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Juan Cartagena aboga por convicción

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Con más de 30 años en defensa de los derechos civiles de los más vulnerables, el presidente de LatinoJustice PRLDEF, Juan Cartagena, ha dejado a su paso un legado importante que ha contribuido a cambiar la historia para la comunidad latina en EE.UU.   

Juan Cartagena es un hombre ocupado y no es para menos. La logística que permitió una entrevista en persona tomó múltiples llamadas con su equipo, y en realidad fue buena suerte que tuviera que venir de Nueva York a Filadelfia, para una cita de negocios, y de paso darse la vuelta a las oficinas de AL DÍA.

El abogado de origen puertorriqueño llegó, como habíamos acordado, en punto de las 9:00 a.m. listo para hablar de lo que más sabe: violaciones de derechos civiles y discriminación a comunidades en desventaja.  

"Pensilvania le ha dado a mi oficina una increíble variedad de casos que también representamos a nivel nacional. En un plazo de cuatro décadas hemos tenido casos de registro de votantes y creación de formularios bilingües durante las elecciones; servicios en escuelas para estudiantes de inglés como segundo idioma (ESL); demandas contra la redistribución estatal y hasta enfrentamos a los grupos más antiinmigrantes en Hazleton (PA)", dijo Cartagena.

Precisamente el puertorriqueño comenzó su carrera profesional al inició de la década de los ochenta en la organización LatinoJustice PRLDEF, y uno de sus primeros casos fue la demanda entablada en 1981 contra el plan de redistribución de Pensilvania.

"Fue entonces que conocí al ex concejal Ángel Ortíz cuando aun era un abogado de servicios legales. La demanda se dio porque los mapas de redistribución en aquella época discriminaban a las comunidades puertorriqueñas en sus barrios. Eventualmente las líneas sí cambiaron, aunque enfrentamos un gran reto con las cortes porque teníamos que comprobar que la gente a la que demandamos era racista, y estaba en contra de  la comunidad simplemente por su origen", contó el abogado.

Pero sudar la gota gorda frente a los tribunales rindió fruto cuando gracias a ese proceso legal se creó el primer distrito senatorial latino en Pensilvania. El puertorriqueño Ralph Acosta fue electo en ese entonces para liderar el Distrito 180. Ortíz también hizo historia cuando fue elegido como el primer concejal hispano en Filadelfia.

En la actualidad irónicamente mucho y muy poco ha cambiado. Cartagena hoy en día es presidente de LatinoJustice PRLDEF y ha sumado numerosos cargos importantes a su currículo. Hoy también está representando una demanda en una corte federal de Pensilvania contra los mapas de redistribución presentados en Harrisburg argumentando que no toma en cuenta el crecimiento de la población latina en los últimos diez años.

Aun 30 años después Cartagena sigue al pie del cañón frente a los tribunales sin importar el número de casos ni el paso de los años. Desde una edad muy temprana supo qué era lo que quería hacer y sabía que el fracaso no era una opción. 

"Lo que me inspira a seguir adelante es que todavía hay muchos casos sin resolver. Aun existe mucha desigualdad, mucho racismo e injusticias, creo que hoy existe más que en mi adolescencia.  Por eso hago lo que hago y por eso me encanta, porque sé que hay mucho por hacer".

Moldeado entre grandes y entre caos 

 Cuando Cartagena era adolescente su madre le dio dos opciones de carrera, ser sacerdote o abogado. Aunque de esa sugerencia bien podría haber salido su inspiración por ejercer la abogacía, él sabía desde mucho antes cual sería su trabajo. 

En realidad la vocación la encontró en la calle y en sus propias vivencias rodeado por la comunidad latina en el barrio  'Downtown' de Jersey City.

"Crecí forjado por los eventos de la década de los sesenta con figuras como Malcom X, César Chávez y el Dr. Martin Luther King Jr. Todavía recuerdo vivamente las revueltas que se dieron a solo bloques de mi casa tras el asesinato del Dr. King, recuerdo observarlas desde una esquina para después salir huyendo corriendo", contó el abogado.  

Con estos movimientos sociales a través del país era el momento ideal para levantar la voz y unirse a un sin número de causas que finalmente tomaron fuerza y empuje. De acuerdo con Cartagena, en su experiencia los movimientos del 'Black Power' y 'Brown Power' se vivían mano a mano, con una interacción muy clara entre ambos grupos.

 "Sabía que muchos de los retos y la lucha en la comunidad afroamericana eran los mismos para los puertorriqueños y latinos. Los apoyábamos tanto como ellos a nosotros. Cuando James Brown cantaba la canción 'I am Black and I am proud',  todos los puertorriqueños también la cantábamos. Creo que lo que diferenció a los latinos fue nuestro idioma, nuestra cultura, y nuestra resistencia a mantenerlos", dijo Cartagena.

Pero el mejor icono y modelo a seguir lo tuvo en su propia casa en la figura de su madre. Ambos padres de Cartagena llegaron de Puerto Rico en la década de los cincuenta con una gran ola de inmigrantes, sin embargo su madre lo crió sola. 

"Mi madre era costurera, trabajó en varias fábricas y formó parte del Sindicato Internacional de Mujeres Costureras (ILGWU). Trabajaba tiempo completo, crió una familia sola y aparte era muy activa en la iglesia. Solo tenía educación hasta el sexto grado pero se enseñó a si misma a liderar y hasta fue miembro de la junta de la iglesia", recordó el puertorriqueño.

Años después Cartagena se graduó de Ferris High School con un muy buen nivel académico. Descrito a si mismo como un producto de la educación pública y una estrella del equipo de 'Affirmative Action', en 1974 tuvo la oportunidad de cursar sus estudios universitarios en Dartmouth College y en el 1978 fue admitido en la Escuela de Leyes de Columbia University.

"Si mi madre podía hacer mil cosas al mismo tiempo, sabía que yo podía hacerlo y por eso también veía que todo era tan fácil. Nunca vi el fracaso como una opción", dijo Cartagena. 

 En sus años como 'undergrad' buscó oportunidades de pasantía que estuvieran ligados al campo legal, particularmente en defensa criminal. Su interés era aprender de abogados que trabajaran con personas que eran demasiado pobres para pagar asistencia legal. Cartagena jugó bien sus cartas y para cuando entró a la escuela de leyes ya tenía cuatro o cinco pasantías bajo su brazo.

"Ninguno de los trabajos que tuve al inicio de mi carrera, tanto como estudiante o profesional, eran necesariamente bien pagados, básicamente eran empleos de salario mínimo. Al terminar la escuela de leyes recuerdo que mi salario era $21.000 anuales, y odiaba pensar que mi madre, con 40 años en la industria, nunca ganó más de $18.000", contó Cartagena.

El abogado admitió que aunque nunca ha ganado las grandes cantidades que un graduado de Columbia puede llegar a amasar, a través de los años ha logrado una carrera cómoda que sobretodo le ha brindado satisfacción.

¿Algún arrepentimiento dentro de su carrera? 

"Sí que los tengo, y es algo que le digo a los estudiantes todo el tiempo. Cuando yo fui a la escuela de leyes fui con un sentido muy claro, y es ahí donde tuve mi más grande arrepentimiento. Dentro de mi aula estuve sentado junto a compañeros que se convertirían en líderes, en socios que iban a producir dinero", comentó con un aire de ironía. 

Pero el claro sentido de la realidad para el Cartagena de ese entonces era que el mundo estaba quebrado y necesitaba arreglarse. Y en cambio la realidad de sus compañeros era que el mundo estaba en perfecto estado. 

"Si tu pensabas que el mundo estaba bien yo ni siquiera te dirigía la palabra y eso significaba que yo no le hablaba al 90 por ciento de mis colegas en la escuela. En aquel momento ignoré a compañeros que me podrían haber ayudado a comprender muchas cosas como la resistencia de la Norteamérica blanca, entender qué significa crear un movimiento apoyado por todo el mundo, y cómo podríamos colaborar. Hoy en mi organización tenemos que reunir fondos como locos para estar a flote y...caramba. Yo solía tener un 'rolodex'  de proporciones increíbles".

Cartagena en el centro del debate nacional desde Pensilvania

En los últimos años el estado de Pensilvania le ha dado bastante trabajo a la organización liderada por Cartagena. LatinoJustice inició hace 40 años con el propósito de asegurar mayores oportunidades políticas, económicas, sociales y de educación para los latinos.

"Me parece que hoy existe mucha falta de respeto hacia nuestras comunidades, más aun que en mi adolescencia, porque ahora tenemos que enfrentar actitudes antiinmigrantes, tenemos perfil racial y hay una desconexión entre el trabajo duro de nuestra comunidad y sus contribuciones a este país. La forma en que nos trata la 'mayoría' es indignante", agregó.

En 2009 LatinoJustice se involucró en el caso de Hazleton, la pequeña ciudad del norte de Pensilvania que en el 2006 entró en los libros de historia de Estados Unidos por aprobar la primera ordenanza antiinmigrante del país.

  "Es el modelo que se usó después en Arizona, Alabama, Carolina del Sur y Georgia. El lobby antiinmigrante y sus abogados en Hazleton estaban muy bien financiados. Tuvieron un método muy inteligente que se había visto en el movimiento de 'English Only' de los ochenta. Para ganar una batalla nacional comenzaron en un nivel local creciendo hasta llegar al nivel estatal", contó Cartagena.

Según el abogado, las leyes aprobadas en Hazleton hacían casi imposible que trabajadores indocumentados pudieran vivir en el área y el caso aun continúa en una corte. "Tenían que hacer lo que Mitt Romney llamó 'auto-deportación', provocaban un estilo de vida imposible que obligaba a la gente a irse". 

Además de estas legislaciones a las que se han llamado en el campo de la inmigración 'Juan Crow', también mencionó la tendencia que existe en Pensilvania con la dilución del voto con la aprobación de leyes como Voter 'ID' y el caso actual que aun lidera frente a una corte federal contra la Comisión de Redistribución Estatal.  

La coalición de Latino Lines entabló una demanda en julio pasado contra la Corte Federal del Distrito Este de Pensilvania para llamar a elecciones especiales en el 2013. El grupo asegura que la falta de un mapa actual en las elecciones es inconstitucional y representa una violación de la Ley de Derechos de Votación de 1965.

"Si las líneas en los distritos no reflejan el verdadero crecimiento de la población, este no cuenta con el poder que debería tener. Así que aunque la comunidad se asegure de que todo el mundo vote por algún candidato, eso no hará diferencia alguna porque los distritos serán débiles y no podrán elegir a alguien que realmente vele por ellos políticamente", dijo Cartagena.

Actualmente se espera la respuesta por parte de un juez respecto a si se llevarán a cabo o no las elecciones especiales en 2013, ya que las elecciones que se llevaron a cabo el pasado 6 de noviembre no tomaron en cuenta el crecimiento que la población hispana evidenció en el Censo 2010, sino los números del año 2000.

"En general creo que comunidades latinas como la de Filadelfia hacen un buen trabajo supliendo sus necesidades locales, pero necesitan ver cómo esas necesidades afectan la panorámica más grande fuera de la ciudad. Los beneficios que tienen aquí deberían extenderse a nivel estatal y la mejor manera es organizando una mejor presencia estatal", comentó Cartagena.

Agregó que Harrisburg aun esta controlado por poderes conservadores antiprogresistas que todavía pueden abusar de la comunidad latina. "El poder y el liderazgo debe esparcirse por el estado además de aumentar la participación política".

Por el momento aunque el poder no se expanda por todos los condados de Pensilvania, Cartagena planea continuar con su compromiso y su visión ante los tribunales, no solo de Pensilvania, sino de cualquier estado de la nación. Como él mismo admitió, siempre tendrá trabajo que hacer pero espera que en un futuro cercano sus nietos vivan en un mundo donde haya menos cosas que arreglar.

 
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