Ya lo habían reportado antes: el Presidente Barack Obama era frecuentemente calificado como el “Deportador en Jefe” por algunos grupos de inmigración. Entre el 2009 y el 2015 su administración habría expulsado a más de 2.5 millones de personas a través de órdenes de inmigración, que no incluían un número de personas “auto-deportadas” o que fueron rechazadas y/o enviadas a sus países de origen en la frontera por el Sistema de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP por sus siglas en inglés), según reporto ABC News en una nota del 29 de Agosto del 2016.

Posteriormente en noviembre del mismo año, el diario The Guardian reportaba que si bien el entonces candidato presidencial Donald J. Trump prometía un programa severo de deportación que incluiría más de tres millones de inmigrantes una vez hubiese tomado posesión – una estrategia que parecía enfrentar la acción ejecutiva de Obama de proteger a más de 700.000 inmigrantes indocumentados que hubiesen entrado al país siendo niños – su maniobra no sería sino el eco de una herramienta desarrollada por las administraciones de Bush y Obama que organizaba deportaciones en masa.

“Durante los últimos 16 años, el gobierno federal ha utilizado la policía y cárceles locales como herramientas claves para organizar deportaciones en masa – y es eso precisamente lo que Trump planea hacer en una escala mucho más espeluznante”, reportaba el diario inglés.

El 18 de Enero, Barack Obama utilizó su última rueda de prensa para asegurar que no dudará en levantar la voz si la administración de Donald Trump cruza la línea, “existe una diferencia entre el funcionamiento normal de las políticas y ciertos asuntos o ciertos momentos en los que creo que nuestros valores fundamentales pueden estar en riesgo”, dijo el ex – presidente a los periodistas reunidos en la Casa Blanca, según reportó el día sábado AlterNet.

Pero una terrible verdad se escondía detrás de sus declaraciones, y ya había sido expuesta con anterioridad pero parecía haber pasado desapercibida frente a la monstruosidad demagógica de Trump: barridos y expulsiones forzosas de niños no constituirían una ruptura con las normas de la administración precedente, que supervisó más deportaciones que ninguna otra en la historia de los Estados Unidos.

“Durante el período Obama, la encarcelación masiva de madres e hijos se transformó en un elemento fundamental en la respuesta de los Estados Unidos ante el desplazamiento violento de personas a través de América Central”, continúa el reportaje.

A principios del 2016, el antiguo secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, presidió una creciente cantidad de redadas cuyo objetivo eran inmigrantes y refugiados provenientes especialmente de países centroamericanos, según reportó la organización Not1More en enero del 2016.

Estas maniobras se aceleraron durante la primavera pasada, cuando el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) arrestó a 331 individuos durante una operación que duró un mes, focalizado en criminales indocumentados y otros violadores del sistema de inmigración en seis estados del centro y oriente del país.

Según continúa el reportaje, estas redadas violentas datan incluso de antes. En diciembre del 2013, el Centro de Justicia Racial de New Orleans reportó un programa detallado del CIE en el que llevaba a cabo redadas indiscriminadas en comunidades racialmente específicas, conocido como la Iniciativa de Eliminación de Extranjeros Criminales (The Criminal Alien Removal Initiative), que incluía allanamientos a complejos residenciales, tiendas, lavanderías, grupos de estudio religiosos y parques, basándose tan sólo en perfiles raciales.

El equipo de Eliminación trabaja en conjunto con oficiales locales, utilizando dispositivos biométricos de alta tecnología, parecidos a los utilizados en Irak y en Afganistán. Muchas de las personas son esposadas incluso antes de tomar sus huellas digitales, y son trasladados a centros de deportación.

Tan solo meses después de su juramentación, Obama expandió el programa de “Comunidades Seguras” creado bajo George W. Bush, y que contaban con la colaboración de oficiales de seguridad locales, estatales y federales para localizar personas indocumentadas atrapados en el sistema de justicia criminal y etiquetados como “criminales”.

Bajo la administración Bush el programa tan sólo se aplicaba en 14 condados, aumentando a 88 en el 2009 y dispersado totalmente en el 2012, gracias a la resistencia presentada por las comunidades afectadas.

En el 2014 Obama anunció que eliminaría el programa, para sustituirlo con el Priority Enforcement Program, que utilizaba un sistema de identificación parecido.

La militarización de la frontera también fue reforzada durante la administración precedente a Trump. La cantidad de agentes de patrullaje en la frontera aumento de 10.717 en 2003 a 21.394 en 2012, aumentando así mismo la cantidad de casos de muertes y desapariciones en la zona fronteriza.

Las primeras dos semanas de la nueva administración parecieran haber desatado una gran cantidad de contra movimientos en pro de las minorías: inmigrantes, refugiados, negros, pobres, musulmanes y la comunidad LGBTQ, pero es importante recordar que las políticas anti-inmigrantes no son una invención de la campaña de Trump, por el contrario son un fenómeno que se ha ido desarrollando al pasar los años y que requieren una visión que vaya más allá de la retórica y las declaraciones públicas, y se enfoque realmente en un cambio social que permita la cohabitación saludable y pacífica.