivo. 

Kristin y Dave

Dave, el novio de Kristin Jones, estuvo en el ejército de 2004 a 2007 y hoy en día, siguen juntos. Han estado saliendo durante 13 años, después de trabajar juntos en un country club de Filadelfia cuando estudiaban en la escuela secundaria. Empezaron a salir antes de que Dave, 30, se uniera al ejército, pero eran tan jóvenes que no tomaron la decisión juntos.

“El entrenamiento básico fue duro para ambos porque la única manera en que nos podíamos comunicar era por carta. Creo que hubo instancias en que ambos queríamos tirar la toalla porque pasamos de vernos todos los días a estar separados durante 14 semanas”, dijo Kristin. “Sin embargo, fue muy emocionante volver a estar juntos después de haber estado separados tanto tiempo”.

Mientras estuvo en servicio activo, Dave estuvo estacionado en Kansas y realizó un tour de Irak. Kristin pensaba que uno de los aspectos más difíciles de salir con un miembro del ejército era el despliegue y no poder compartir sus días con él.

“El ejército y las obligaciones vienen primero y en ese momento yo era muy joven y no lo entendía”, explicó Kristin, quien ahora tiene 29. “Yo a veces empezaba peleas que eran inncesarias”.

Dave y Kristin con su hijo durante la Navidad pasada.

 

El no tener noticias de Dave y pensar en su seguridad la intranquilizaba.

“Cada día era exasperante. Cada llamada telefónica que recibía me hacía sentirme nerviosa de escuchar malas noticias”, dijo Kristin. “Nuestra comunicación mayor era mediante el correo electrónico y luego recibía una llamada telefónica a la semana. Pero a veces la llamada llegaba hasta dentro de dos semanas”.

Dos de las cosas que a Kristin le encantaron de salir con alguien en el ejército era viajar y conocer gente nueva.

“Tuvimos la oportunidad de viajar mucho y conocimos a muchas personas maravillosas en el camino, algunos aún son amigos muy cercanos nuestros. Estuve en comunicación con algunas novias/esposas de sus amigos (mientras Dave fue desplegado), y eso ayudó”, dijo ella.

El consejo clave de Kristin para otros que salgan con miembros del ejército es: paciencia y comprensión. “Su media naranja ya está bajo mucha tensión. Hagan lo que puedan por darle apoyo en casa, asegúrense de comunicarle lo que esté sintiendo”.

Josh y Kelly

Pregúnteles a los recién casados Josh y Kelly, y le dirán que la decisión de Josh de unirse a la Fuerza Aérea

fue una de las mejores decisiones para su relación.

Se conocieron en la escuela secundaria y habían estado saliendo durante ocho años y medio antes de que contrajeran matrimonio hace cinco meses. “Hablamos sobre ello unas veces antes de que se uniera al ejército. Al principio yo estuve en contra porque no creí que duraríamos, pero sabía que él tenía que hacer lo que era mejor para él”, dijo Kelly, de 26 años de edad.

Al final de cuentas, decidieron comprometerse antes de que Josh, 24, saliera para hacer su entrenamiento básico.

“Estuvimos comprometidos mientras fue a su entrenamiento básico. Tuvo en efecto positivo en nuestra relación porque lo extrañé, y eso me hizo darme cuenta que él sin duda era para mí y cuánto quería tenerlo en mi vida y que sin duda valía la pena esperarlo”, dijo Kelly.

Josh piensa igual. “Estar lejos durante dos meses fortaleció nuestra relación. Me hizo darme cuenta cuánto quería que ella fuera parte de mi vida”.

Kelly y Josh se casaron  recientemente después de ser novios por más de ocho años.

 

Debido a que Josh se encontraba en servicio activo, la pareja se tuvo que trasladar.

“Trasladarnos a otro estado me dio miedo. No sabía lo que hacía ni cómo sería todo. La parte difícil fue alejarme de mi familia y amigos y no tener a nadie más que a mi esposo” dijo Kelly. “Me adapté al cambio y me alegra que nos hayamos trasladado”.

Tanto Josh como Kelly están conscientes de la posibilidad de la guerra, pero creen que su relación perdurará.

“Si tengo que irme, pues el deber me llama”, dice Josh. “Me entristecería estar lejos de ella sabiendo que hay posibilidad de que no regrese a casa. Pero creo que nuestra relación se fortalecería aún más”.

“Si Josh tuviera que ir a la guerra ¡me sentiría devastada! Pero sé que es parte de su trabajo”, agregó Kelly. “Creo que tendría un efecto positivo en nuestra relación porque ya sabemos lo que es estar separados y sé que mis sentimientos por él y nuestra relación sólo se fortalecerían”.

Su consejo clave para quienes estén saliendo con miembros del ejército: confianza y paciencia. “Manténganse fuertes y nunca se den por vencidos. También comuníquense y manténganse positivos”, agregó Kelly.

Leah y Jonathan

Leah Miller, 22, conoció a su prometido Jonathan, 24, hace dos años cuando viajó con una amiga que visitaba a su novio militar.

Ya que conoció a Jonathan en una base militar, el ejército ha sido parte de su relación desde el principio. Desde entonces Jonathan prolongó su servicio y Leah no podría sentirse más orgullosa de él.

Durante los dos años que han estado juntos, Jonathan fue desplegado durante nueve meses. Pero eso no impidió que la pareja de Pensilvania se respaldara mutuamente.

“Antes de que se fuera, la gente me decía que me divertiría enviándole paquetes y cartas, y yo ponía los ojos en blanco porque lo único que podía pensar era ‘no veré al amor de mi vida durante nueve meses, ¿cómo podría haber algo que fuera divertido en eso?’” Pero lo fue, dijo Leah.

“No me malinterpreten”, dijo, “no es como si salté por la casa de alegría durante nueve meses llena de entusiasmo por su despliegue, pero sentí consuelo enviándole cosas que sabía que extrañaba y que disfrutaría y al estar allí para él aún a pesar de la diferencia de horario. Él sabía que se podía comunicar conmigo en cualquier momento y que yo respondería”.

Leah y Jonathan han estado juntos los pasados dos años.

 

“Uno no puede dejar de preocuparse, y esa fue la parte más difícil para mí” dijo Leah. “Yo estaba terminando mi carrera universitaria cuando a él lo desplegaron, hacía voluntariado y tenía un trabajo de medio tiempo y creo que los días largos en que estuve ocupada ayudaron a que el tiempo pasara más rápidamente. Sin embargo, siempre había tiempo para preocuparme. Me preocupaba más él y lo que él sentía que lo que yo sentía”.

Si a Jonathan lo volvieran a desplegar, Leah no cree que afectaría su relación.

“Me imagino que sería parecido a lo que fue la primera vez. Me sentía ansiosa de que se fuera, pero también sentía que entre más rápido se fuera, más rápido terminaría todo. No tengo dudas respecto a pasar por otro despliegue en nuestra relación y él tampoco. No es algo que ponga a prueba nuestra relación y sé que a su regreso, retomaríamos donde nos quedamos”.

El consejo de Leah a otros que salgan con miembros del ejército: “Si puedes darte cuenta que el ejército es parte de lo que él/ella es, entonces también es una de las razones por las que amas a esa personas. La distancia fortalecerá a una relación correcta, no la debilitará”.

“Habrá momentos difíciles y habrá momentos maravillosos” dijo ella, “como sucede en cualquier otra relación”.

Yesenia y Edil

Yesenia, 30, y Edil, 27, se conocen desde hace 12 años, y han estado casados durante siete. La pareja piensa renovar sus votos cuando Edil regrese de su despliegue.

Aunque no estaban en una relación cuando Edil se unió por primera vez al ejército, esa decisión hizo que su amistad floreciera y se convirtiera en algo más.

“Éramos amigos de la familia muy cercanos, pero ya teníamos sentimientos el uno por el otro. Cuando me contó de su deseo de unirse al ejército, no me tomó de sorpresa. Su gran corazón, su amor al servicio y su habilidad natural de tomar las riendas fue lo que me atrajo más a él. Sabía que era algo que él quería hacer y aunque sabía que probablemente significaría que lo perdería, lo apoyé en su decisión de unirse al ejército”, dijo Yesenia. “Cuando se fue al entrenamiento básico, nos dimos cuenta de cuánto significábamos el uno para el otro, y a la mitad de su entrenamiento me pidió, por carta, que fuera su novia”.

Yesenia dijo que ser esposa en el ejército es angustiante y emocionante, y lo compara con quebrar una piñata en una fiesta de cumpleaños.

“Es como todas las emociones que uno tiene de niño el día de su cumpleaños, parado frente a la piñata, con la venda sobre los ojos. En el fondo uno escucha que las personas le hacen porras y lo guían a uno. Uno se siente nervioso porque no puede ver, un poco preocupado porque no quiere verse como tonto al fallar el primer golpe, pero a la vez emocionado de poder dar el golpe que abra la piñata para revelar la diferente variedad y posibilidad de dulces que uno podrá tener”, explicó Yesenia.

Yesenia y su esposo Edil renovarán sus votos cuando Edil regrese de su último despliegue militar.

 

Al poco tiempo de que se casaron, a Edil los desplegaron.  

“Acabábamos de casarnos en noviembre y un mes después ya no estaba. Realmente no fue un luna de miel de cuento de hadas después de la boda”, dijo Yesenia.

El apoyo que recibió de sus familias, del ejército, los amigos y la iglesia ayudaron a facilitar las cosas. “Los días eran llevaderos pero las noches eran las más duras”, dijo. “Después de que las carreras del día cesaran lo único que quedaba hacer por la noche era pensar, y el sentimiento de lo desconocido no es para nada placentero”.

A pesar de la lucha, Yesenia cree que el servicio militar de su esposo fortaleció su relación.

“Nuestras experiencias como pareja a lo largo de ambas giras han sido una bendición para nuestra relación. Nos han unido más de lo que jamás habríamos imaginado. Aun cuando está ausente, ha luchado por ser un esposo presente en todo lo que concierne mi vida. Ha trabajado duro para asegurarse que yo sepa que estoy segura aun cuando él no está, y en mis momentos más difíciles”.   

El consejo de Yesenia para otros que están saliendo con miembros del ejército: “Apóyenlos, aprendan a escuchar y sean honestos”.

“Aprovechen el tiempo que comparten juntos”, dice ella. “Vivan cada momento que estén con ellos como si fuera el último”.

 
00:00 / 00:00
Ads destiny link