Denice Frohman: activa y presente
Tras años de trabajo en poesía y educación, Denice Frohman, a sus 31 años, habla sobre inmigración, raza, etnicidad y lo que significa estar activa y presente en la nueva política de los Estados Unidos.
Tras años de trabajo en poesía y educación, Denice Frohman, a sus 31 años, habla sobre inmigración, raza, etnicidad y lo que significa estar activa y presente en la nueva política de los Estados Unidos. ALDÍA entrevistó a la artista judeo-puertorriqueña sobre el rol de la poesía y la educación, poniéndose al día con su trabajo actual.
Si estuviéramos hablándole alguien que no te conoce, alguien de Latinoamérica que no sabe quién eres y que acaba de ver tu video en YouTube, ¿Cómo te presentarías?
Mi nombre es Denice Frohman. Soy poeta, educadora e intérprete. Creo arte para el cambio social.
Gran parte de mi trabajo se enfoca en la identidad y en las tensiones entre las historias que contamos sobre nosotros mismos, las historias que nos contamos los unos a los otros y las historias que son contadas sobre nosotros. Pues esas tres cosas pueden ser muy diferentes: cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo otras personas nos ven y cómo nosotros los vemos a ellos.
Así que gran parte de mi trabajo se enfoca en la raza, en la etnicidad, en el género y en la sexualidad. Estoy intentando subvertir las narrativas dañinas sobre personas que se identifican como yo lo hago e Intento traspasar eso.
Creo que mi trabajo es, por un lado, la afirmación y la celebración de mí misma y de las personas que se perciben como yo lo hago, y por otro el retar tanto a mi comunidad como a otras comunidades a que se perciban a sí mismas de una manera un poco más clara.
¿Cómo has logrado combinar la educación y la poesía?
Esa es una muy buena pregunta que no suelen hacerme.
Yo trabajaba en un museo; tenía un trabajo de nueve a cinco en el Franklin Institute, un museo de ciencia en Filadelfia. Disfrutaba mucho de mi trabajo, y un día tuve la oportunidad de enseñar poesía en un taller en el Science Leadership Academy, un colegio Philadelphia con el que el museo colaboraba.
Nunca había dado clases en mi vida, tan sólo había estado escribiendo. Quedé enamorada tras la primera clase. Quise entonces estar siempre rodeada de gente joven pues no sólo sentía que tenía algo que ofrecer; más allá de eso adoraba lo que ellos me ofrecían. Me encantaba como nos enseñábamos mutuamente y aprendíamos juntos.
Los jóvenes me hicieron realmente honesta, me obligaron a verme realmente en el espejo e Intentar ser lo más honesta posible. Así pues me enamoré de la enseñanza y creo que ello en conjunto con mi arte, mi trabajo como escritora y como intérprete están conectados; tienen una relación profunda lo uno con lo otro pues se complementan y se perfeccionan.
Cuando estoy escribiendo sé que aún quedan cosas por escribir y poemas que debo escribir, pero entonces entro al salón de clases y veo a mis estudiantes ser tan vulnerables los unos frente a nosotros. Es eso lo que me inspira a mi.
Creo también que mi trabajo dentro del aula está interconectado con mi contribución a mis comunidades pues intento educar a una generación de jóvenes escritores que entiendan el poder de sus voces y La importancia de sus historias; que comprendan que sus historias importan y por lo tanto ellos importan. Este es el trabajo que intento lograr con la poesía.
¿Has intentado escribir en español?
Utilizo spanglish en mis poemas pero no hablo un español fluido, y eso es de hecho sobre lo que he estado escribiendo últimamente. He comenzado a escribir sobre lo que significa ser multicultural.
Mi madre es puertorriqueña y mi padre judío. Durante mi crianza el asunto de la educación bilingüe era un tema sensible. Había personas en los Estados Unidos que se preocupaban en aquel entonces pues tenían la percepción de que aprender más de un idioma podría confundirte, podía confundir a los niños.
Fuimos muchos. Hoy por hoy hay muchos jóvenes hijos de padres Latinos que no hablan un español fluido. Puedes entender algunas palabras aquí y allá, pero poco más. Eso tiene que ver con las presiones del ser “americanizado” o “asimilado” y todas esas cosas a las que nos oponemos hoy en día.
Pero si, una de mis metas personales es lograr ser tan fluida cómo pueda en ese idioma. Me siento muy próxima a mi identidad puertorriqueña. Significa mucho para mí. Puedo tener una conversación con mis tías y mis tíos en la isla pero definitivamente quiero mejorar.
Existe una generación en Latinoamérica donde la poesía se utilizó para reivindicar algunos movimientos sociales. Octavio Paz, por ejemplo. Pero al mismo tiempo existe una larga tradición de poesía romántica que se transformó en ícono dentro de la literatura latinoamericana. Pienso por ejemplo en Neruda, Benedetti, Borges y hasta Cortázar. De una otra manera, tras algunas décadas, la poesía perdió fuerza en las nuevas generaciones. Considerando esto, ¿cómo crees que la poesía puede generar un cambio actualmente?
Existe una razón por la cual los artistas, poetas y escritores están manifestándose. Hay razones puntuales por las cuales en Chile y en Puerto Rico fueron arrestados. Existe una razón por la cual en algunas partes del mundo los poetas son aprisionados al hablar. Y es porque somos quienes contamos la verdad, somos los narradores de historias.
Intentamos de la manera más honesta posible señalar las injusticias en el mundo, levantar la voz contra las desigualdades. Así mismo somos los guardianes de la humanidad de alguna manera. Preservamos aquellas cualidades que nos hacen humanos y el significado del amor mutuo, del cariño.
Así que hablas al respecto, expones, yuxtapones. Esto hace a la poesía peligrosa. Pronunciarse es peligroso, porque retamos el poder. Siempre retaremos el poder. Lo personal es político. Entonces creo que particularmente en el escenario actual de los Estados Unidos - porque no quiero hacer generalizaciones - necesitamos que todos levanten la voz, especialmente todos los poetas, todos los escritores, todos los músicos y todos los pintores.
Aprovechar nuestros talentos y alzar la voz, presionar para que no nos acostumbremos a esto. No podemos normalizar vivir bajo lo que se siente como una dictadura. Necesitamos crear tanto como nos sea posible para, de nuevo, preservar nuestro sentido de humanidad y al mismo tiempo hacer saber a aquellos en el poder que no seremos silenciados.
¿Cómo percibes lo que está sucediendo los Estados Unidos justo ahora? ¿Qué crees que va suceder y cuál crees que es tu rol en esta circunstancia?
Creo que de alguna manera el trabajo es siempre el mismo, pues si bien Trump fue elegido, él no inventó los problemas que tenemos. Estos problemas le precedían. Él es sencillamente una representación de muchos de esos asuntos: la intolerancia, la xenofobia, la homofobia, el sexismo, el racismo la supremacía blanca; todo esto ya existía.
Al mismo tiempo, debido a su posición, él ha encarnado y aupado este tipo de pensamiento, la idea de que existe un “ellos” y un “nosotros”, y de que tan sólo podremos sobrevivir si existe un enemigo a quien vencer. Eso muy peligroso, es un mensaje que se está diseminando.
Así que lo que mí respecta, creo que mi trabajo en el mismo, sólo que ahora existe un propósito más fuerte, una urgencia, una urgencia inmediata de hacer mucho más, hacer tanto como nos sea posible. Crear, crear, crear. Comunicar comunidades con artistas y asegurarnos felicitamos atendiendo a los jóvenes.
Y de nuevo, no puedo garantizar nada lo que va suceder, pero lo que sí voy a decir es que estaré presente y estaré activa haciendo todo lo posible para asumir mis talentos en un espacio colectivo y seguro para intentar manifestarme contra lo que está sucediendo, pero el trabajo es urgente, eso tenlo por seguro.
Este sentido de urgencia se debe que tenemos mucho más en riesgo porque sabemos exactamente frente a lo que nos enfrentamos ahora, sabemos exactamente qué es lo que está en la cabeza nuestro sistema político.
Nosotros no queremos recuperar un país, nosotros no queremos retomar el mundo. Ya el pasado está hecho. Necesitamos movernos hacia delante.
Quien está en el poder quieren regresarnos a la vieja usanza, Y es entonces cuando creo que escribir es fundamental, porque es a través de la escritura que podemos concebir otro mundo.
Es por ello que necesitamos escritores y poetas, pues este mundo no está funcionando, no funciona para nadie, hay guerras, pobreza, homofobia, odio, sangre. Necesitamos imaginar y diseñar una nueva manera de relacionarnos los unos con los otros.
¿Crees que la poesía es una manera de hacerlo?
Creo que es una de las tantas maneras.
¿Cómo abordas el sentimiento de ser un inmigrante a través de la poesía?
El ser inmigrante, forastero o extranjero, es una manera de ser el “otro”. Intento explicarle los estudiantes latinos jóvenes, que lo que les hace diferentes no les hace menos, de hecho les hace más valiosos. Intento decirles que sus voces importan, que sus historias importan y que cualquier persona que intente decir lo contrario está equivocada. No tienes derecho decirle eso a nadie.
Realmente intento infundirles confianza. Intento mostrarles “oigan, yo estoy aquí usando mi voz y mi plataforma, siendo quien soy y contando mi historia. Ustedes pueden hacer lo mismo si quieren”.
Intento conectarme con ellos en términos de mis orígenes y mis experiencias, pero cada persona vive cosas distintas. Algunos de esos estudiantes latinos son inmigrantes; algunos son de primera generación, algunos de la cuarta, algunos de ellos hablan sólo español, algunos de ellos hablan sólo inglés, algunos son bilingües.
El término latino es muy amplio. Un joven de Chile, otro de México y un tercero de Puerto Rico, representan tres experiencias diferentes, que de alguna u otra manera se pueden identificar entre ellas.
Realmente no quisiera que los estudiantes latinoamericanos sintieran que no pertenecen porque no tienen poder alguno, porque sí lo tienen, porque sus historias importan. Es eso lo que intento reforzar en mi salón de clases cuando hablo con ellos.
¿Cuál es tu historia?
Odiaba la poesía en el bachillerato. Realmente no me gustaba. Siempre pensé que era un asunto de blancos. Nunca pensé que los Latinos escribieran poesía porque nunca estuve expuesta a eso. Siempre tuve ese falso juicio durante mi educación pública (fui a una escuela pública en New York).
Pero fue en la universidad cuando conocí la palabra hablada y comencé a leer poetas de color como Gloria Anzaldúa y Sandra Cisneros, quienes abrieron un mundo diferente para mí. Aprendí que la poesía siempre se vio como nosotros, siempre sonó como nosotros y que siempre ha sido para nosotros. Así comencé a contar mi propia historia, a cuestionar mi identidad, mi sexualidad y mi etnicidad. Todavía estaba en proceso de descifrarlo. De una otra manera todo fue un accidente, y no he dejado de escribir desde entonces.
¿Qué haces en este momento?
Justo ahora estoy trabajando en mi primer libro y estoy de gira por el país, es mi cuarto año. Así que me mantengo entre el libro, la gira y las charlas con jóvenes alrededor del país.
También formo parte del Philly Youth Poetry Movement. Somos una organización de poesía joven en Filadelfia. Tenemos talleres gratuitos cada sábado, micrófono abierto cada semana, una liga de slam y tenemos muchos programas asequibles para jóvenes poetas, jóvenes escritores, jóvenes raperos, para cualquiera que quiera expresarse. Son todos bienvenidos.
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