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Vista del Real Monasterio de la Virgen de Guadalupe, patrona de la Hispanidad, en el pueblo extremeño con el mismo nombre. Foto: Andrea Rodés
Vista del Real Monasterio de la Virgen de Guadalupe, patrona de la Hispanidad, en el pueblo extremeño con el mismo nombre. Foto: Andrea Rodés

Guadalupe: viaje al lugar donde empezó todo

La pequeña localidad de Guadalupe, en el interior de España, alberga el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, un templete mudéjar que ha sido testigo…

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A simple vista, Guadalupe parece la estampa perfecta de la España profunda, con sus casas blancas de estilo serrano bien alineadas, sus ancianos con boina y bastón tomando el sol en la plaza, y un bello campanario mudéjar con nidos de cigüeña asomando entre  pastos de ovejas y campos de encinas, de cuyas bellotas se alimenta el famoso cerdo ibérico (con el que se hace el jamón ibérico).

Pero Guadalupe, un municipio de apenas dos mil habitantes que las Navidades pasadas ganó el título de “pueblo más bueno y bello de España”, es mucho más que una estampa de la España tradicional. Situado en las sierras del noreste de Extremadura, a unas tres horas en auto desde Madrid, Guadalupe es la sede del Real Monasterio de la Virgen de Guadalupe, una imponente construcción medieval, mezcla de estilo gótico, mudéjar y barroco, dedicada a la que considera la "patrona de la Hispanidad".

"La Guadalupe sale dos días a la calle, el 9 de setiembre, día de Extremadura, y el 12 de octubre, Día de la Hispanidad. Ya sabéis que es la patrona de los pueblos de habla hispana", explica un guía turístico a un grupo de alumnos de un colegio español que ha venido a visitar el monasterio. Los muchachos observan boquiabiertos la corona de brillantes y piedras preciosas que cubre la cabeza de la estatua de la virgen en los días de procesión. El resto de los días del año permanece guardada en una vitrina, igual que las reliquias y artilugios eclesiásticos que se guardan en el monasterio, donde no faltan obras maestras de Zurbarán, el Greco o Goya.

El poder de atracción espiritual de la Patrona de la Hispanidad sigue atrayendo cada año a miles de turistas y peregrinos, que se acercan a Guadalupe para besar la talla de la Virgen, y de paso comprar quesos y dulces de reminiscencias árabes en alguna de las pastelerías del pueblo. 

Fundado en el siglo XII, los orígenes del santuario a la virgen de Guadalupe se remontan a la leyenda de un pastor de la zona llamado Gil Cordero, a quien mientras paseaba cerca del río se le perdió una vaca. (El nombre Guadalupe deriva de la palabra árabe para río, wad). Cuando fue a buscar al animal, Cordero se la encontró muerta. Antes de desollarla, como era costumbre, Cordero le hizo una señal en forma de cruz en el vientre. Entonces, la vaca resucitó y se levantó, lo que hizo pensar al pastor que allí donde yacía la vaca debía ser el lugar donde, según la leyenda, en su día se apareció la Virgen. Siguiendo su intuición, Cordero excavó en la tierra y a un metro de profundidad, encontró la talla de la Virgen, que metió en una cabaña. Después se fue a ver al clérigo de Cáceres para contarle su hallazgo, pero él no le creyó, hasta que al parecer, la virgen resucitó al hijo del pastor, que acababa de morir. Entonces decidieron levantar una ermita dedicada a la virgen, que más adelante dio paso al monasterio.

A finales del siglo XV, los Reyes Católicos – Isabel y Fernando de España - convirtieron el monasterio en un lugar de referencia para firmar tratados y acuerdos históricos. De hecho, la ayuda del monasterio fue fundamental para la Reconquista del sur de España a los árabes. Tras la Reconquista de Granada, en enero de 1492 el monasterio fue el lugar de encuentro entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos, encuentro en el que se pactaría la entrega de dos carabelas al conocido explorador para que pudiera iniciar su viaje hacia las Indias. Es decir, la conquista de América en manos de los españoles.

“Y por eso la Virgen de Guadalupe fue coronada canónicamente  Hispaniarum Regina, "Reina de la Hispanidad", exlica el guía, mostrando a los estudiantes  la inscripción en latín grabada en la lustrina de la Corona de la Virgen:

“Sancta María de Guadalupe,

Gratia plena, Mater Dei,

Hispaniarum Regina,

Ora pro nobis peccatoribus”.

La canonización de la Virgen de Guadalupe como Reina de la Hispanidad se produjo el 12 de octubre de 1928, hace exactamente noventa años. Y hace 25 años, la Unesco decidió declarar el Monasterio Patrimonio de la Humanidad.

Según la Unesco, “este monasterio posee un interés excepcional porque ilustra cuatro siglos de arquitectura religiosa española y recuerda los dos acontecimientos históricos trascendentales de 1492: el final de la reconquista en la Península Ibérica por los Reyes Católicos y la llegada de Cristóbal Colón a América. La célebre estatua de la Virgen de Guadalupe se convirtió en un poderoso símbolo de la cristianización de gran parte del Nuevo Mundo”.

Hogar de conquistadores

A los lectores latinos les interesará saber que a menos de 50 millas de Guadalupe está Trujillo, otra bella ciudad extremeña que vivió su momento de esplendor con la conquista de América. Trujillo vio nacer a Francisco Pizarro, descubridor del Perú, Diego García de Paredes o Francisco de Orellana, descubridor del Amazonas, además de numerosos indianos, ciudadanos que se marcharon a “hacer las Américas” y con el dinero que obtuvieron construyeron destacadas casas y palacios que aún hoy se conservan.

La plaza mayor de Trujillo, joya de la arquitectura renacentista y barroca, está presidida por una estatua ecuestre del conquistador Pizarro, obra del escultor estadounidense Charles Cary Rumsey.

Sin embargo, la bella plaza renacentista de Trujillo albergaba estos días un entramado de casetas y puestos ambulantes que estorbaba la vista de los palacetes.  La razón merecía la pena: como cada año a principios de mayo, este municipio alberga la Feria Nacional del Queso de Trujillo, donde granjeros y queseros de la zona muestran sus mejores elaboraciones artesanales. El producto estrella, sin duda, es la Torta del Casar, un queso de textura cremosa, elaborado con leche cruda de oveja.