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¿Latinos vs. afroamericanos?

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Para leer la versión en inglés de este artículo visite axisphilly.org . También puede leer nuestro editorial 'The making of our cover story: Latino vs. Black?' sobre el desarrollo de esta historia.

 

La comunidad latina y afroamericana tienen mucho en común, pero más allá de esos retos compartidos y una herencia interconectada existen tensiones que hierven a fuego lento. Estos mismos conflictos son puestos en movimiento por factores económicos, de raza y de cultura que algunas veces se han derramado hasta la violencia.

En Filadelfia, por ejemplo, fuertes tensiones aumentaron cuando unos asaltantes afroamericanos mataron a un empleado dominicano, a su esposa y a su nuera durante un robo en 2011. También crecieron durante el controversial incidente entre el policía afroamericano Jonathan Josey que fue captado en video golpeando a la puertorriqueña Aida Guzman tras el desfile puertorriqueño en Filadelfia.

Sin embargo ningún incidente agitó tensiones como lo hizo la muerte del adolescente afroamericano Trayvon Martin, tras haber sido balaceado por George Zimmerman, un latino de Sanford (FL).

El caso de Martin instó preguntas de cultura y de raza que muy pocas veces se hablan entre ambas comunidades. Una encuesta publicada por Gallup evidenció que la relación entre afroamericanos y latinos era la peor entre cualquiera de los otros grupos raciales.

AL DÍA y AxisPhilly habló con distintos miembros de ambas comunidades para tratar de comprender hasta que punto se extienden estas tensiones. Las respuestas fueron mucho más complejas de lo que la encuesta da a entender.

"Como socióloga, cuando la gente me habla de este tipo de encuesta, yo siempre les pregunto ¿cuánta gente de color fue entrevistada?'", dijo la Dr. Doreen Loury, profesora asociada de sociología en Arcadia University. "Solo después puedo decir si se trata de información válida. Alguien que se encuentra fuera de estas dos comunidades podría decir que percibe un cierto conflicto entre ambos grupos. Pero sí habla con alguien de la comunidad, la respuesta sería un 'no'".

En realidad según explicó Loury, el camino de ambas comunidades está conectado desde hace mucho. Desde la herencia y cultura africana en El Caribe y Suramérica, hasta la agenda política y social que actualmente comparten en el país. 

Ambos grupos son considerados minorías en Filadelfia, y ambos grupos enfrentan los mismos problemas sociales.

Sus números también son muy parecidos. En Filadelfia el 46 por ciento de jóvenes afroamericanos y el 51 por ciento de latinos no se gradúan de high school cada año. El 34 por ciento de afroamericanos y el 42 por ciento de latinos viven en pobreza. Además a nivel nacional, uno de cada tres hombres afroamericanos y uno de cada tres hombres latinos serán encarcelados durante su vida.

De alguna manera, estos dos grupo han compartido retos que los han llevado a converger en intereses políticos similares. Nadie sabe mejor sobre esto que el antiguo concejal de Filadelfia Ángel Ortíz.

Nacido en Puerto Rico pero criado en Nueva York, Ortíz estudió sociología y ciencias políticas en la Universidad de Puerto Rico para después graduarse en derecho de la Universidad de Columbia. Llegó a Filadelfia en 1976 para comenzar a trabajar con activistas afroamericanos de la época como David P. Richardson. Filadelfia era una ciudad distinta a finales de los setenta.

"Era la Filadelfia de Frank Rizzo. La ciudad definitivamente estaba racialmente polarizada, igual que hoy en día, pero antes aun más", dijo Ortíz.

Según el puertorriqueño, la intensa ola de brutalidad policiaca forjó en gran parte los lazos entre ambas comunidades. Hacia 1980, época en la que Ortiz decidió lanzar su candidatura como concejal, el abogado se apoyó en el liderazgo afroamericano, ya que la población latina de ese entonces representaba menos del tres por ciento de la población.

"La gente pensó que estaba loco porque no contaba con suficientes votos latinos, y además, el liderazgo latino de la época no me apoyaba porque era demasiado izquierdista. Pero después vino Wilson Goode".

La elección de 1983 llegó tras el fracaso de otros candidatos afroamericanos como Hardy Williams, y sin embargo, significó una gran victoria política para ambas comunidades. Goode se convirtió en el primer alcalde afroamericano de Filadelfia y Ortiz en el primer concejal latino.

Los números han cambiado considerablemente en los últimos 30 años. Entre 1990 y 2010 la población latina creció un 110 por ciento, mientras que la afroamericana solo aumentó 3,3 por ciento. Aunque los afroamericanos representan el 44 por ciento de los residentes, los latinos ahora son casi el 13 por ciento de la población.

A pesar que la población latina ha aumentado considerablemente, sin embargo, su base política se ha estancado en un solo asiento. La puertorriqueña María Quiñones-Sánchez, quién ganó las elecciones para concejal del Distrito Siete en 2007, con el apoyo de líderes políticos afroamericanos como el congresista Chaka Fattah, es la única miembro latina en el concejo de Filadelfia.

La mayoría de los analistas políticos han llegado a la conclusión de que el voto latino local, cuyos números tienden a ser 20 por ciento menos que el promedio de la ciudad, podría obtener mayor representación mediante más participación.

Pero la comunidad parece estar paralizada, según mencionó el activista comunitario Edwin Desamour, fundador de la organización Men in Motion In The Community (MIMIC), "y eso tiene que cambiar".

"El poder nunca es compartido", agregó Ortiz. "Hay que reconocerlo y tomarlo".

Para el activista puertorriqueño Gilberto González, existe mucho trabajo que se puede hacer entre la comunidad afroamericana y latina de FIladelfia. Sobretodo en cuanto a beneficios públicos, representación política y desarrollo de oportunidades se trata.

"Todo el mundo quiere un pedazo grande del 'pie', y de donde lo van a tomar...de nosotros. Esto crea tensión", dijo Gonzáles.

El activista conoce de primera mano la tensión que puede haber entre ambos grupos. Criado en el corazón de 'El Barrio' en el área de Spring Garden, a inicios de los años ochenta asistió a Ben Franklin High School a pesar de que todos los jóvenes latinos estudiaban en William Penn. González contó que sus compañeros afroamericanos en un principio creían que era blanco. Cuando éste explicó que era puertorriqueño, lo atacaron y finalmente tuvo que abandonar la escuela..

González también ha tenido experiencias positivas y amistades duraderas con afroamericanos. Pero en general cree que a la par que la comunidad latina ha aumentado, también deberían de aumentar los recursos que reciben. 

Según González ciertamente los bajos niveles de votación afectan la representación latina, pero "aun así el gobierno local debe encontrar un balance de recursos y no sé como va a suceder esto".

Y de una cosa está seguro. "La gente no comprende a nuestra comunidad. Piensan que los puertorriqueños llegaron aquí para recibir asistencia social...pues no, venimos a trabajar. Ahora dicen que los mexicanos llegaron a quitar los trabajos y dejan a los afroamericanos sin oportunidades. Pero... los afroamericanos no quieren hacer esos trabajos".

Los problemas que afectan a ambas comunidades no comienzan cuando los afroamericanos y latinos llegan a la edad adulta, sino a una edad muy temprana. Jóvenes afroamericanos de entre 10 y 17 años representan 14 por ciento de la población en Pensilvania, pero también el 47 por ciento en las correccionales juveniles. Los jóvenes latinos son el 9 por ciento de la población en el estado, y el 14 por ciento en las correccionales de la región.

El afrolatino Edwin Desamour (segundo de izq. a der.) fundó la organización MIMIC para ofrecer mentoría a jóvenes latinos y afroamericanos. En la imagen aparece su colega Efrain Rosa (cuarto de izq. a der.) junto a los estudiantes (izq. a der.) Baraa Abdul y los hermanos Avry y Ryan Rivera. Samantha Madera/AL DÍA

"Definitivamente comparten los mismos problemas", agregó Desamour, fundador de MIMIC, una organización a través de la cual exconvictos prestan servicios de mentoría a jóvenes latinos y afroamericanos. El programa busca mantener a los jóvenes fuera del sistema judicial y encaminados en sus estudios.

"Lo que veo en la mayoría de los jóvenes con los que trabajo, tanto latinos como afroamericanos, es que realmente no saben quienes son", dijo Desamour.

De madre puertorriqueña y padre haitiano, Desamour cuenta con el mismo perfil de miles de jóvenes de estos dos grupos. Durante la década de los ochenta creció en el área de 'West Kensington' en 'North Philly', y desde muy pequeño fue atrapado por los 'sueños de las calles'.

"Así fue cómo crecí, te sientes como un marginado de la sociedad. No te encuentras a tí mismo en la escuela, no te aceptan en tu casa así que...¿adivina qué? La calle habla tu mismo idioma y ahí encuentras tu lugar, lo cual es una verdadera pena", agregó Desamour.

Por su parte Kasim Ali, de 64 años, un afroamericano que creció en 'Spanish Harlem', considera que un sentimiento de desilusión es lo que ha dado como resultado este racismo sistémico. Al igual que Desamour, Ali ha experimentado las perspectivas de ambos grupos.

A muy temprana edad, Ali desarrolló una apreciación particular por la cultura latina en su natal Nueva York.  Aprendió un poco de español de sus ídolos musicales latinos, se enamoró de una mujer puertorriqueña y tuvo un hijo con ella. Al mismo tiempo,  también fue apoyado por figuras maternas latinas cuando su vida se descarriló a causa de las drogas en los años setenta. Poco tiempo después tras su rehabilitación se mudó a Filadelfia en los ochenta.

Actualmente Ali trabaja en el Father's Day Rally Committee, organismo que busca construir un puente entre ambas comunidades. En su mayoría, esta misión ha sido exitosa aunque han habido momentos en los que también ha estado a punto de desaparecer.

"Hace algunos años hubo un altercado entre las calles 19 y Jefferson en el que murió un empleado dominicano de una bodega", recordó Ali. "El altercado surgió por algo sin importancia. No fue un atraco a mano armada ni nada por el estilo. Sucedió debido a que él [empleado] no se movió lo suficientemente rápido y no pudo comunicarse de la forma en que el joven pensó que debería, se metieron en algún altercado verbal y el hermano le disparó". 

"La comunidad del área quedo devastada, a pesar de que no estaban tan famliarizados con el empleado, pero conocían a los dueños de la bodega...cuando uno va allí te tratan civilmente. Puedes dar la mano y ellos hacen el esfuerzo de saber quién eres, no están detrás de un vidrio a prueba de balas. No necesitamos comprometer esa confianza".

Ali y el activista Bilal Qayuum, director de Father's Day Rally Committee, hablaron con la Asociación de Bodegueros Dominicanos. El diálogo ayudó a reconstruir la confianza y sanar las heridas, dijo Ali.

Father's Day Rally Committee también organiza un juego de softball anual en el que un equipo afroamericano juega con un equipo latino como parte de los esfuerzos por construir lazos. Pero existe una realidad más allá de eso lazos, dijo Qayuum, y esa realidad es impulsada por ciertos números.

"La comunidad latina es la de más rápido crecimiento en Estados Unidos", dijo Qayuum. "Cada vez que tienes una comunidad de rápido crecimiento habrá tensiones. Los afroamericanos y los latinos tienden a vivir juntos y en Filadelfia no es la excepción. La zona de Kensington y la zona baja del Noreste cuenta con una gran comunidad de ambos grupos.

"Así que creo que sí hay algún tipo de fricción allí, porque la comunidad latina también está bien organizada y está tratando de alcanzar poder. En la comunidad afroamericana nos hemos organizado y, al menos, contamos con poder político" dijo Qayuum. "Pero también creo que si vas a las comunidades en las que viven latinos y afroamericanos la tensión es menor en comparación a como es percibida por la sociedad en general".

El activista y director de Father's Day Rally Committee Bilal Qayuum en 2013 durante una manifestación en contra del cierre de la capilla La Milagrosa.

Datos geográficos resaltan el punto de Qayuum. En un estudio del 2011 sobre cambios raciales y étnicos en la ciudad, el Pew Charitable Trusts encontró que en los últimos 20 años los afroamericanos se mudaron del núcleo de la ciudad hacia las afueras de Filadelfia.

La población afroamericana en las zonas más pobres del norte y centro de Filadelfia bajó en más del 35 por ciento desde 1990. Pero en el área de Olney, que limita con el condado Montgomery, la población afroamericana incrementó en 239 por ciento. 

También ha habido aumentos en todo el noreste de Filadelfia. 

La población latina mostró un movimiento similar. Según Pew los últimos 20 años, ha habido una disminución en el corredor comercial del Bloque de Oro localizado en la calle 5, reconocido como el corazón del barrio latino en el norte de Filadelfia, y un gran aumento en lugares como las zonas bajas del noreste.

En otras palabras, los dos grupos hicieron lo que cualquier grupo demográfico hace al aumentar su poder económico y político. Salieron de las zonas más pobres en busca de mejores condiciones de vivienda, barrios más seguros y mejores escuelas.

Aún así, los números evidencian que muchos afroamericanos y latinos se han quedado atrás. Esto es especialmente cierto para los hombres jóvenes. Al preguntar sobre alguna solución, la Dr. Doreen Loury, socióloga de Arcadia University, respondió con una pregunta.

"¿Por qué no estamos colaborando más? ¿Por qué no nos vemos unos a otros —afroamericanos, latinos y blancos— y trabajamos para conseguir estas soluciones juntos? ¿por qué no estamos saltando hacia arriba y abajo diciendo que esto está mal?".

"Tiene que haber algún apoyo político, tenemos que abogar por la justicia social y cruzar las líneas de color .... No podemos igualar el campo de juego a menos que estemos dispuestos a luchar y ser colaborativos en esa lucha".

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