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Adrián Veredice & Alejandra Hobert, maestros invitados al VII Festival Internacional de Tango de Filadelfia.  Foto suministrada / Michele Maccarrone.
Adrián Veredice & Alejandra Hobert, maestros invitados al VII Festival Internacional de Tango de Filadelfia.  Foto suministrada / Michele Maccarrone.

¡A bailar tango, Filadelfia!

Entre el primero y el cuatro de junio la ciudad celebrará el VII Festival Internacional de Tango en el que figuras de la danza se darán cita para enseñarle a…

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Para aprender a bailar tango solo hay que cumplir un requisito: saber caminar. Eso dice Meredith Klein, fundadora y directora de la Escuela de Tango Argentino de Filadelfia, y organizadora del Festival Internacional de Tango, que este año celebra su séptima versión en la ciudad con un cartel de experimentados maestros traídos directamente desde Buenos Aires y cuyo objetivo es poner a bailar a todo el que quiera zambullirse en uno de los géneros musicales más fascinantes del mundo. 

El Festival Internacional de Tango de Filadelfia se llevará a cabo entre el primero y el cuatro de junio en la German Society of Pennsylvania, lugar escogido por los organizadores para acoger a más de 500 personas que, durante cuatro días, se dedicarán a explorar la música de gigantes latinoamericanos como Carlos Gardel, Astor Piazzolla y Osvaldo Pugliese, entre otros.

El festival tiene un enfoque netamente pedagógico, su programación consiste en una serie de clases, seminarios y talleres dictados por bailarines de reconocida trayectoria artística. En total serán más de 28 talleres de baile y apreciación musical, con música de expertos Dj´s que tocarán tandas completas de todos los estilos de esta música: el vals, la milonga y el tango en sí mismo.  

Esta vez, los residentes de Filadelfia tendrán la oportunidad de aprender el lenguaje del tango, desde su melodía hasta su poesía, cómo invitar a una mujer a bailar mediante el arte del “cabeceo” (una serie de gestos y contactos visuales que se tienen que dar entre el hombre y la mujer antes de salir a la pista de baile), o su estructura, cómo dar los primeros pasos, los giros, cómo liderar la danza, cómo hacer los enrosques, cómo medir los tiempos y ritmos… todo de la mano de los mejores bailarines.

Entre ellos se destacan los maestros Nito García y Elba Sottile. Él, mayor de 80 años, es un testimonio vivo de la Edad de Oro del tango (entre los años treinta y cincuenta), fue bailarín de la orquesta del maestro Osvaldo Pugliese, y sin duda un hombre con un conocimiento invaluable sobre el tango como música, como baile y cultura. Ella, experimentada maestra con más de 40 años dándole la vuelta al mundo a puro paso de tanguera, lo acompaña en la pista de baile. Ambos vienen a Filadelfia para brindar lo que será una gran experiencia de aprendizaje.

Noto García, Elba Sottile

Adrián Veredice y Alejandra Hobert, y Octavio Fernández y Carla Marano son las otras dos parejas de bailarines que llegan desde Argentina. Ellos dictarán seminarios y talleres para parejas de todos los niveles: desde principiantes hasta avanzados. El festival también prevé clases para personas sin pareja que quieran iniciarse en esta danza. El maestro Marcelo Gutiérrez estará a cargo de aquellos que aún no tienen con quién bailar.

Durante los cuatro días de festival, los asistentes contarán con el acompañamiento de estos profesionales en jornadas que exploran todos los aspectos de la música y la danza. Al final de cada día se celebrará una milonga, o baile social, en la que la pista de baile se abrirá para que todos participen en rumbas que se extenderán hasta horas de la madrugada.

Aunque el plazo de preinscripción ya pasó, quienes quieran asistir pueden acercarse a la German Society of Pennsylvania (en el 611 de la Spring Garden St.) y pagar el valor de las clases o talleres específicos a los que quieran asistir. El festival ofrece múltiples opciones para acceder a su programación, incluso se puede ir a disfrutar las milongas nocturnas por precios que varían según el tipo de las actividades, muchos están por debajo de los 40 dólares. Vea la programación completa aquí

Tangueros de Filadelfia

Para Meredith, el tango tienen un poder de atracción inmenso sobre la gente, es un puente que ayuda a conectar a personas que aparentemente no tienen nada en común. “Conocer gente diferente siempre es bueno”, asegura esta estadounidense que tuvo su primer contacto con el tango por allá en 1997, cuando estudiaba teoría de la música; desde entonces no ha parado de bailar. 

El tango le sirvió como excusa y vehículo para darle la vuelta al mundo: vivió tres años en Buenos Aires, viajó por Europa y América ofreciendo clases y talleres. Hace nueve años regresó a Filadelfia para echar raíces y fundar la Escuela de Tango Argentino, un proyecto nada fácil de realizar en una ciudad tan lejana en todo sentido de Buenos Aires.

“Empezar un emprendimiento es muy difícil. Llegué justo cuando estalló la crisis económica en EEUU. En tiempos como ese es muy difícil sacar un proyecto adelante porque la gente se concentra en asegurar lo básico para sobrevivir y el entretenimiento de alguna manera pasa a un segundo plano”, afirma.

Meredith Klein, Philadelphia International Tango Festival

El tango es una melodía con una carga muy fuerte de nostalgia y melancolía. Quizá por eso no existía mejor momento para él que aquellos días de crisis en Filadelfia. Meredith nunca perdió la fe: “He tenido la oportunidad de conocer comunidades tangueras en todo el mundo y eso me ha servido para darme cuenta de que el éxito de una comunidad tanguera radica en la capacidad de compromiso de sus maestros. Siempre creí que desarrollar un proyecto como este era posible en Filadelfia”, recuerda.

Los números la acompañan, en febrero de 2018 su escuela cumplirá 10 años en la ciudad. Con ocho clases semanales, y una comunidad de cerca de 500 bailarines y alumnos de todos los niveles y edades, la comunidad tanguera de Filadelfia está más viva que nunca. En 2015, Meredith y sus alumnos fueron los encargados de darle la bienvenida al Papa Francisco, durante el Encuentro Mundial de las Familias. Y este año celebra la séptima versión de un festival maravilloso que no solo enseña a bailar el tango, también confirma su cualidad de reemplazar el lenguaje verbal para crear puentes interculturales e intergeneracionales entre personas que no comparten el mismo idioma.

“Lo que conecta a la gente con el tango es su complejidad y exquisitez. Sucede lo mismo que con otros tipos de música compleja, no importa cuántas veces escuches la misma pieza o al mismo autor, siempre encontrarás algo nuevo en él”, asegura Meredith.