Chabolas, favelas, villas, caseríos, ‘slums’. En casi cualquier parte del mundo podemos encontrar esas zonas marginales sin ley y olvidadas por la gran mayoría.

El director argentino Pablo Trapero enfoca los ojos de los espectadores en ese mundo olvidado a través de la experiencias de tres personajes protagónicos en su película ‘Elefante blanco’ (2012),

“Todas sus películas muestran una realidad social de Argentina diferente”, dijo Beatriz Urraca, co-editora del libro “Directory of World Cinema: Argentina”.

“Las villas en Buenos Aires están justo a lado de los centros de poder. A menos de un kilómetro de los barrios ricos. Para ir a trabajar la gente tiene que pasar por la autopista y las ve ahí a lado. Es una realidad que mucho del cine argentino trata de ignorar”, dijo Urraca.

Profesora en la Universidad Widener en Chester (PA), Urraca co-editó el libro junto al periodista y escritor de Filadelfia Gary Kramer.

La edición forma parte de una serie publicada por Intellect Ltd dedicada al cine en distintas partes del mundo.

“La editorial iba a dedicar un solo tomo a Latinoamérica pero yo les sugerí enfocarse en la industria de cada país. Elegí trabajar en cine argentino y después Beatriz se unió al proyecto”, dijo Kramer.

El escritor agregó que el texto es un catálogo y guía a los títulos más destacados que han dejado huella en la historia del cine argentino.

El  primer volumen ya está a la venta y actualmente se encuentran trabajando en un segundo volumen.

‘Elefante blanco’ es incluida en el primer volumen como la película del año. 

La historia de filme se desarrolla con la amistad de dos curas, el veterano Julián (Ricardo Darín) y su colega belga más joven Nicolás (Jeremie Renier), que tras sobrevivir un intento de asesinato por parte del ejército durante su trabajo en Centroamérica, se asientan en una villa marginal de Buenos Aires para desarrollar  su labor social.

El ‘elefante blanco’ es una enorme estructura abandonada cuyo destino alguna vez fue convertirse en un gran hospital, y que ahora funciona como techo para indigentes y venta de drogas.

En la villa conocen a Luciana, una trabajadora social a la que se unirán en una lucha contra la corrupción y la pobreza sistemática.

“Para aquella audiencia que no este familiarizada con el cine argentino esta será una buena introducción. Aunque no estés al tanto de la situación en Argentina, te expone a la realidad que se vive”, dijo Kramer. “El escenario de la película es tan palpable que tú mismo te sientes en la película y realmente estás con los personaje”.

El filme también es un homenaje al padre Carlos Mugica. “Él fundó el movimiento de los curas villeros, que todavía existen y se mantienen activos. Fue asesinado en 1974 por la Alianza Anticomunista Argentina (AAA)”, dijo Urraca.

Además de su amor por el cine argentino, Urraca tiene varias conexiones con Argentina. En varias ocasiones ha viajado con un grupo de estudiantes para realizar labor social en las villas bonaerenses.

“Realizamos proyectos de construcción para arreglar las casas en las que vive la gente de una manera muy precaria. Hay mucha falta de servicios y necesidades”, dijo Urraca.

La profesora tuvo la oportunidad de ver la película durante su estreno en Buenos Aires. “La sala estaba al completo, y para que un público argentino llené una sala para ver una película argentina, eso no pasa muy seguido. Esta película la llegó a ver muchísima gente”, dijo Urraca.

El próximo 12 de septiembre este filme argentino será presentado por primera vez en Filadelfia durante una proyección en International House Philadelphia (I-House).