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Maracaibo (Venezuela), 17/12/2016.- Un grupo de personas protesta en el centro y las inmediaciones del Banco Central de Venezuela hoy, sábado 17 de diciembre del 2016, en la ciudad de Maracaibo (Venezuela). Decenas de venezolanos protestaron hoy en varios estados del interior del país por fallas en el suministro de dinero en efectivo. EFE/ HUMBERTO MATHEUS
Maracaibo (Venezuela), 17/12/2016.- Un grupo de personas protesta en el centro y las inmediaciones del Banco Central de Venezuela hoy, sábado 17 de diciembre del 2016, en la ciudad de Maracaibo (Venezuela). Decenas de venezolanos protestaron hoy en…

Venezuela: se desborda el caos

Los últimos cinco días han representado el derrumbamiento total de la economía venezolana. El Presidente Nicolás Maduro pareciera haber tomado las peores decisiones a través del Decreto de Emergencia Económica y el país está sumido en el más absoluto de los caos.

El pasado 12 de Diciembre el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la anulación del billete de 100 Bolívares – el de mayor denominación y circulación en el país, de acuerdo al Banco Central de Venezuela.

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Los últimos cinco días han representado el derrumbamiento total de la economía venezolana. El Presidente Nicolás Maduro pareciera haber tomado las peores decisiones a través del Decreto de Emergencia Económica y el país está sumido en el más absoluto de los caos.

El pasado 12 de Diciembre el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la anulación del billete de 100 Bolívares – el de mayor denominación y circulación en el país, de acuerdo al Banco Central de Venezuela.

El gobierno ha argumentando un supuesto movimiento de “desestabilización” por parte de mafias colombianas apoyadas por el gobierno estadounidense, que pretendían sacar el papel moneda del país y “golpear fuertemente” la economía ya fracturada del país suramericano.

Esta estrategia, además de provenir de la más cruda ignorancia frente a la dirigencia económica de un país, fue consecuencia de una medida previa tomada por el gobierno venezolano para enfrentar una devaluación del 700% durante el año que termina (59% tan sólo en el último mes), emitiendo billetes de nueva denominación.

Billetes de 20.000, 10.000, 5.000, 2.000, 1.000 y 500 bolívares (ya no tan Fuertes), reemplazarán los billetes que se hallaban en circulación, y cuyo ejemplar de mayor denominación era el de 100 Bolívares. Se presume que el billete de 20.000 bolívares equivaldrá a unos 4 dólares.

Tras el anuncio de la retirada del billete de 100 bolívares, el Gobierno Venezolano dictaminó un plazo de 72 horas para que los ciudadanos pudieran depositar sus billetes en las taquillas de banco.

Considerando la situación económica del país, en la que la mayoría de los venezolanos debían desplazarse en su día a día con incontables paquetes de dinero para poder subsanar sus gastos diarios, el desespero por la nulidad del poco dinero que podían poseer, les llevó a apresurarse hacia las oficinas más cercanas y salvaguardar su dinero.

La realidad, por supuesto, fue otra.

Cientos de personas aglomeradas en oficinas que históricamente han sido reconocidas como las menos eficientes del país (no hay mayor castigo que tener que hacer una diligencia bancaria en Venezuela), colapsaron en menos de 48 horas el endeble sistema planteado por el gobierno.

Decenas de venezolanos protestaron hoy en varios estados del interior del país por fallas en el suministro de dinero en efectivo. EFE/ HUMBERTO MATHEUS

Frente a tal circunstancia, la única solución que ofreció el gobierno fue posponer el depósito de los billetes “desmonetizados” durante 5 días, pero tan sólo en las oficinas del Banco Central de Venezuela. El pánico y la frustración cundieron el interior del país.

El descontento no tardó en hacerse sentir y quienes decidieron manifestarse frente a las oficinas de los bancos, se encontraron con cordones policiales y arrestos. La indignación aumentó cuando los cajeros automáticos tan sólo devolvían billetes de 100 Bolívares.

Ya no sólo el poco dinero que tenían los venezolanos estaba deshaciéndose en sus manos, sino que las oficinas nacionales estaban cruzándose de brazos.

La consecuencia es adivinable: la devaluación, la escasez de productos y, ahora, la evaporación espontánea del billete de mayor denominación en el país, ha llevado al levantamiento iracundo de la gente en Estados tan geográficamente opuestos como Bolívar y Apure, donde se llevaron a cabo saqueos y destrucción de locales, simultáneamente.

La Guardia Nacional comenzó a realizar arrestos furtivos a representantes de la bancada opositora al gobierno, pero ninguna fuerza pública supo controlar los saqueos y los incendios en locales de productos y oficinas bancarias.

El punto de quiebre se alcanzó cuando agentes policiales participaron del saqueo.

Las redes sociales han estado diseminadas con fotografías “orgullosas” de los desastres llevados a cabo. Pareciera que el modelo “Socialista del Siglo XXI” han desembocado en el hambre y la miseria, físicas y espirituales.

Asimismo, la incoherencia que ha calificado al gobierno chavista desde su génesis, no tardó en hacerse escuchar: el gobierno ordenó a los sistemas de transporte capitalinos a trabajar gratuitamente hasta el próximo lunes 19 de diciembre. El gobierno pretendía subsanar la miseria con más miseria.

Frente a su incompetencia para solventar el caos desbordado, el Presidente Nicolás Maduro anunció el sábado la prolongación de la vigencia de los billetes de 100 Bolívares hasta el 2 de Enero, junto con el "cierre preventivo" de la frontera Colombo-Venezolana.

Pero esto no es un respiro, ésta no es una solución a largo plazo, este es el fin de una debacle que ha ido mutando desde el primer año del siglo XXI. Venezuela ha sido saqueada por la esfera chavista desde sus inicios, y ha llegado el momento en el que el país está en absoluta bancarrota.

Bancarrota monetaria, social, espiritual y moral. El venezolano vive la más oscura de sus etapas, como consecuencia de la mitificación de un héroe, y en espera de que venga otro a salvarles del destino que han permitido en pasividad.

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