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Doctors take notes. Photo: ThinkStock2016.
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Buscando a los doctores Puertorriqueños

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Ha habido mucha discusión sobre el éxodo masivo de Puerto Rico durante la última década y, mientras gran parte del enfoque ha sido sobre el impacto de los nuevos migrantes de la isla en comunidades puertorriqueñas fuera del estado, los efectos en la isla se han ido magnificando a medida que pasa el tiempo.

 

Mientras tanto, la recesión ha golpeado la isla al final de un proceso de casi 40 años de crecimiento en la industria farmacéutica local. A estas alturas, más de 100 compañías tenían propiedades en la isla, desde compañías manufactureras de insumos médicos y farmacológicos hasta incluso centros de entrenamiento médico.

 

Desde el momento en que el primer plan farmacológico comenzó a operar en Puerto Rico en 1957, hasta los años 90, hubo una combinación particular entre los incentivos de impuestos y los beneficios para la facilidad de cargos que incentivaron a estas compañías a llevar sus operaciones manufactureras a la isla en aquél momento. Cuando los incentivos fiscales terminaron y el mercado inmobiliario se desplomó en el 2006, muchas de las compañías abandonaron la isla dejando atrás empresas vacías e innumerables puestos de trabajo, quitándole opciones laborales a jóvenes trabajadores, especialmente a aquellos con educación universitaria en el área de la salud.

 

El impacto de esta recesión sólo aumenta, mientras Puerto Rico enfrenta una deuda de 72 billones de dólares que ha afectado cada aspecto de los servicios y del sector público como tal. El área médica no se ha salvado de este impacto, reportando una cantidad de alrededor de 3 000 médicos abandonando la isla en un lapso de cinco años, hasta el año pasado, frecuentemente reubicándose en áreas continentales simplemente por una mejor paga en una economía más prometedora.

 

La tasa de migración de médicos desde la isla hacia tierra firme, es de uno a dos por día. La Escuela de Médicos y Cirujanos de Puerto Rico ha estimado un promedio de dos médicos por día y también ha reportado que la cantidad de doctores activos en el área es de alrededor de 9 000, lo que significa una reducción del 36% en relación con las tasas de hace una década, al principio de la recesión.

 

Esta rápida disminución afecta la disponibilidad y la calidad de la atención médica en más de 3.5 millones de habitantes que permanecen en la isla y que la requieren de manera constante. Más allá de médicos generales, los especialistas también se incluyen en este número. La atención especializada para aquellos con problemas médicos específicos puede acarrear largas listas de espera y la ausencia de una atención constante. El New York Times reportó que la misma isla tiene un solo alergólogo pediatra, cuatro genetistas, cuatro cirujanos colorectales y alrededor de 10 neurólogos pediatras.

 

Esta carga laboral es complicada para los médicos profesionales pero el costo y la falta de atención es especialmente complicada para los pacientes. Los médicos profesionales que permanecen en la isla no siempre aceptan el seguro (Medicare o Medicaid) que es la que reciben muchos de los que se han quedado en la isla. Como esta es la única seguridad de salud al alcance de muchos de ellos, las opciones para la atención medica y los servicios se han limitado mucho más allá de lo que sugieren las estadísticas.

 

La negativa a aceptar Medicare y Medicaid no es simplemente una decisión de los médicos practicantes para intentar hacer más dinero; frecuentemente es una decisión para simplemente mantener su sustento. Si bien Puerto Rico permanece como territorio autónomo de los Estados Unidos y sus ciudadanos son considerados ciudadanos americanos, en su estado actual recibe mucho menos porcentaje de la asignación de fondos de Medicare y Medicaid que la que reciben los estados en el continente. De hecho, Puerto Rico sólo recibe el 12% del programa Medicaid, mucho menos que algunos estados pero a la par con otros como Guam, la Samoa Americana y las Islas Vírgenes.

 

Cabe esperar que los puertorriqueños en la isla ya estén presenciando las ramificaciones de este hecho: con reportes del Departamento de Salud de Puerto Rico, se ha demostrado un aumento consistente en muertes por enfermedades relacionadas con la diabetes en un 12% y en las relacionadas con la hipertensión en un 50%.

 

Con este consistente decaimiento en el equipo de asistencia médica y siendo su colateral la clausura de varios centros de asistencia, las repercusiones están impactando a la isla entera, pero cabe preguntarse si realmente se están haciendo esfuerzos para traer más médicos y profesionales de la salud: “Me costó reclutar. No podemos competir con instituciones en los Estados Unidos”, dice el Dr. Fernando Luis Joglar, un cirujano vascular Presidente del Colegio Americano de Cirujanos de Puerto Rico.

 

Los pocos doctores que han decidido quedarse en la isla tienen una carga laboral que no cesa de crecer y al mismo tiempo tienen que encargarse de muchísimos casos relacionados con el virus del Zika, que ha golpeado a Puerto Rico desde principios de año. De acuerdo con el Departamento de Salud de Puerto Rico, los reportes más recientes demuestran que una abrumadora cantidad de 2000 mujeres han sido diagnosticadas con el virus en la isla. Con la declaración de “Estado de epidemia” por parte del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, la disminución de la asistencia médica profesional aparece en el momento en el que más se le necesita.

 

A pesar de la falta de médicos en la isla, ni la junta de control tributario ha implementado el P.R.O.M.E.S.A (el acta de supervisión de la administración y la estabilidad económica de Puerto Rico, por sus siglas en inglés) en reacción a la deuda de 72 billones de dólares, ni el gobierno de los Estados Unidos ha hecho ningún esfuerzo para controlar esta enfermedad en la isla, más allá de la fumigación aérea, a la que tantos se oponen. Y, desafortunadamente, muchos profesionales de la salud sospechan que todo empeorará: “como ciudadanos americanos, los puertorriqueños que vivimos y trabajamos en la isla merecemos el mismo acceso a la salud que aquellos que viven en el continente”, dijo Ricardo Rivera, jefe de la Administración de la Seguridad Sanitaria a la NPR. “Estas dificultades sólo emporarán si el gobierno de los Estados unidos no logra disponer de un fondo de salud justo para Puerto Rico”.

 

La fumigación aérea, conocida como Naled, ha sido promovida como la cura para el virus del Zika y su impacto en la isla. Inicialmente, la propuesta de utilizar insecticidas enfrentó mucha negativa y protestas, incluyendo una demanda por parte de la ciudad de San Juan en Puerto Rico que declaró que no quería que se utilizara el Naled por posibles complicaciones en humanos, como la dificultad respiratoria, la irritación de la piel, náuseas, dolores de cabeza y daños en el sistema nervioso.

 

La conexión directa entre el virus del Zika y la microcefalia, aunado a que tan sólo hay 90 obstetras en la isla, significa que el cuidado de niños y bebés puede impactar de gran manera el futuro de Puerto Rico en los años venideros si no se hace un esfuerzo gubernamental para cambiar las tendencias actuales en el éxodo de la ayuda sanitaria y las asignaciones de Medicare y Medicaid para Puerto Rico, así como para otros territorios Estadounidenses.

 

“Antes de que el gobierno se endeudara de esta manera, podíamos proveer la asistencia adecuada aquí”, dijo a Reuters el Dr. Joaquín Vargas, presidente de La Asociación Independiente de Médicos en Puerto Rico, y quien también dirige una clínica en Bayamon, “Ahora, los pacientes sencillamente se suben a un avión”.