El pasado otoño Pensilvania llevaba a cabo su primer intento por unirse a la lista de estados en los que el uso de marihuana con fines terapéuticos es legal. Sin embargo, y pese a contar con el respaldo del senado, la propuesta de ley no consiguió la aprobación de la cámara baja. El segundo asalto se producía hace tan solo unas horas (el pasado martes 12 mayo), cuando una revisión de la propuesta volvía a llegar al senado, donde ha sido aprobada por 40 votos a 7.

La nueva ley regularía y autorizaría la prescripción de cannabis con fines médicos a pacientes diagnosticados con unas 15 enfermedades, entre las que se encuentra el cáncer, la epilepsia, el desorden de estrés post traumático, la esclerósis múltiple o el Parkinson. Un día antes de su votación en el senado, los encargados de redactar la propuesta modifican la lista de dolencias añadiendo a la lista el dolor crónico, la diabetes o la enfermedad de Crohn.

Además de la lista de enfermedades, esta propuesta de ley estipula el formato en el que la marihuana podría ser administrada por pacientes, enfermeros o los propios pacientes. Según el texto, sería legal su uso tópico o mediante vaporizadores o inhaladores (similares a los usados por los asmáticos); si embargo, seguiría siendo ilegal fumarla.

Sin embargo, el proyecto de ley todavía deberá pasar la votación de la cámara de representantes y tras ello, ser ratificada por el gobernador Tom Wolf, quien no se ha mostrado contrario al uso de la marihuana con fines terapéuticos. De producirse finalmente su transformación en ley, Pensilvania entraría a formar parte de la lista de más de una treintena de estados en los que se permite el consumo medicinal de esta sustancia. Un creciente respaldo legal que se ha traducido en la creación de una industria que, solo en Estados Unidos, tiene un precio estimado de 3.000 millones de dólares.