A partir del 28 de julio cerraron la mayoría de las fronteras de Liberia, y Nigeria suspendió los vuelos con destino a Liberia y Sierra Leona después de que un hombre infectado entrara en el país la semana pasada.

El brote empezó en febrero propagándose por pueblos  de Guinea y la capital. Senegal cerró sus fronteras con la esperanza de aislar la enfermedad. Cuando la Organización Mundial de la Salud anunció el brote, 83 personas habían fallecido. Hoy día, la cifra de muertos aumentó a 660 personas. Más de 1.000 han contraído la enfermedad. En Koundony, Guinea, uno de cada ocho habitantes ha fallecido.

El ébola es una enfermedad viral muy contagiosa que no puede prevenirse y que se propaga a través de fluidos corporales. En la actualidad, no existe una cura conocida. La enfermedad es fatal para 9 de cada 10 personas que la contraen.

El New York Times informó que algunos de los residentes en zonas que experimentan el brote, desconfían de los trabajadores sanitarios extranjeros que intentan tratar los síntomas y contener la enfermedad, agravando la epidemia. El virus ha matado a un doctor liberiano e infectado a varios trabajadores de la ayuda extranjera.