Un pinchazo en el dedo, un smartphone y aproximadamente 15 minutos de espera para conocer el resultado. Esta es la carta de presentación, a muy grandes rasgos, del último ‘gadget’ que promete revolucionar el mundo de la salud: un accesorio para el móvil que posibilita la realización de un prueba de detección de enfermedades como la sifílis o el HIV.

El dispositivo en cuestión, un aparato de bolsillo desarrollado por un equipo de ingenieros biomédicos de la Universidad de Columbia, funciona, según han explicado sus creadores en un artículo publicado en la revista ‘Ciencia Translational Medicine’, tan solo conectado a un smartphone y sin necesidad de más corriente que la proporcionada por el propio teléfono; reproduciendo todas las funciones mecánicas, ópticas y electrónicas de un análisis de sangre realizado en un laboratorio convencional.

Con un mecanismo mucho más sencillo y aproximadamente diez veces más rápido, este aparato, aún en fase experimental, es capaz de detectar, en tan solo 15 minutos con una muestra de sangre tomada con un simple pinchazo en el dedo, hasta tres marcadores infecciosos de manera simultánea: anticuerpos del HIV, anticuerpos treponémicos específicos y no treponémicos para la detección de la sífilis.

 ¨Nuestro trabajo muestra que una prueba con la misma calidad que un ‘inmunotest’ puede realizarse con un accesorio conectado a un smartphone¨, explica el director del proyecto, Samuel Sia, profesor asociado de ingeniería biomédica de la Universidad de Columbia. ¨Uniendo la disciplina conocida como ‘microfluidics’ con los recientes avances en el campo de los aparatos electrónicos de consumo podemos conseguir que un diagnóstico como el de un laboratorio convencional sea accesible a casi toda la población con acceso a smartphones. Una capacidad que puede transformar la forma en la que se suministra la medicina alrededor del mundo¨, confiesa Sia.

Su precio, estimado en unos 34 dólares –frente a los 18.450 que cuesta el equipo necesario para la prueba de detección actual, conocida como Elisa–, unido a su capacidad para funcionar sin necesidad de corriente eléctrica y la facilidad de uso –los facultativos que lo utilizaron durante el ensayo recibieron una formación de tan solo 30 minutos– , hacen de este aparato una de las grandes esperanzas para los países en vías de desarrollo. Precisamente Ruanda ha sido el lugar elegido para comenzar las pruebas, realizadas por el momento a 96 voluntarias embarazadas, de las cuales, un 97 por cien recomendaron su uso por encima de otras técnicas de detección.